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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

En Nairobi, la urbanización rompe el equilibro del ecosistema

Mapa de las carreteras que atravesarán el NNP. Cortesía de los Amigos del Parque Nacional de Nairobi.

Antaño tierra de la comunidad Maasai, hoy centro comercial y de negocios; Nairobi - con una superficie de 696 km²- está habitada por 4.652.000 personas según un informe reciente de Demographia World Urban Areas. Con una tasa de urbanización que alcanza el 4'36% anual, la mayor parte de migración del campo a la ciudad o de otras ciudades a la capital keniana, se absorbe en los asentamientos informales. Mientras las estimaciones señalan que los slums albergan entre el 60 y el 70% de los residentes de Nairobi, por desgracia, la degradación del medio ambiente se ha convertido en una característica esencial de su desarrollo urbano.

El uso urbano de la tierra (o la edificación), ha convivido desde el nacimiento de la ciudad en 1900, con otros usos: la agricultura, los pastizales, las áreas abiertas o de tránsito, los bosques tropicales de hoja perenne... Pero el rápido crecimiento urbano y el auge de la construcción que la capital de Kenia está experimentando, está limitando muchos de estos usos, sino los pone completamente en riesgo. Según un estudio reciente realizado por Kenneth Wagia, de la Universidad de Bonn, los sectores más afectados por el monopolio del uso urbano de la tierra han sido las actividades pastorales y la agricultura periurbana para el cultivo.

Sin embargo, los ecosistemas que rodean Nairobi -que se jacta de ser la única ciudad del mundo con una reserva natural-, están sufriendo un tremendo peligro debido al crecimiento de lo que se está convirtiendo en una de las mayores capitales de África. Su desarrollo económico viene acompañado de la construcción de estructuras para la mejora de los transportes comerciales y turísticos, así como la descongestión del galáctico tráfico que tiene la ciudad. No, sin conflicto hombre-naturaleza.

La Autoridad Nacional de Carreteras de Kenia está construyendo diferentes carreteras de circunvalación que ejercen presión sobre el Parque Nacional de Nairobi. La Ronda Norte, tendrá un bocado de la sección norte del parque, cerca de una de las pistas de aterrizaje del aeropuerto Wilson; y una variante sur, atravesará el sur del parque a través de Kitengela - una ciudad dormitorio de Nairobi que está creciendo vertiginosamente entre indústrias de cemento y rascacielos-.

Pero estos no son los únicos proyectos de construcción que están amenazando el parque. Tal como Ali Tanvir, presidente de la asociación Amigos del Parque Nacional de Nairobi (FONNAP), cuenta a Seres Urbanos: "Se han instalado varias líneas de alta tensión. Las vías del ferrocarril y la construcción de dos variantes en zonas que antes eran parte de la reserva natural, ya han empezado a coartar el espacio de la reserva natural. A parte las viviendas, los slums y la construcción de fábricas, también le han ganado terreno al PNN".

Como documenta un informe del PNUMA, la migración de los ñus des del Parque Nacional de Nairobi y las llanuras de Athi-Kaputiei, se redujo en más de un 90%, pasando de más de 30.000 animales en 1978 a menos de 2.000 en 2011, como resultado de la creciente urbanización, los asentamientos o la minería. Al parecer, muchos de los nuevo proyectos que el gobierno de Kenia está llevando a cabo están impidiendo el movimiento de los animales en tiempos de migración, afectando gravemente a los ecosistemas locales.

Los corredores migratorios que unen el PNN y las llanuras de Athi-Kaputiei han sido bloqueados por vallas. "El riesgo de endogamia es una amenaza, ya que el parque se achica y cada vez está más vallado. Antiguamente los animales podían migrar hasta el ecosistema de Amboseli, a un lado, así como a Magadi o Shompole, en el otro. La disminución del tamaño de los territorios fuerza a los animales a moverse hacia dentro. Y esto tiene un efecto dominó. Aumentaran las guerras territoriales entre los animales y muchos de ellos morirán a consecuencia de luchas internas, porque no habrá espacio para todos. Los leones, los rinocerones y muchos otros animales en peligro de extinción son de carácter territorial. Si se ven obligados, asesinarán a miembros de su misma especie para sobrevivir", se lamenta Tanvir.

Varios miembros de la sociedad civil ya han mostrado su rechazo a los planes urbanísticos del gobierno que afectan al PNN. Sin embargo, las campañas de sensibilización de los ambientalistas no parecen haber movilizado a suficientes personas. "La Kenya Wildlife Service anunció que se adquiriría suelo para aumentar el área de conservación, pero desde entonces no se ha sabido nada más, y no estamos seguros de dónde será esta tierra, o de si existirá realmente", señala el presidente de la FONNAP. "Parece que estamos luchando en una batalla perdida, ya que la mayoría de la nación parece más preocupada por aliviar el tráfico que de conservar la naturaleza y la biodiversidad".

La urbanización insostenible que está experimentando Nairobi es en gran parte responsable del desequilibro ecológico actual. Las consecuencias de la planificación urbana, que incluyen carreteras y vías férreas que atravesarán la ciudad, son temas muy espinosos para los ecologistas kenianos. La pérdida de hábitat de leones, rinocerontes y otras especias en peligro de extinción están devastando el equilibro del ecosistema. "Los conflictos entre animales y hombres serán cada vez más frecuentes cuando el parque se reduzca de tamaño. Esto hará augmentar la caza furtiva, la depredación del ganado y el conflicto directo", alerta el experto.

A medida que la urbanización afecta las dinámicas de la Naturaleza, urbanistas, diseñadores de políticas urbanas y profesionales del sector inmobiliario tendrán que dar prioridad a los objetivos del equilibrio ecológico si no quieren causar daños irreversibles a uno de los parques naciones más grandes del país, así como a las dinámicas de los ecosistemas locales. "El PNN está en crisis. Si no actuamos, en breve estará al borde de la muerte. El parque fue mordido por la izquierda, la derecha y a ambos extremos. Los animales ya no tiene donde ir, y las nuevas crías están luchando ya por la tierra. La población animal está reduciéndose sustancialmente. Con el tiempo, debido a la asfixia general, el parque se convertirá en un zoológico glorificado", se lamenta el ecologista Ali Tanvir.

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Vistas del paisaje urbano de Nairobi, des del Parque Nacional de Nairobi / Creative Commons

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un verdadero desastre, un caos ecológico como otros tantos
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