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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Con lo que más te duele

Este por ha sido escrito por Violeta Assiego (@vissibles).

De Gaelx, título 'Concentración contra la violencia machista'

Menos mal que están ‘las fechas’ para detener -aunque sea por un momento- las inercias que nos impiden ver la gravedad de las cifras, el alcance del problema, el dolor de quienes lo sufren y las graves carencias de un sistema que no tiene dinero para proteger a las víctimas. Menos mal que están ‘las fechas’ para que hoy todos hablemos de lo mismo y repitamos cuál mantra el dato: 44 mujeres muertas a manos de sus parejas (o exparejas). Sin embargo, lo más seguro, es que a pesar de ‘la fecha’, el año no acabe sin que ese número, el de mujeres víctimas de la violencia de género, aumente.

Otra cifra la recuerda la organización Save The Children con motivo del Día Internacional de los Derechos del Niño: 73 es el número de huérfanos que deja la violencia de género en los dos últimos años. Hijos e hijas de mujeres asesinadas que también son víctimas de la violencia de género, más invisibles aún si cabe, y que al formar parte del sistema donde tiene lugar la violencia también la sufren en primera persona. Menores de edad que -como bien argumenta Flor de Torres (Fiscal de la violencia de género de Andalucía) cuando defiende el concepto de ‘maltrato infantil de género’- son utilizados como arma arrojadiza contra la mujer, como instrumentos de venganza y de presión. Niños y niñas que son usados como el medio más eficaz para lograr maltratar a la mujer con aquello que más le duele, aunque sean los propios hijos del maltratador. Es la propia fiscal Flor de Torres la que, en una entrada publicada por el blog de incidencia política de Save The Children, cuenta el caso desgarrador de un bebé de 9 meses que fue asesinado media hora antes que su madre, en los brazos de ésta y sin que pudiera evitarlo, dadas las agresiones previas a las que habían sido sometidos ambos.

Precisamente fue por el asesinato de otra menor a manos de su padre, ésta de siete años y durante el régimen de visitas, por el que la ONU condenó en un dictamen histórico a España por negligencia. Las órdenes de alejamiento a su madre no incluían a la niña para ‘no perjudicar la relación entre padre e hija’, a pesar de que éste había sido denunciado hasta 30 veces por maltrato. En esa sentencia, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), condenaba a indemnizar a la madre y entre otras cosas subrayaba que la voluntad política expresada en la Ley Integral contra la Violencia de Género -que ahora cumple diez años- no es suficiente, y que se “debe reforzar la aplicación del marco legal con miras a asegurar que las autoridades competentes ejerzan la debida diligencia para responder adecuadamente a situaciones de violencia doméstica”. Además añade que “el interés superior del niño y el derecho del niño a ser escuchado deberán prevalecer en todas las decisiones que se tomen en la materia”.

Sin embargo, al Gobierno parece preocuparle otras cosas, y en su ‘Proyecto de Ley del Estatuto de la Víctima’, propone que las víctimas reembolsen cualquier tipo de ayuda si se archiva o sobresee el caso. Algo que también preocupa (y no precisamente en el mismo sentido) a Amnistía Internacional, máxime si se tiene en cuenta que según datos del Consejo General del Poder Judicial, entre 2003 y 2011 el 64% de los casos se sobreseyeron porque no se investigaron adecuadamente. Es protección y reparación lo que necesitan las víctimas de la violencia de género, no más presión. Y aunque para nosotros hoy es la ‘fecha’, para ellas y sus hijos e hijas este es su día a día.

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