Sentado con los pies colgando sobre el Teide
Los clichés son malos consejeros para el turista. Las islas Canarias, por ejemplo, pasaron tanto tiempo publicitándose como destino de sol y playa que ahora les cuesta quitarse el sambenito. Y eso que quien conoce de verdad las Canarias sabe que –como en la célebre película de Disney- la belleza está en el interior. Y que se pueden hacer muchas más cosas además de tomar el sol en una playa.
Empecé a amar las Canarias cuando descubrí ese interior aún poco masificado y mucho más auténtico. Ya sea en las islas pequeñas, como El Hierro, La Palma o La Gomera, o en las más grandes, donde también hay muchas cosas que descubrir más allá de las playas con hoteles de medio pelo y chiringuitos con rótulos en inglés.
Por ejemplo, en Tenerife, donde estoy esta semana. Ayer tuve la suerte de hacer un vuelo en parapente biplaza saltando desde la pista de Izaña, en el borde del Parque Nacional del Teide. Es la pista de despegue con mayor desnivel de Europa ya que sales de 2.200 metros y aterrizas en la playa.
Si repetís la experiencia y os toca un día de sol radiante como el que por suerte me tocó a mí alucinaréis con la experiencia. ¡En mi vida he hecho un vuelo con mejor vista panorámica!
A un lado se divisaba con una nitidez pasmosa el cono perfecto del Teide, como un sombrero que coronara la isla. Abajo, los pinares que tapizan las laderas volcánicas del parque nacional. Un poco más allá, todo el valle de La Orotava, con su verde esplendor. Luego, el Puerto de la Cruz y el azul de las piscinas de Lago Martiánez, como antesala del océano. Y sobre la línea del horizonte, emergiendo abruptamente del Atlántico, la isla de La Palma.
Fue como estar sentado con los pies colgando sobre la cima del mundo. Media hora de deleite sensorial apta para todo el mundo, ya que yendo de paquete solo tienes que disfrutar y dejar que el piloto se encargue del vuelo.
¡Os lo recomiendo, aunque creáis que tenéis vértigo! (volé con la empresa Enminube.net, que ofrece vuelos en parapente en la isla de Tenerife todos los días del año).
Los Gigantes se llaman así por algo: tienen 400 metros de altura y un frente de 15 kilómetros. Cuando vas navegando con tu frágil canoa a sus pies te sientes diminuto, un alfeñique ante la majestuosidad de la pared de roca volcánica.
El mar suele estar siempre tranquilo en esta zona de la isla por lo que son excursiones muy placenteras en canoas dobles, aptas también para todo tipo de público.
Las organiza la empresa Teno Activo.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.