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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Herramientas para creer

Podemos no puede pretender que los ciudadanos acudan a las urnas solo con fe

Soledad Gallego-Díaz

El último sondeo del CIS es mucho más importante por lo que revela sobre el estado de ánimo de la sociedad española que por el reparto concreto de la intención de voto de cada uno de los partidos. Es incontestable que el PP está perdiendo muchos electores, que la izquierda crece, pero fragmentada, y que los nacionalistas siguen representando una fuerza importante en sus respectivos ámbitos territoriales. Es incontestable también que Podemos es una fuerza que está ya instalada en la vida española y que tendrá una representación política relevante. Pero lo más interesante del sondeo es que no sólo refleja el malestar de los ciudadanos, sino también su búsqueda de algo nuevo, de un nuevo agente de cambio que recomponga su destrozada visión del país.

¿Será Podemos ese agente de cambio? Precisamente porque se ha convertido en una seria opción para un número relevante de votantes resultan tan lamentables los ataques de que es objeto. Podemos merece que se le preste toda la atención, por un lado, y que se le exija, por otro, que proporcione más información sobre sus objetivos y programas. Los ciudadanos necesitan saber qué alternativas ofrece para resolver problemas que los partidos tradicionales no han sabido, o querido, tratar.

Se supone que Pablo Iglesias y sus colegas han solicitado la ayuda de expertos para traducir su mensaje político en propuestas concretas. Lo que sería deseable es que esas propuestas, formuladas no todavía como un estricto programa electoral, pero sí como algo parecido, se hagan públicas cuanto antes.

Los ciudadanos necesitan tiempo para conocerles y valorarles. Necesitan información 

Podemos es una fuerza nueva y no es posible recurrir a la experiencia para valorar sus actuaciones. Los ciudadanos necesitan tiempo para conocerles y valorarles. Necesitan información para traducir ese declarado deseo de cambio en el acto concreto de depositar una papeleta en las urnas de 2015.

Da la impresión, sin embargo, de que sus dirigentes creen que es más aconsejable retrasar esa comparecencia pública hasta casi las mismas elecciones generales. Sería una estratagema más que una estrategia, algo más propio de políticos resabiados que de las posiciones respetuosas con la ciudadanía que dicen encarnar.

Podemos es perfectamente consciente de que la campaña contra ellos se basará en el miedo, en la amenaza continua con los desastres económicos que su eventual victoria electoral provocaría. Para combatir ese peligro (generalmente muy efectivo) debería pensar no en distraer la atención, sino, todo lo contrario, en dar a los ciudadanos, y a sus posibles votantes, las herramientas adecuadas, racionales, para hacer frente a ese miedo. Se combate el temor con información, no con arrogancia ni exigiendo fe.

Si, como afirma el politólogo Ignacio Sánchez Cuenca, la crisis ha provocado, con el consentimiento de los grandes partidos tradicionales, la ruptura del pacto social que se había gestado en la Transición, Podemos no puede pretender acudir a las urnas sin ofrecer los elementos claros de un nuevo pacto. Elementos claros y, por supuesto, viables.

Esperar hasta que los votantes estén en la cola del colegio electoral para dar explicaciones significaría que Podemos ha desaprovechado su oportunidad

En varias entrevistas, Pablo Iglesias ha insistido en que el cambio que representa solo tendrá una oportunidad, 2015, por una serie de circunstancias, y que los ciudadanos no deben pensar en que primero hay que verles actuar en el Congreso y después, a la vista de su trabajo real, pensar en si merecen llegar al Gobierno. Probablemente tiene razón y esa ansia de cambio no se prolongue demasiado en el tiempo, sino que se traduzca pronto, si no obtiene resultados, en pura frustración.

Pero si es así, más responsabilidad todavía tiene Podemos en desplegar a la vista de la ciudadanía sus propuestas, sus herramientas y sus capacidades, es decir, los hombres y mujeres que se proponen para llevar adelante esa transformación. Pretender esperar hasta que los votantes estén en la cola del colegio electoral para dar esas explicaciones, o pretender que se acuda a las urnas armados solo con el despliegue de una imagen y de una formidable habilidad mediática, significaría que Podemos ha desaprovechado su mejor oportunidad. No serán los ciudadanos quienes hayan huido del cambio, sino Podemos quien haya huido de los ciudadanos.

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