Un acuerdo, no una amenaza

En su columna Alarma del 13 de octubre, la escritora Almudena Grandes pinta una imagen alarmista del Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión, calificándolo de amenaza similar al ébola e insinuando que la Comisión Europea (CE) trama un golpe de Estado para arrebatar la soberanía democrática a los Estados. Estas afirmaciones me parecen totalmente ajenas a la realidad. En primer lugar, lo que pretende el acuerdo es crear un área de libre comercio entre Estados Unidos y Europa en la que no solo desaparezcan los aranceles de aduana sino otras barreras no arancelarias que ponen trabas al comercio. El mejor acceso al mercado americano por parte de nuestras empresas creará nuevas oportunidades y aumentará el empleo y el crecimiento en Europa. No obstante, los servicios públicos como la sanidad o la educación no se verán afectados.

En segundo lugar, es cierto que la CE dirige estas negociaciones, pero con un mandato de negociación que nos ha sido dado por los Estados y el Consejo, y que es controlado por ellos y por el Parlamento Europeo, que tiene la potestad de rechazar el acuerdo al final de las negociaciones. ¿Dónde está el golpe de Estado? Podría aburrir a sus lectores con datos y referencias, pero lo esencial es poner de manifiesto la realidad, independientemente de las opiniones, legítimas y respetables, de quienes estén en contra del tratado.— Francisco Fonseca Morillo. Director de la Comisión Europea en España, Madrid.