De guerrillero a servidor público
Guerrillero tupamaro, torturado durante sus casi tres lustros encarcelado, vive en el campo y cede la mayor parte de su sueldo a causas humanitarias y de desarrollo. Es el presidente paraguayo, José Mujica.
Acoge a refugiados sirios quebrando el círculo vicioso de que sólo los países vecinos a un conflicto asumen el coste físico de los que escapan del horror. Invita a presos de Guantánamo a empezar una nueva vida en este diminuto país. Encarna la esencia del verdadero servidor público, poner a disposición de los ciudadanos su mente y trabajo para ayudar a transformar en políticas públicas exitosas las demandas sociales sin buscar interés propio o de su entorno. Es un verdadero modelo a seguir por todos los que ejercen un poder otorgado por el pueblo y para su exclusivo beneficio. Sería un excelente secretario general de la Organización de Estados Americanos ahora que su mandato presidencial termina y el cargo de primer servidor público americano queda vacante.— Luis Peraza Parga.
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