Horneros que llegan de Bolivia a la provincia argentina de Río Negro buscan adaptar su modo de trabajo ante las inspecciones de las autoridades contra el empleo informal
El segundo mayor colectivo de inmigrantes en Argentina procede de Bolivia, unos 345.000, según el censo 2010. Algunos se dedican a las huertas y los talleres textiles, mientras otros, entre tantos oficios, hacen ladrillos en Río Negro y muchas provincias más.Ricardo CeppiEl peso argentino se ha devaluado mucho en los últimos tres años en el mercado ilegal de cambios, al que recurren los inmigrantes para enviar dinero a sus familias en sus países de origen.Ricardo CeppiCada horno produce 40.000 ladrillos en uno o dos meses. Sus proveedores y clientes son argentinos. Unos les traen la materia prima, arcilla y polvillo, de canteras instaladas a 10 kilómetros.Ricardo CeppiLos bolivianos en El Arroyón van cambiado su modo de hablar o sus casas de barro por otras de ladrillo, con baño y cocina, como viven los argentinos.Ricardo CeppiEn total, unos 100 bolivianos viven en El Arroyón. Argentinos también habitan allí, pero se dedican a arreglar los camiones que transportan los ladrillos o a criar pollos y cerdos.Ricardo CeppiEn la economía sumergida de Argentina hay diversos grados de explotación de los empleados, desde los que carecen de cobertura médica o aportes para su futura pensión hasta las víctimas de la trata de personas.Ricardo CeppiEn marzo pasado, el Gobierno rionegrino reglamentó una ley para formalizar a los ladrilleros artesanales, la mayoría bolivianos. Los patrones inmigrantes prometen que regularizarán a sus empleados. En esa tarea los acompaña el equipo Pastoral de Migraciones de la vecina provincia de Neuquén.Ricardo Ceppi