Cuerpos decorados
Con la ropa de verano, que deja al descubierto más o menos generosamente brazos, piernas, espaldas, etcétera, tenemos un vasto muestrario de cuerpos decorados con tatuajes cada vez más numerosos. Horas de paciente y estoico sacrificio para que el “experto” les grabe en su piel todo tipo de símbolos y leyendas, además de un coste nada insignificante.
No es fácilmente reversible borrar “ese corazón con unas iniciales” que parecía ser símbolo de eternidad y ya no lo es. Eliminar un tatuaje supone un sacrificio mayor todavía que hacérselo.— Lourdes Camps Carmona.
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