Continuidad
El Rey actualiza la tradición balear estival de la Corona, y su padre continúa la americana
La primera reunión estival del rey Felipe VI con el presidente del Gobierno en Mallorca, un día después de la también tradicional recepción a las autoridades baleares, ha coincidido con el primer viaje de don Juan Carlos al extranjero desde su abdicación. En este caso, para asistir a la toma de posesión por un segundo mandato del presidente de Colombia, José Manuel Santos. Se trata de dos actos de fuerte significación institucional que reflejan sobre todo la continuidad de las funciones de Estado de la Corona.
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Transparencia, ejemplaridad y proximidad son los tres compromisos esenciales invocados por Felipe VI en su discurso de proclamación; son también los elementos en que debe apoyarse el intento del Rey de recuperar el prestigio que necesita la Monarquía para desempeñar las funciones que la Constitución le atribuye: arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones y asumir la más alta representación del Estado en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica.
La más importante iniciativa del Rey en estos dos meses en materia de transparencia y ejemplaridad han sido las medidas anunciadas a fines de julio por la Casa del Rey y que incluyen una auditoría externa de sus cuentas, la prohibición de todos sus miembros de trabajar para empresas o tener negocios privados, un control sobre regalos recibidos y una especie de código de conducta de las actividades privadas.
La proximidad responde a rasgos de carácter, pero la voluntad de practicarla se ha manifestado en las apariciones públicas del joven monarca y, por ejemplo, en la sustitución de la cena ofrecida a las autoridades baleares por una recepción a una amplia representación de la sociedad de las islas que incluye estudiantes destacados, empresarios y sindicalistas, deportistas y académicos, miembros de asociaciones gay o personalidades de diferentres confesiones religiosas. Hasta 300 personas estuvieron presentes en la recepción.
El rey Felipe participó, siendo príncipe, en decenas de actos de toma de posesión de mandatarios latinoamericanos en representación de don Juan Carlos. Tras la abdicación, ha sido ahora el padre quien la ha asumido en nombre del hijo por deseo del Gobierno. Es una buena idea. Pero tanto Gobierno como Corona deben de tomar nota de que no es solo continuidad lo que dará estabilidad a la institución, sino, cuando sea preciso, iniciativas propias dentro de la Constitución.
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