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Las tormentas de arena

La visibilidad es prácticamente nula por donde pasa y supone un gran peligro para la aviación y para los automovilistas que se encuentran con este fenómeno meteorológico

Mujeres iraquíes en mitad de una tormenta de arena cerca de Basora.
Mujeres iraquíes en mitad de una tormenta de arena cerca de Basora.Reuters

Imagínense un muro gigante o una pared extremadamente densa de polvo o arena de unos 1.000-1.800 metros de altitud y decenas de kilómetros de extensión avanzando a una velocidad de unos 30-50 km/h y con rachas de viento en su interior que pueden superar los 100 km/h. La visibilidad es prácticamente nula por donde pasa y supone un gran peligro para la aviación y para los automovilistas que se encuentran con este fenómeno meteorológico porque puede ocasionar accidentes mortales en carretera, derribar líneas eléctricas, arrancar árboles y producir graves problemas a personas con dificultades respiratorias. Es tan espectacular como peligroso y es exclusivo de zonas secas o desérticas (Oriente Medio, grandes llanuras de Norteamérica, desiertos, etcétera).

Hoy hablamos de los haboobs, las tormentas de arena del desierto. El término haboob viene de la palabra árabe habb, que significa viento, o hacer volar. En realidad, podríamos traducirlo como viento fuerte, ya que tiene su origen en las corrientes descendentes de aire que a veces se originan de manera súbita (en forma de reventón o downburst) cuando se produce una tormenta eléctrica en zonas áridas o semiáridas. Los fuertes vientos actúan como un rodillo que produce un efecto ola que va agitando y levantando de manera violenta la arena a medida que va avanzando a través del terreno. De esta manera, se crean estos impresionantes monstruos de arena.

Tan potentes pueden llegar a ser estas tormentas que en marzo de 2003 una de ellas frenó el avance de las tropas de EE UU y Reino Unido en la guerra contra Irak.

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