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Migrados
Coordinado por Lola Hierro

Alternativas políticas en la frontera Sur

Valla de Melilla. / Fadel Senna AFP
Valla de Melilla. / Fadel Senna AFP

AUTOR: MIKEL ARAGUAS

A menudo, y en las diferentes crisis migratorias de la última década, cuando hablamos de la Frontera Sur, bien en la vertiente terrestre de las vallas de Ceuta o Melilla, bien en la marítima del Estrecho de Gibraltar, quedan en el aire preguntas que quedan suspendidas en el ambiente sin respuesta aparente: ¿Qué hacer cuando los fotógrafos y los periodistas se van y quedan en el vacío las personas que siguen y seguirán tratando de llegar a Europa? ¿Hay alguna alternativa que no implique más vallas o más sufrimiento a las personas? ¿Es necesario que más personas mueran en nuestras puertas para demostrarnos que ahondar en las políticas de la Unión Europea de blindaje de fronteras implica más sufrimiento?

Estas preguntas nos las hemos hecho en los últimos veinte años prácticamente todas las entidades de defensa de las personas inmigrantes, y de los Derechos Humanos, que de una u otra forma trabajamos en este contexto.

En estos años, hemos asistido a numerosas crisis, a la aparición de nuevas situaciones como las “toys” (barcas de juguete con las que muchas de personas se han jugado y se juegan la vida en los últimos tiempos en el Estrecho), a embarcaciones “desaparecidas” (cruel eufemismo que invisibiliza la muerte de miles de personas) o incluso al drama de las 15 personas fallecidas el pasado 6 de Febrero en Ceuta y sobre el que a día de hoy sigue instruyéndose el sumario para aclarar lo que allí sucedió y se depuren (así lo esperamos quienes estamos personados en la causa) las responsabilidades oportunas.

En estos años, también hemos visto que al compás de estas “situaciones extraordinarias” todos los Gobiernos han ido haciendo crecer las vallas de perímetro de Ceuta y Melilla como única alternativa para “frenar” una situación que nos “desborda” por “novedosa”. Una situación que hace que el país ocupe la primera página de los informativos de todo el mundo con imágenes que recuerdan a otra época y que vuelven como un boomerang, en forma de presión política internacional, para que el Gobierno de Turno acabe con esa barbarie y reinstale los Derechos Humanos en el perímetro de la frontera Sur Europea. Curiosamente, siempre se ha hecho de la misma forma: instalando novedosas barreras, tecnológicamente avanzadas que ayudarían a que esa situación no se volviese a producir.

Lamentablemente -y a pesar del aviso de la sociedad civil de la ineficacia de medidas de este tipo-, hemos visto que estas medidas han fracasado desde el año 1995 (antes no existía separación alguna) en el que se construye por parte del Tercio de la Legión la primera valla de 2,5 metros, construida tras los “incidentes” del 11 de octubre de cara a, y en palabras del Diputado Francisco Antonio González Pérez como “medidas estructurales que acabarían con el problema de la inmigración en la ciudad”, en el año 1999 (La respuesta a más de 1000 personas malviviendo en Calamocarro –Ceuta- fue la construcción del CETI actual y la sustitución de la valla de alambre de 2,5 metros de altura por otra de acero galvanizado, 3,10 metros de altura y reforzada conalambre de espino), en el año 2005 (como respuesta a las primeras crisis mediáticas – Melilla fundamentalmente- se dobló la altura y en 2006 se cambia prácticamente en su totalidad hasta acabar con una fisionomía como la actual) y ya desde ahora alertamos que las medidas “definitivas” de 2014, muy probablemente correrán el mismo destino en el futuro, en manos del “arma más poderosa del mundo”; la desesperanza que condena a muchos millones de personas en sus países de origen.

Entonces, si esto es así ¿por qué pensamos que haciendo lo mismo tendremos diferentes resultados? ¿Es que no hay alternativa?

Desde las organizaciones miembros de Migreurop en el Estado español (Andalucía Acoge, APDH-A, CEAR, Elín y SOS Racismo) creemos que desde las organizaciones sociales podemos y debemos dar una vuelta de tuerca a nuestras actuaciones, pasando de la denuncia a la proposición política y social y esto hemos hecho en el Manifiesto –apoyado ya por más de 2000 personas y entidades sociales de todo el Estado- “Por una solución europea al drama en las fronteras de Ceuta y Melilla: 4 medidas urgentes y realizables”.

Nuestra propuesta es simple y trata simplemente de aplicar el sentido común a la política migratoria Europea a través de dos líneas de trabajo.

La primera centrada en eliminar el “ruido” de los titulares que las fronteras Europeas ofrecen todos los días durante unos meses dando solución a las personas que están en tránsito en la actualidad de forma urgente y que están padeciendo en toda su dureza estas políticas de externalización de frontera. Para ello lanzamos cuatro medidas muy sencillas y fácilmente aplicables desde un punto de vista político, y asumibles por el conjunto de la ciudadanía. Hablamos de medidas tan lógicas, como facilitar la reagrupación familiar, de la obtención real de visados en África, de la protección internacional o de aprovechar los procedimientos de regularización abiertos en Marruecos. El punto central, radica en poner el foco en las personas que, se encuentran en situación de emergencia humanitaria y garantizar el respeto de sus derechos y el acceso a una adecuada protección. Para ello nada más sencillo que la implicación del gobierno español y de la Unión Europea en el desarrollo de estas medidas. Nada que suponga una revolución.

En paralelo, nuestra propuesta es la creación de una mesa de diálogo internacional e inclusivo en la que poder discutir medidas y políticas alternativas que no se centren en los efectos de las migraciones a través de medidas de control y externalización de fronteras y si en las causas de las mismas y que puedan ser válidas para el conjunto de situaciones similares que se están viviendo en otras zonas de la frontera sur. Sería iluso pensar que en mundo absolutamente interdependiente, globalizado y con una gigante brecha socioeconómica y de gobernanza entre el norte y sur la solución pueda venir de forma unilateral.

Para hacerlo posible, queremos presentar esta iniciativa el próximo septiembre en el Parlamento Europeo, junto a europarlamentarios de varios países que apoyan esta propuesta, acompañados de los apoyos de todas aquellas personas y entidades sociales que se adhieran –os animamos a hacerlo-a la misma, como una demanda explícita de la sociedad europea para las que las Instituciones Europeas pongan en primera línea de la agenda política de este nuevo mandato la búsqueda de políticas alternativas y dialogadas a esta situación, centradas en las causas y no en los efectos de los movimientos migratorios.

Quizá de esta forma, podamos ser capaces de no tropezar por enésima vez en la misma piedra, y dentro de unos años no sorprendernos de que muy probablemente, si seguimos haciendo lo mismo en nuestras fronteras que en los últimos 20 años (con la tercera valla, el foso, o aumentando la militarización del Mediterráneo), no debamos esperar un resultado diferente al que nos encontramos a diario en Ceuta, Melilla, el Estrecho o Lampedusa.

Si quieres leer nuestro manifiesto puedes hacerlo aquí y adherirte aquí

Mikel Araguas es Secretario General de Andalucía Acoge

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