La fabricación digital: de ciudadano consumidor a ciudadano productor
Por Tomás Díez, director del FabLab Barcelona y organizador del FAB10
Antes viajaban las mercancías, hoy, gracias a la fabricación digital, es la información la que viaja. El valor ya no está en el objeto sino en el conocimiento.
Reflexionemos sobre la gran revolución que se está llevando a cabo hoy, donde el mundo digital pasa al mundo físico.
La fabricación digital ha venido para quedarse y eso significa llevar al mundo de los objetos lo que ya se ha hecho en la computación. De los bits hemos pasado a los átomos, a la materia. Estamos viviendo una nueva alfabetización tecnológica donde las profesiones del futuro estarán vinculadas al conocimiento. El acceso a la fabricación y la emprendeduría será más democrático. Si antes se necesitaba capital para generar stock, hoy en día, con la fabricación digital, puedes prototipar barato y producir sólo lo que necesitas.
Hablamos de una era en que la producción pasa del entorno industrial al personal, donde pronto cada casa tendrá su impresora 3D con la que podremos fabricar desde una taza a, incluso, una oreja. La fabricación digital implica socializar el conocimiento y empoderar a las personas.
Gracias a la fabricación digital, las ciudades se verán beneficiadas, pues tendremos edificios autosuficientes, capaces de generar energíacon azoteas verdes. Dentro de 50 años podremosconstruir edificios que se ensamblen y desensamblen. Usaremos más recursos de km 0, construiremos edificios sostenibles y promoveremos el ahorro de energía. También la movilidad se verá favorecida, pues el futuro en las ciudades es el compartir y el transporte público. Aumentará la superficie dedicada al ciudadano.
El acceso al conocimiento y la tecnología harán que las industrias vuelvan a las ciudades. Esto creará nuevos lugares de trabajo y las ciudades volverán a ser productivas.
El gran reto es la economía circular. No hay que ir a buscar materia primera a África, construir en la China y comprar desde Barcelona. Fabricaremos localmente. Los productos no morirán, la materia se transformará para fabricar nuevos usos. Hoy, sólo un 3% de las cosas que consumimos en Barcelona están fabricadas localmente. El objetivo es que gracias a la fabricación digital, la cifra pase al 50%.
Justamente, Barcelona fue una ciudad industrial importante: con Ildefons Cerdà se inventó el urbanismo. Y hoy, gracias a IaaC y FAB10, Barcelona está impulsando el debate sobre cómo serán las ciudades del futuro, también conocida como Fab City.
La información y la tecnología necesarias para llevar a cabo una revolución digital completa ya existen y están solo a un par de clics, en internet. Manuales de todo tipo, programación en código abierto, documentación científica y planos concretos de casi cualquier cosa están a nuestra disposición. Pero no se trata de copiar, sino de asimilar todo este montón de información y transformarla en conocimiento concreto y soluciones prácticas para mejorar el día a día.
Esto es lo que significa pasar del Fab Lab (el laboratorio) a la Fab City (la ciudad): que los ciudadanos consumidores –de objetos que no han decidido cómo querían que fueran-, se conviertan en ciudadanos productores de aquello que exactamente necesitan, creando así entornos más inteligentes, sostenibles y competitivos.
Para Neil Gershenfeld, director del Center for Bits and Atoms del MIT (Massachutsetts Institute of Technology), los Fab Labs son una respuesta a la crisis, ya que estimulan un replanteamiento de las bases económicas que nos han llevado hasta la situación actual.
El FAB10 (que se organizó del 2 al 8 de julio pasado) se centró en el tema From Fab Labs to Fab Cities (de los laboratorios a las ciudades) iniciando el proyecto mundial de ciudades productivas, ciudades que se han reindustrializado desde la sostenibilidad. Las actividades de este encuentro giraron entorno a tres focos principales: Comunidades Emergentes, Fabricación Digital y Ciudades Productivas. Los especialistas debatieron sobre cómo podría ser una ciudad donde haya Fab Labs en cada barrio y la gente pueda producir cualquier cosa.
Con una faceta más científica centrada en un Simposio con los expertos de fabricación digital de todo el mundo, Daily Meetings de más de 300 Fab Labs y unos Global Fab Awards, también se ha querido pasar por una faceta más social que implique a la población con un Fab Festival y el Fab Kids, para disfrutar y experimentar en primera persona la fabricación digital.
Finalmente, quiero destacar que aparte de lo que yo pueda haber comentado, todos los contenidos de este artículo se han inspirado en los conocimientos de Neil Gershenfeld, Vicente Guallard y otros pensadores de la Fabricación Digital.
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