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Él pone el Oscar y ella el traje de gala

La diseñadora Georgina Chapman y su marido, el productor Harvey Weinstein, conforman una de las parejas más poderosas de Hollywood

La diseñadora Georgina Chapman y su marido el productor Harvey Weinstein.
La diseñadora Georgina Chapman y su marido el productor Harvey Weinstein.CORDON

Todos los caminos conducen a Hollywood en la vida de Georgina Chapman (Inglaterra, 1976). Decidió estudiar diseño de vestuario para cumplir su sueño de vestir a personajes de películas y obras de teatro. Pero al salir del Chelsea College of Art and Design, optó por asociarse con Keren Craig, una compañera de clase, y formar Marchesa, una línea de vestidos de gala. Su estilo glamuroso y los altos precios de sus prendas hizo inevitable que acabaran en la alfombra roja. Desde que Renée Zellweger se pusiera una de ellas en el estreno londinense de la segunda parte de Bridget Jones en 2004, la marca se ha vuelto imprescindible en las ceremonias de los Oscar. Y Chapman también: desde hace siete años es la esposa de Harvey Weinstein, uno de los peces gordos del cine estadounidense.

Chapman no acepta preguntas personales en sus entrevistas, pide que se las envíen con antelación y a la hora de responder no suelta prenda sobre su trabajo. Eso sí, sin perder la clase ni la cortesía. La discreción ha sido la protagonista en sus siete años de matrimonio con Weinstein, de 64 años, con quien tiene un niño de un año y una pequeña de tres a los que siempre lleva consigo en sus viajes de negocios. “Les está encantando Barcelona”, asegura horas antes de inaugurar la edición veraniega de la pasarela 080 donde atiende a EL PAÍS.

Su marido es conocido como uno de los veteranos más influyentes de la industria cinematográfica. Fue de los primeros en entender la importancia de estos galardones para la recaudación en taquilla. Sus campañas de promoción para que sus películas se hagan con estas estatuillas han pasado a la historia. Llevó en 1990 a Daniel Day-Lewis al Senado a declarar a favor de la Ley de Discapacitados con el resultado de que el actor ganó su primer Oscar ese año por su interpretación de un hombre con parálisis cerebral en Mi pie izquierdo. Y cuando expertos en la Alemania nazi criticaron el rol de Kate Winslet en El lector por ser demasiado empático con el nazismo, consiguió que el Nobel de la Paz Elie Wiesel, superviviente de Auschwitz y Buchenwald, defendiera la cinta. La actriz británica se hizo con su primera estatuilla, tras cinco nominaciones fallidas.

El triunfo de Chapman en los estrenos cinematográficos ha sido atribuido en varias ocasiones a su relación con Weinstein. La diseñadora, que encarna el estilo romántico de Marchesa a la perfección, no cree que sea su papel como embajadora de la marca el que ayude a su popularidad: “Al final del día, la gente compra tus prendas porque le gusta lo que ve. La ropa es lo que habla”.

“No sé si Hollywood es el sendero más duro… fue el único que tomamos. Nos era natural: somos una marca de vestidos de noche”, explica Chapman con elegancia momentos antes de apadrinar a los nueve ganadores del Barcelona Designers Collective de La Roca Village, en la provincia de Barcelona. Para ella es común estar rodeada de nuevos talentos: desde hace dos años es parte del jurado de Pasarela a la fama, un programa estadounidense en el que los concursantes compiten creando vestuarios.

Su firma cumple una década de vida este año y lo va a celebrar con su primer desfile en Londres. “Volvemos a casa”, cuenta con emoción. “Vamos a estar en septiembre en la London Fashion Week para que amigos y familiares puedan venir a vernos porque siempre desfilábamos en Nueva York”. Oírla decir que ella y Craig se inspiraron en la marquesa Luisa Casati para el nombre de su empresa despista. La marchesa es recordada como una de las mujeres más extravagantes de la Europa de inicios del siglo XX. Pero en vez de excentricidades y atrevimientos, lo que encuentran sus clientas es un estilo dulce y romántico, con líneas delicadas y arreglos vaporosos ideales para deslizarse con gracia entre los flashes de decenas de fotógrafos. “Era una mujer intrépida con la moda que se veía a sí misma como una obra de arte viva. Y el título de marquesa denota importancia. Así es como quiero que se sientan las mujeres cuando se pongan un vestido mío: hermosas”.

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