Broadway en el colegio Larra
En el colegio de David y Natalia, el Mariano José de Larra, hay una tradición curiosa. Todos los años, cerca de final de curso, mientras en otros centros los niños preparan una función o una exhibición para los padres, en el nuestro, somos los padres de los cursos de Infantil los que representamos una obra de teatro para los pequeños. Así que, después de más de dos meses de ensayos, el pasado 28 de mayo estrenamos El libro de la selva, versión musical.
Es el tercer año en que participo, pero a diferencia de los anteriores, en los que por cuestiones laborales apenas podía ensayar e hice de figurante, esta vez me he podido implicar más, y me lo he pasado francamente bien. Aunque con la lengua fuera y la comida en la garganta para llegar a tiempo, ha sido una oportunidad de hacer algo distinto, de desconectar de la rutina diaria, de conocer mejor a otras madres y padres a los que normalmente solo veía a la salida del colegio. Y como Coronel Hati que era, me he podido desgañitar dando órdenes a mi tropa de elefantes. Algo de tensión se me quitaba para no hacerlo después en casa...
Es una tradición que existe desde hace más de 12 años, que es el tiempo que lleva Charo, la jefa de estudios, en el colegio, pues ya se hacía cuando ella llegó. "La idea, supongo, hacer un homenaje a los niños después de todo el curso y dejar que los padres se implicaran en algo distinto", dice. En los dos últimos cursos se ha profesionalizado hasta el punto de que asiste todo el colegio, es decir, hasta 6º de Primaria, en cuatro pases. Cada función es distinta, aparte de por los imprevistos del directo, por las reacciones del público. Los pequeñines de 3 y 4 años son totalmente inocentes, miran con sorpresa, admiración e incluso miedo los disfraces, el maquillaje, el desarrollo de la trama; mientras que, según va subiendo la edad, notas que los chavales están mucho más resabiados.
Es una obra amateur, hecha por madres y padres de un colegio público de barrio, pero los que hemos participado nos sentimos muy orgullosos de cómo ha quedado. Podéis verla en este enlace. La adaptación, los decorados, pintados a mano por Miguel y sus ayudantas, los fantásticos maquillajes de Mercedes, Diana y Anna, los disfraces y máscaras caseros en los que tanto nos ayudó Teresa, la música en directo tocada por nuestro pianista, José, y las canciones, que hemos perpetrado con mayor o menor fortuna, son el fruto de unas cuantas horas de trabajo y mucha ilusión. Y por supuesto, las actuaciones de una veintena de madres y un padre (la participación femenina sigue siendo abrumadoramente mayoritaria, a ver si toman nota los papis). No era Broadway, pero nos sentíamos como si lo fuera... Algunas, como Vanesa-Baloo y María-lobo, han ensayado incluso con bebés a cuestas, como podéis ver en este vídeo:
Me gustaría dar las gracias a la dirección del colegio, que permite que los padres nos impliquemos en algo más que deberes, reuniones y tutorías, ojalá hubiera más actividades así. Espero ya la obra del año que viene. A los que tengáis la oportunidad de participar en algo así en vuestras escuelas, no lo dudéis. Aunque cuesta sacar tiempo, vale la pena.
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