La FIFA juega sucio en Brasil
Esta entrada ha sido escrita por Marta González, de InspirAction.
El Mundial de fútbol de Brasil, que da comienzo hoy, reúne a cientos de jugadores y a miles de voluntarios y aficionados en torno a una misma pasión. 64 años después, el país más grande del hemisferio sur vuelve a ser el anfitrión de un Mundial. En pocos lugares aman y disfrutan el fútbol como en Brasil pero la euforia y la ilusión se contraponen con el sentimiento de indignación que recorre las calles desde hace meses. Ya en las protestas de 2013 pudieron escucharse consignas como “no quiero copa, quiero salud y educación” o “FIFA go home”. La población se queja del elevado coste del Mundial y pide más inversión en servicios públicos para todos. Y ésa es la base de nuestra campaña "Las Jugadas de la FIFA".
El gobierno tiene que hacer frente a una parte importante del gasto total del Mundial, que suma unos 10.000 millones de euros. De acuerdo con algunos periódicos brasieños, el erario público costea en torno al 51% de esa cantidad, entre Gobierno Federal, Estados y Municipios. Mientras, un 18,6% de la población en Brasil vive en la pobreza y el país sufre una profunda desigualdad. Pero además de lo que se está gastando en inversión pública también está lo que se está dejando de ingresar. Y es que la FIFA y sus empresas asociadas y subsidiarias se benefician de importantes exenciones fiscales. De esta forma, según el Tribunal de Cuentas de la Unión se ahorrarán en impuestos 322 millones de euros. Una enorme cantidad de dinero que podría utilizarse para financiar servicios como sanidad, educación o transporte.
Las empresas están exentas en el pago de casi todos los impuestos que las compañías deben afrontar normalmente. Pueden importar, sin hacer frente a la obligación tributaria correspondiente, todo tipo de productos, desde alimentos y combustibles a trofeos, medallas y materiales de construcción. Tampoco pagarán impuestos por la celebración de seminarios, banquetes, ceremonias de inauguración y clausura, además de por “otras actividades que se consideren relevantes para la realización, organización, preparación, comercialización, distribución, promoción y clausura de las competiciones”
Esto es lo quepretende denunciar la nueva campaña "Las Jugadas de la FIFA". En ella recogen firmas para pedir a Joseph Blatter, presidente de la FIFA, que se comprometa a no volver a imponer este tipo de condiciones abusivas a los países que acojan el Mundial en el futuro. Porque en esta ocasión, a Brasil le han robado la Copa del Mundo y ni los mejores goles o jugadas servirán para que los brasileños recuperen el dinero que se podría haber destinado a mejorar su calidad de vida.
Hemos lanzado un video con el objetivo de sensibilizar sobre el tema. En él, algunos jugadores de fútbol, atacan mediante faltas, zancadillas y otras jugadas a varios profesionales que están ejerciendo su trabajo en servicios públicos: en el colegio, el hospital, apagando un fuego… Con ello pretenden resaltar que las exenciones fiscales perjudican de manera muy real a la población brasileña porque los millones de euros que las empresas dejan de pagar podrían utilizarse para financiar servicios públicos.
Numerosas investigaciones han demostrado que usar las exenciones fiscales como forma de atraer inversión extranjera no es una buena idea, porque genera una competición entre estados a la que es difícil poner fin. Las compañías que reciben estos incentivos socavan la recaudación de impuestos y ponen en peligro la ya de por si débil fiscalidad de muchos países. En el caso de concederse exenciones, deberían analizarse previamente y de manera independiente los posibles costes medioambientales, sociales y económicos que la actuación de las empresas podría conllevar. Los criterios para conceder exenciones deberían ser transparentes, dejando atrás la opacidad y las negociaciones de espaldas a la ciudadanía.
Con la campaña “Las jugadas de la FIFA”, hemos recogido ya ha recogido cientos de firmas y continuamos moviendo nuestro mensaje por redes sociales y foros de encuentro. Por su parte, los brasileños indignados con el Mundial, probablemente continuarán protestando en la calle durante el próximo mes. Porque la población brasileña es amante del fútbol, pero también lo es de la calidad de vida, la universalidad y calidad de los servicios públicos y de la lucha contra la desigualdad.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.