La debilidad de la justicia
Leo con estupor que el juez Enrique López ha sido pillado saltándose un semáforo con su moto, sin casco y con un índice de alcoholemia cuatro veces superior al permitido (casi igual que el que llevaba el que mató a mi hija). Pero por si esto no era suficiente para pensar que las víctimas no podemos confiar ni siquiera en aquellos que tienen que impartir justicia, leo también que el Tribunal Constitucional, al que pertenecía dicho juez, cuando se le pregunta sobre el hecho protagonizado por el compañero magistrado, contesta que es un “asunto privado”. ¿Qué habría pasado si el juez López no hubiera dimitido? ¿El propio Tribunal Constitucional no se habría pronunciado? ¿Habría seguido pensando que era un asunto privado?— Flor Zapata Ruiz. Miembro de la asociación de víctimas Vida en la Carretera.
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