De repente, un extraño: Podemos
Las biografías de sus candidatos muestran que no son ‘frikis’: aspiran a empleos estables, más bien en el sector público; son jóvenes —con incrustaciones de mayores— que quieren integrarse y cambiar el sistema
¿Qué es Podemos? El resultado de la crisis y, también, de la incapacidad de las élites de la Transición para crear una economía innovadora y competitiva que genere crecimiento y empleo de calidad. Lo que significa que ensambla sectores que han perdido con la crisis y jóvenes cuya experiencia es que sólo pueden acceder a empleos precarios. Les une, además, la repugnancia por el nivel ético de la política. Ha surgido por la izquierda porque ha habido políticos que han captado este clima. Pudo ser Ada Colau y su PAH, pero ha sido un grupo de profesores de Políticas de Madrid. Había espacio para algo parecido por la derecha, pero Vidal Quadras, Nart y UPyD son establishment.
Ha articulado un discurso de defensa de las personas frente a un sistema económico que ha extendido la incertidumbre a amplias capas sociales, sobre todo después de la reforma laboral. La sociedad española se ha escindido en dos partes con expectativas divergentes: en mayo, el 25% de los ocupados de estatus social medio-bajo y el 17,6% de los de estatus medio creen que tienen muchas o bastantes posibilidades de perder su empleo en los próximos meses, más de la mitad de los hogares de estatus medios y bajos creen que sus ingresos pueden bajar o no saben cómo evolucionarán, los ocupados de estatus medio-alto y alto, los supervivientes de la crisis, ven despejado el futuro. Podemos captó los temores de la parte más débil, su discurso, lo que los electores perciben, contra “la violencia institucional” (desahucios, trabajo precario, banqueros corruptos que andan por la calle, la casta) responde virulentamente a las demandas de protección frente al mercado de quienes se sienten desamparados por las instituciones, partidos y sindicatos.
Se moteja a Podemos de antisistema, y a sus dirigentes y votantes como frikis, no lo son. Las biografías de sus candidatos a eurodiputados muestran que aspiran a empleos estables, normalmente en el sector público, pocos en el privado. Varios, con treinta y pocos años son profesores universitarios con contratos temporales y remuneraciones mileuristas a los que la universidad ofrece un lento y absurdo sistema que les llevará a ser profesores estables a los cuarenta y tantos. Muchos de sus compañeros de generación, algunos colaboradores de estas páginas, han emigrado a universidades británicas, suecas, norteamericanas o australianas. Son fragmentos de generaciones jóvenes que quieren integrarse y cambiar el sistema, con incrustaciones de mayores de 50 años atemorizados por ser expulsados del trabajo, ver reducidas sus retribuciones o devaluadas sus pensiones tras cotizar años y años. La enorme bolsa de paro juvenil y de trabajos por debajo de sus cualificaciones extiende la frustración porque los jóvenes no encuentran vías para entrar ni empleos acordes con su formación para construir sus vidas. Los desahucios y el deterioro del trabajo atemorizan a las familias de los desempleados y subempleados mayores de 50. Un dato: ha obtenido el 3,6% del censo electoral, pero el 7,5% entre los empleados a tiempo parcial.
Ha recogido voto joven (el 5,5% entre los de 18 a 24 años, el 4,3% de los de 25 a 44) y de toda la izquierda: ha sangrado a IU, 370.000 de sus votantes de 2011; 250.000 del PSOE, más 325.000 de la gran bolsa de abstención socialista en 2011, y 150.000 de la izquierda residual. No hay entre ellos alienados para la política, todos se identifican con la izquierda.
Obtuvo el 3,6% del censo electoral, pero el 7,5% entre los empleados a tiempo parcial
Podemos está en ebullición, cristalizará según sus decisiones y las de otros actores. El PP ha definido una política basada en una agresiva reforma del mercado de trabajo privado, el rescate bancario, recortes en prestaciones y retoques para sostener todo lo demás sin renovar, insensible hacia las personas en las medidas y en el discurso. Se piensa socialmente que ha rescatado a los banqueros y abandonado a los ciudadanos. Desde esta perspectiva, su resultado es coherente: en noviembre de 2011 tuvo 10,8 millones de votos; en las europeas, 4,1. Ha destrozado su base electoral por las clases medias-bajas de centro-derecha de edades intermedias (ocupados atemorizados por la reforma laboral y sus familias) y los autónomos, uno de sus núcleos duros. Por instinto de supervivencia debería reflexionar sobre para qué gobierna.
IU será desestabilizada por la aparición de Podemos, habrá tensiones para buscar alianzas y los posibles perdedores internos se resistirán. Dependerá de cómo se gestione.
Rubalcaba convocó un congreso extraordinario del PSOE para julio. En ese plazo, con las elecciones internas para delegados en junio, sólo se activarán sus aparatos clientelares. El más potente, Andalucía, controlará el partido pese a sus ERE, sus fraudulentos cursos de formación... ¿Comprende el PSOE que será inadmisible para la opinión pública? Imposible que en dos meses haga la reflexión que necesita para afrontar el reto que significan las tensiones de fondo de la sociedad española, sus dirigentes hablan de sus estatutos y de reforma constitucional. El PSOE gestionó la primera fase de la crisis y también diseñó la estructura económica que se cuartea, ha gobernado España 21 de los últimos 32 años. Son suyas muchas decisiones que estructuran el país (la organización de las autonomías, la de Justicia, la Universidad, la antigua ley de cajas de ahorro, la carrera de los funcionarios, la configuración de un capitalismo dependiente de decisiones administrativas, etcétera), que han infiltrado la política, la ineficacia y la corrupción en muchos rincones de las Administraciones y de la sociedad, que son cuellos de botella que impiden el ascenso de nuevas generaciones y bloquean la innovación económica y la creación de empresas. ¿No reflexionará sobre eso? Podemos es la respuesta de las nuevas generaciones de izquierda a la ineficacia de este sistema. En Francia, la UMP ha convocado congreso para noviembre, seis meses para que el partido analice, produzca nuevas ideas, replantee su organización y surjan nuevos líderes en debate con los sectores sociales que pretende representar. Aquí, los dirigentes socialistas miniaturizan la política al acuerdo de sus patrones sobre quién mandará barnizado con un engendro de primarias. Así, sólo cambiarán algunos nombres.
Si los grandes partidos
Si los grandes partidos no reconducen sus políticas y malbaratan esta oportunidad para reflexionar y plantear medidas para renovar el país y a ellos mismos, el bipartidismo saltará en pedazos. Recomponer un sistema político consumirá durante años las energías que la política necesita para renovar la economía, la política (la perentoria ley de partidos) y las Administraciones. El PP puede confiar en retener el apoyo de la mayoría de centro-derecha, pero será insuficiente para gobernar. Con los dirigentes socialistas enroscados en su partido, ajenos al reto generacional y social que ha alterado la izquierda, la izquierda se dividirá y el PSOE languidecerá. Podemos ha dado consistencia a una generación y a sectores sociales que se habían quedado sin representación política y ha puesto sobre la mesa “su problema”, que es el de la sociedad española, una economía ineficaz, en transición hacia un modelo social en el que se agrandan las desigualdades mientras el país se desliza hacia la periferia del mundo desarrollado. No tiene las soluciones y salidas que se necesitan, sólo un desván de ideas recicladas lanzadas como puñales contra el sistema, pero ahora su función es expresiva, no programática. No es un alien, capta corrientes que el sistema alimenta diariamente: cuatro directivos de Caja Penedés, rescatada con dinero de todos, son condenados por trincar 28,5 millones de euros, devuelven el dinero y se van a su casa, igual que Sepúlveda, con 600.000 euros de Gürtel. Hoy, Podemos tiene más votos gracias a los tribunales que lo decidieron. Quienes se comportan como si España fuera una monarquía bolivariana son las élites, su falta de autoexigencia ética y profesional es deplorable y destructiva.
Lo que no debería ocurrir es que en año y medio nos encontremos con un Gobierno de coalición con dos partidos noqueados y un Congreso inmanejable.
José Antonio Gómez Yáñez es profesor de Sociología en la Universidad Carlos III y socio de Estudio de Sociología Consultores.
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