Macho Alfalfa
Lejos de mí la tentación de exhibir mi superioridad intelectual, pero llevo una temporada dando primicias como panes y nadie me echa cuenta
No me quito la negra de encima. A mi suerte, me refiero, quietos parados los delicados de espíritu. A ver si ahora que estoy con la guardia bajo mínimos, va a venir algún purista a tacharme de xenófoba, de racista o, lo que sería mucho peor para mi reposicionamiento en el mercado de seminuevas, de lesbiana tiquismiquis. Porque aquí, en según en qué círculos, lo de cogérsela con papel de fumar se ha quedado más obsoleto que los SMS. Hoy día, en lo tocante a la opinión publicada —la pública se la transpira a litros excepto el día de las elecciones—, los vigilantes de la decencia se la cogen con el brazo incorrupto de Santa Teresa. Y no miro a nadie, Fernández Díaz.
San Jorge y Cierra España está que se desvive por el prójimo. Después de protegernos con cuchillas del asalto de los subsaharianos, el ministro más pío del Ejecutivo quiere librarnos del mal gusto y limpiar Twitter de los cafres que insultan de tú a tú a los poderosos, habrase visto. Así, de oficio, sin denuncia previa ni encomendarse más que a sus santos testículos. Por eso te digo que a mí me ha debido de echar mal de ojo alguno al que no le gustan las negritas. Las tipográficas, matizo, porque las subsaharianas que sobreviven a las concertinas tienen su público. Ya me dirás tú si no, a cuenta de qué, justo ahora que he pillado una uveítis —inflamación de la úvea de los ojos, nada venéreo, malpensados— que ríete tú de los Simpson, y me han vetado las pantallas, van las redes sociales y se ponen al rojo vivo. Así que así ando, rajando de oído. Dando palos de ciega a tientas y a locas como una tertuliana del debate de Supervivientes. Para lo que ha quedado una.
O mucho me equivoco, o eso va a ser mobbing de ese. Y eso sí que no lo consiento, porque una tiene un orgullo, y un amor propio y un prurito profesional y del otro que no se calma ni con Dermovagisil en vena. Lejos de mí la tentación de exhibir mi superioridad intelectual para no parecer una feminista de las de dildo entre las piernas aprovechándose del nuevo sexo débil, pero llevo una temporada dando primicias como panes y nadie me echa cuenta. Que Cañete es un Macho Alfalfa Ibérico de Bellota ya lo puse yo negro sobre blanco antes de que el candidato profiriera el Rebuzno propiamente dicho. Que Sus Majestades Juan Carlos y Sofía están más compenetrados que nunca por la cuenta que les tiene ya lo certificó servidora antes de que sorprendieran con que esta noche van juntos a no sé qué partido en Lisboa. Y lo de que Letizia tuitea ya se lo barruntaba esta menda antes de que Zarzuela lanzara @casareal a bombo y platillo.
Por cierto, qué aburrimiento de cuenta, Alteza. De acuerdo que es una plataforma institucional, que usted ni pincha ni corta, y que no van a estar todo el día subiendo selfies, pero de ahí a los soporíferos retratos con que han compartido con los mortales su décimo aniversario hay un término medio. Ahora, yo que ustedes, mantenía las claves fuera del alcance de las niñas, o cualquier día les tuitean un “caca, culo, pedo, pis”, o lo que se diga ahora en los coles, y las empapela Fernández Díaz por injurias.
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