Abuso de poder
En muchos pueblos y ciudades, las cámaras de tráfico en los semáforos se han multiplicado como las setas en el mes de octubre. Supuestamente deben servir como elemento disuasorio para todo aquél que pretenda saltarse un semáforo en rojo. La realidad, sin embargo, es bien distinta. Muchas cámaras disparan justo cuando salta al color ámbar pero en estos casos frenar de golpe crearía un accidente. Eso sí, la foto ya está hecha y la multa no te la quita nadie, pues no puedes recurrirla porque los costes de hacerlo son muy superiores al valor de la multa.
También se da el caso de las cámaras que ubicadas en cruces múltiples que se convierten en una auténtica emboscada para los pobres conductores, que pasan el semáforo pero, debido al colapso, cuando giran ya es demasiado tarde. Al final, tu ciudad acaba siendo un campo de minas donde no caer en la trampa es toda una hazaña.
Queda, pues, bien claro que la finalidad de tantas cámaras es meramente recaudatoria. A través de esta carta me gustaría denunciar el abuso de poder de algunos ayuntamientos sedientos de ingresos que no llegan por las vías convencionales.— Laura Parrí Royo.
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