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La fuerza de la mujer que hace reír a Alemania

Si hubiera una alemana con más poder que Angela Merkel podría ser Cindy aus Marzahn Armada con sus 100 kilos de peso, un chándal rosa y una peluca ha recorrido los teatros de su país despertando las carcajadas de millones de compatriotas, metiéndose a la de clase media en el bolsillo y mostrando su capacidad de influencia

La cómica alemana Cindy aus Marzahn, vestida con su reconocible chándal de terciopelo rosa, en 2011.
La cómica alemana Cindy aus Marzahn, vestida con su reconocible chándal de terciopelo rosa, en 2011.andreas rentz (getty)

La leyenda que rodea la vida de Cindy aus Marzahn, la única mujer que hace reír a casi toda Alemania, señala que poco antes de la caída del muro de Berlín, la joven soñaba con ser payaso, pero las duras reglas del socialismo que imperaba entonces en Luckenwalde la llevaron a trabajar de ayudante de cocina en una empresa de propiedad estatal donde debía preparar la comida para unos mil trabajadores. Entonces, Ilka Bessin, que es el nombre real de Cindy, nunca podría haber imaginado que solo dos décadas después se convertiría en la superestrella de la comedia en la Alemania unificada, una mujer capaz de hacer reír a millones de alemanes que llenan clubes y teatros en todo el país y que ahora se apresta a conquistar el severo público de Broadway con su espectáculo.

Aunque todo el país ríe con los chistes de Cindy aus Marzahn desde hace años, la prensa germana aún se pregunta con pasión cuál es el secreto de su éxito. ¿Cómo puede una mujer de 1,90 de estatura, que pesa más de cien kilos y que utiliza una peluca extravagante, coronada con una diadema de plástico, un maquillaje de colores trepidantes y su cursi chándal de terciopelo rosa, tener tanto éxito?

La respuesta quizá se puede encontrar en la vida de Cindy. Después de perder su empleo como ayudante de cocina, Ilka Bessin trabajó en lo que pudo y cuando se instaló en Berlín, a comienzos del nuevo siglo, vivió casi cuatro años de la ayuda social, el famoso Hartz IV, una realidad que le ayudó a descubrir la otra cara de la Alemania próspera y poderosa y que le sirvió de inspiración para crear su personaje y sus guiones.

En 2005 Ilke se atrevió a presentarse a un concurso de nuevos talentos en el Quatsch Comedy Club de Berlín, un famoso local donde impera la comedia y la improvisación. Obtuvo el primer premio, y desde entonces, convertida ya en Cindy aus Marzahn, ha recibido todos los honores que ofrece el mundo del espectáculo a sus mejores comediantes.

El secreto de su éxito reside en una rara cualidad para reírse de sí misma, pero también en su extraordinaria habilidad para recrear las penas, alegrías y miserias de su propio público, un gigantesco ejército anónimo de personas que dan vida a las llamadas capas medias y bajas de una sociedad. Sentada en un trono rosa instalado en un escenario también rosa, se convierte durante dos horas en la reina de los desposeídos de la nación más rica de Europa.

Millones de personas de bajos ingresos, clasificadas en lo que un sociólogo podría llamar la clase media empobrecida, convirtieron a la moderna walkiria del humor en una estrella sin fronteras que ya tiene más de 1,2 millones de seguidores en Facebook, más del doble de los que tiene la mujer más poderosa del planeta, su compatriota Angela Merkel.

Hay quien sugiere que la estrella podría tener una buena carrera política si decide cambiar de escenario

“La única representante de esta masa anónima y silenciosa es Cindy aus Marzahn y no Angela Merkel”, señaló el periódico Die Welt al destacar la enorme popularidad e influencia que tiene la ex ayudante de cocina que se convirtió en estrella del mundo del espectáculo germano. “Es una princesa vestida con un chándal rosa”, añadió al sugerir que la corpulenta estrella podría tener una exitosa carrera política si algún día decide cambiar de escenario.

Por el momento, Cindy prefiere hacer reír a sus compatriotas con chistes sacados del vocabulario de la calle. “Mi mejor amiga, Pritney, quería casarse en nuestro bar preferido, pero no pudo porque tenía prohibida la entrada”, le cuenta Cindy a su público. “Una noche se desnudó sobre la barra, se embadurnó el cuerpo con grasa y comenzó a gritar: ‘¡Cojan este pedazo de carne!’. Desde entonces le llaman la albóndiga para coger”. Risas y aplausos. “El otro día fui a un solario con mi amiga Britta y me quedé dormida. En mi sueño me vi desnuda bajo la ducha, cuando, de pronto, entra George Clooney y me pregunta: ‘¿Nespresso?’. ‘No, gracias, prefiero café con leche’, le dije”. Más risas y aplausos. “Me encanta ir al médico, pero el único al que no me gusta ver es el ginecólogo”, cuenta Cindy a su público. “En la consulta le digo a la asistente en voz baja: ‘Tengo una cita’. ‘¿Cómo dice?’, me responde. Y yo le digo con voz más baja: ‘Mi coño tiene que ir a la ITV”.

Cindy aus Marzahn, desde hace meses, recorre el país presentando su más reciente show, Pink is bjutiful, y en todas las ciudades las entradas se agotan con semanas de antelación. Su espectáculo combina la ironía, el humor con canciones populares, pero evitó incluir un programa político que anunció hace un año y que hizo reír a casi toda la nación.

“Señora Cindy, usted es mi caso más difícil’, me dijo la asesora que me ayuda a encontrar trabajo. ‘Ya lo sé, por eso decidí hacer algo nuevo y quiero convertirme en política. Incluso ya tengo un programa: jubilación a los 16 años, rebajar a la mitad el precio de la gasolina porque beber se ha vuelto muy caro y reducir un 50% el sueldo de los políticos”. Risas y muchos aplausos.

Pero en medio de las carcajadas y la ironía, Cindy hace una pausa y dice algo que le preocupa. “Hay que prohibir todos los documentales que muestran a la gente que recibe ayuda social como a inútiles”.

Por eso, el influyente periódico Die Welt, en un reportaje que tituló ‘La leyenda de Cindy aus Marzahn’, llegó a una conclusión que podría concretarse en un futuro no lejano. “El día en que Cindy aus Marzahn conciba un programa real podría hacer política”, señaló el rotativo.

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