Trabajar sin responsabilidad
Tiene que ser relajante saber que en el desempeño de tu trabajo no habrá consecuencias, lo hagas bien o lo hagas mal. No me refiero a la gente normal, que puede ser despedida, sancionada, denunciada y, con un poco de mala suerte, llegar a perder todo su proyecto de vida.
Sin embargo, existe un grupo de personas que gozan del privilegio de saber que, aunque se equivoquen en su trabajo, están blindados. Pertenecen al grupo de los diez mil. Son los aforados. Construyen aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches y lo hacen malgastando el dinero de todos. Son políticos a los que, como mucho, se les deja de votar en las próximas elecciones. Y se van con una pensión vitalicia, por lo bien que lo han hecho. Luego decís que digo.— Ignacio Caballero Botica.
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