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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Estrategia equivocada

La coalición de Berlín hace mal en unirse a los países contrarios a la libre movilidad de europeos

El Gobierno alemán prepara la inclusión en su arsenal político de las peligrosas armas del populismo para disuadir a los europeos de viajar a su país en busca de empleo y prestaciones sociales. Un informe del Gobierno de Berlín preconiza la expulsión de los ciudadanos europeos que no encuentren trabajo en un plazo de tres a seis meses. Si este planteamiento se lleva a término, habría que preguntarse por la voluntad alemana de blindar sus fronteras, indiferente a los problemas económicos de sus vecinos, o si quiere forzar también una marcha atrás en la política europea.

Es cierto que la legalidad comunitaria permite la expulsión de extranjeros cuando representan una carga para el sistema social de un país, aunque la jurisprudencia europea reconoce el derecho de volver a intentarlo. Es evidente que el fraude debe perseguirse, ya sea cometido por nacionales o por extranjeros. Pero esto no puede servir de pretexto para las actitudes hostiles a la libre movilidad que ya se han manifestado en Reino Unido, Holanda o Francia, y que ahora encuentran una réplica espectacular en Alemania. El corazón próspero de la UE empieza a corroerse con la idea de masas de desarrapados que le invaden, a pocas semanas de las elecciones europeas.

No hace ni dos meses que Suiza escandalizó a Europa con la decisión de restringir la entrada de ciudadanos comunitarios, adoptada en referéndum. Esa medida fue impulsada por un partido de extrema derecha, pero el freno alemán a la inmigración procede del Gobierno de coalición entre democristianos y socialdemócratas, es decir, de las corrientes centrales de la política. Todo ello sin pruebas de que la inmigración perjudique a Alemania porque, según un estudio de la Fundación Bertelsmann, los extranjeros comunitarios aportan al sistema de bienestar alemán más de lo que reciben.

Editoriales anteriores

Alemania no pretende cerrarse a inmigrantes cualificados, sino a los pobres. La medida ha sido explicada como una actuación preventiva contra el aumento de búlgaros y rumanos, que se ven estigmatizados a pesar del número minúsculo de demandantes de ayuda social: solo el 0,7% del total procede de rumanos y búlgaros, porque entre ellos hay menos paro. Alemania, primera economía europea y una de las que mejor ha capeado la crisis, resulta atractiva para personas de muchos países marcados por la falta de empleos, España entre ellos.

La historia tampoco avala a Alemania para amenazar con expulsiones de extranjeros o con la estigmatización de minorías. Primero se organizó la Europa fortaleza frente a los no europeos y ahora asistimos a la tentación de restablecer las fronteras entre europeos, lo cual consolida tendencias nacionalistas indeseables. Alemania se equivoca de estrategia, porque el pretexto de luchar contra los abusos del sistema social abre un ancho bulevar a políticas populistas que violan la libre circulación entre países de la UE.

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