A él le ofrecen un trabajo en otro país. Ella debe poner en una balanza acompañarle en la aventura o quedarse en su ciudad de siempre con su empleo, si lo tiene. Muchas, empujadas por la crisis que asola España y por las ganas de vivir una experiencia en un país nuevo, optan por la primera opción. Si el hombre es el que tiene mejor trabajo, la pareja decide continuar la carrera profesional del marido porque económicamente es más beneficioso para la familia. En otros casos, aunque ella tenga trabajo estable, deciden trasladarse a otro país porque el hombre ha encontrado allí empleo (bien sea porque antes estuviera en paro o por una promoción o ascenso profesional).
El idioma, el visado o las convalidaciones en determinadas profesiones suelen ser los impedimentos principales entre la mujer y el mercado laboral del nuevo país. Este fenómeno de migración, que cada vez cobra más fuerza, le afectan cuestiones como la identidad de género, las decisiones de pareja y el momento del ciclo vital. Así lo cree Estrella Montes, socióloga e investigadora de la Universidad de Salamanca sobre las organizaciones, el mercado de trabajo y las relaciones de género. Si el salario o las condiciones de vida son mejores en el país de destino aparentemente es una decisión racional a favor de la familia, pero en otros casos se tiñe de irracionalidad, según Montes. “Da igual cómo lo enmascaremos en nuestra mente, siempre renunciamos las mujeres. Por supuesto, hay excepciones, pero son eso excepciones”, añade.
María Gómez (nombre ficticio) se marchó hace seis meses a vivir a Miami (Florida) por el trabajo de su marido. En Madrid dejó su propio despacho de abogados y en su país de acogida no le convalidan el título de abogacía, ya que el derecho anglosajón por el que se rigen es muy diferente. “Para poder ejercer tendría que ponerme a estudiar para pasar un examen. Conlleva mucho tiempo y dinero”, explica. Su sorpresa fue mayor cuando descubrió que tampoco podría trabajar como abogada rotal llevando procedimientos de nulidades canónicas, como hacía en España. Antes de irse, pensaba que podría ser una opción. Al llegar, su esperanza se torció. “El arzobispado me comunicó que estos abogados no cobran porque no es preceptiva su actuación en dichos procedimientos y además tendría que estudiar más leyes”, dice recordando aquella decepción.
La última alternativa para Gómez sería ser asistente legal. “Creo que hay una pequeña posibilidad pero no podría pasar juicios que es lo que me gusta” comenta la letrada. En el país en el que vive, muchas son las mujeres que no tienen visado de trabajo, ya que solo lo solicitaron para su marido, lo cual imposibilita cualquier oportunidad de empleo.
Para Ana Torroba, el primer obstáculo en la carrera de fondo que supuso su marcha al extranjero por el traslado profesional de su novio fue el idioma. Aunque habla inglés y francés con fluidez, como periodista considera una obligación vital manejar el alemán a la perfección. “Si no dominas la lengua, las posibilidades de progreso en la empresa son prácticamente inexistentes”, opina.
Estos dos perfiles responden a la teoría en torno a la identidad de Estrella Montes, convencida de que seguimos viviendo en una sociedad donde hombres y mujeres no son educados igual, y como consecuencia, sus identidades no se construyen de la misma manera. “Los hombres siguen pensado, aunque sea inconscientemente, que deben ser el sustento económico de la familia y aunque las mujeres se hayan incorporado al mercado de trabajo, no lo ha hecho en igualdad de condiciones”, explica. Por ello, considera que los aspectos que miden la decisión de emigrar son distintos según el sexo.
“Si la mujer trabaja, el hombre podría quedarse en España a la espera de un trabajo pero las mujeres hemos aprendido a cuidar de los demás y a renunciar. En nuestra identidad no es tan importante el trabajo como en la de los hombres y especialmente si en la pareja hay hijos pequeños, ninguna madre va a querer separarlos de su padre”, afirma la socióloga.
En términos laborales, Montes opina que las madres son las más afectadas en estos casos. “Tienen menos tiempo de dedicarse a la búsqueda de empleo, a la formación y tendrán más problemas para compatibilizar trabajo y familia. Teniendo en cuenta que seguramente no tenga ningún tipo de apoyo familiar en el país de destino, se le complica el poder asistir a entrevistas o entregar su currículum en persona”, dice la socióloga.
Para María Gómez, madre de tres niños, este aspecto es el más difícil de superar. “La peor parte de esta experiencia familiar siempre es para las madres y más para las que dejan una profesión”, cuenta. No obstante, su despacho sigue en funcionamiento en Madrid a cargo de otra persona mientras su impulsora hace un seguimiento diario del trabajo.
Para Montes, este intervalo de tiempo entre dejar un empleo y tardar en encontrar otro supone un parón profesional. “El mercado es muy competitivo y se penalizan estas situaciones. Algunas empresas pueden entenderlo como un bajo nivel de compromiso hacia la empresa”, asegura la socióloga. Si durante su estancia la mujer encuentra trabajo, se promociona o aprende idiomas, considera que puede suponerle mejoras profesionales, añade.
Este enriquecimiento es, precisamente, lo que persiguen Gómez y Torroba en sus países de acogida. A las dos les apasiona su profesión pero no dudan en aprovechar su estancia y probar en otros sectores. Gómez se plantea trabajar como agente inmobiliario o en una compañía de servicios de relocalización de expatriados españoles en Miami. La periodista ha aprendido alemán en 10 meses, lo que le puede ayudar a embarcarse en un proyecto nuevo que siempre tuvo en mente. “No considero que esté perdiendo oportunidades porque se abren muchas más y sigo ganando experiencia aunque ahora mismo no sea tangible”, dice ilusionada.
A pesar de las dificultades que le siguen planteando Estados Unidos y Alemania a las expatriadas, ambas ven ventajas. En el caso de la abogada cree que es beneficioso para sus hijos, mientras Torroba valora la transparencia política y social del país europeo. Y es que la periodista considera que la actitud es fundamental. “Emigrar tiene que ser sinónimo de abrir la mente, de ser capaz de percibir algunos matices de la vida que para la mayoría, sumidos en la rutina y en las circunstancias propias de la vida en el país natal, no son apreciables. Irse fuera es muchas veces redescubrirse y reinventarse”.
¿Has emigrado con tu pareja? ¿Has pagado un alto precio? ¿Qué has aprendido? Deja tu comentario para contarnos tu experiencia.
Comentarios
He estado expatriado dos veces. La primera de ellas en un país europeo, la segunda en un país árabe. La segunda expatriación me costó el divorcio, así que el precio ha sido muy alto puesto que me ha cerrado la posibilidad de seguir ofreciendo a mis hijos las ventajas de las expatriaciones. Porque las expatriaciones se hacen por los hijos, por el futuro de la familia. Y eso es lo que uno debe tener claro, especialmente la parte que "es arrastrada", que, aunque va a tener la vida bastante más fácil que aquel que trabaja, suele tener la tendencia a cuestionar el por qué estamos aquí. ¿Qué he aprendido? Que la relación de pareja debe ser sólida. Que la decisión tiene que ser de ambos. Que hay que atender y ayudar desinteresadamente a tu pareja para que sienta que está ganando algo con la experiencia. Que las ventajas superan con creces a los inconvenientes, pero hay que tener claras dichas ventajas. Que una retirada a tiempo es una victoria. Que si la adaptación no llega al cabo de un tiempo, quizás es mejor regresar y probar otra cosa. Las oportunidades son enormes. Empeñarse en realizar un trabajo remunerado me parece un error, salvo que los ingresos de tu pareja no sean generosos. Hay multitud de posibilidades de desarrollo para quien acompaña a su pareja, pero hay que salir de una zona de comfort a la que mucha gente no quiere renunciar. Uno debe adueñarse de su destino y trabajar activamente. Quien procede de esa forma, triunfa. He visto casos de esposas de expatriados que, llegando sin empleo, han conseguido no solo desarrollar una carrera, sino superar a sus parejas en ingresos y, cuando ha tocado cambiar de país, el esposo ha dejado su empleo pasando su esposa a ser el principal salario. Pero también he visto mujeres aburridas y desesperadas, todas ellas personas conformistas y derrotistas, víctimas de su propia indolencia e incapacidad para la adaptación.
Coincido con Draugbeled. Soy mujer y mi pqreja se vino conmigo al aparecer una oportunidad en el extranjero.la adaptacion del que sigue es mas dificil al carecer (al menos en un 1r momento) de las redes sociales derivadas del trabajo o del estudio. Recomendaria al que sigue hacer actividades, intentar dominar el idioma local y estar abierto a cosas nuevas. A la que eligio partir paciencia con el otro, apoyarlo e integrarlo siempre que sea posible.Tambien es bueno volver a casa cuando se puede, reinstaura el equilibrio.
Pues a mi mi novio no me quiso seguir. Yo era la que tenia mejor carrera y posibilidades de promocion, y aunque al principio estaba de acuerdo en venirse en cuanto yo encontrase trabajo, al final no se decidio, prefirio seguir parado en Espanna. Y casi todas las ingenieras que conozco y han venido ellas primero, al final no han conseguido "traer" a sus parejas. Al contrario si. Es triste, pero la valentia a veces pesa demasiado.
Real como la vida misma, hoy se ve en nuestra actualidad que jóvenes profesionales salen del país por trabajo y sus parejas se plantean irse a su lado.Renunciando a su trabajo por no separarse.Anteponiendo el ir juntos y mantenerse unidos viviendo la aventura de pareja con todas sus consecuencias.Desde la renuncia personal.En un rebelarse contra el sistema que quiere gente por libre en lugar de familias asentadas.Que busquen tener hijos e hijas y trabajos estables.Lo normal de antes.Parece que se intenta buscar la precariedad social, la gente en casitas de alquiler mal viviendo a salto de mata, hoy aquí y mañana allí.En una roulotte de diez metros con todo incluido, la vida y los sueños desarraigados de todos los sitios.Sin raíces.Trabajando por lo que sea y mientras el cuerpo aguante, mientras queden disponibles de repuesto.Esperando el turno de entrar a ocupar el puesto libre.Rebelándose ante el hecho de dispersar el afecto y la unión de las personas hombres y mujeres.Ocurre a diario aquí mismo.
Para @Expats: habiendo vivido situaciones similares a las tuyas, con lo que me sitúo en similar conocimiento de causa, no veo en tus palabras sino la frustración y el resentimiento de quien no ha conseguido imponer (si, si, esto te ha de gustar porque si!!) sus deseos, visiones y opiniones personales y profesionales. Utilizar argumentos que infravaloren al otro usando baremos propios habla de la poca empatía que se posee y que posiblemente no ayudo en ese proceso de adaptación.
@Sofía: Una pregunta respecto a los ejemplos que das... ¿En cuántos de los casos que apuntas había hijos en la pareja? Porque, honestamente, si no hay hijos ni voluntad inmediata de formar una familia, no veo demasiado interés en acompañar a mi pareja al extranjero...
Expats, no habia hijos pero si muchos annos de relacion y planes de formar familias, que con la situacion en Espanna no se podian dar. Si ambos tienen malos trabajos o no los tienen siquiera en Espanna, que familia puedes formar? Y emigras con la ilusion, y al final te encuentras en una edad limite, sin perspectivas de esa familia que habias planeado. Y al contrario si que conozco a muchas mujeres que han dejado su trabajo siguiendo a sus maridos/novios al extranjero. Con hijos y sin hijos.
La expatriación es complicada y los casos son muy variados. Salvo que sea en Europa, la persona que acompaña al que tiene trabajo tiene una situación complicada porque le va a ser muy difícil encontrar trabajo y salvo que lo tengas muy claro eso al final desgasta a la pareja y si hay separación, divorcio es quien peor lo lleva también, pues se se encuentra solo/a, sin trabajo y con poca experiencia puesto que no ha trabajado durante un buen tiempo. Yo he vivido expatriada 14 años en diferentes países de Europa y América y mi primer novio o lo que fuera tampoco se quiso venir conmigo, luego se arrepintió, el segundo si, aunque hicimos muchos equilibrios para que todo fuera bien. Ahora no me arrepiento y pienso que la experiencia ha sido increible.
@Expat también: No estás del todo falto de razón, aunque conviene matizar algunas cosas. Nunca he pretendido imponer nada a nadie, puesto que la realidad ya me “impuso” a mí mismo un destino, la expatriación en beneficio de la familia. Mis deseos quedan en segundo plano respecto al interés familiar. Así que, en todo caso, he buscado compartir esa “imposición” con mi pareja, como si fuésemos un equipo, en beneficio de nuestros hijos. Que para eso se supone que formamos una familia, o al menos eso creía yo… Luego, la forma en que cada cual responsa a esa imposición, es lo que pone a prueba y diferencia a las personas. Y no hay argumento que valga. La realidad y el día a día son los que ponen a las personas por encima o por debajo del listón.
Pienso que antes de tomar decisiones, se deberían de prever los pros, y los contras; no se puede planificar un trabajo, sin antes investigar si es posible realizarlo. La mayoría de las mujeres sacrifican ocupaciones, para posibilitar el de sus maridos, pero deben de sopesar lo más conveniente, para ellas, o sus hijos, teniendo en cuenta de que ya no dependen, de ellos, como en el pasado. Si tienen la desgracia de tener que separarse, u otras situaciones dolorosas, sin estabilidad económica todo será más difícil.
No se puede generalizar, depende del caso, de las personas, de su edad (porque no es lo mismo irte con 25 y decirte q tienes 4-5 an~os para afianzarte en el nuevo país que hacerlo con 40) y sobre todo del país. Lo q sí hay q tener en cuenta es q la vida da muchas vueltas y q al final te puedes encontrar (hombre o mujer) con q la pareja se rompe y tú nos has cotizado x an~os. Yo seguí a mi novio y me ha costado sangre, sudor y lágrimas encontrar un trabajo equivalente a mis estudios. La gente q te ve piensa !estupendo! Pues sí, no me quejo, pero soy una excepción. La mayor parte de los casos q conozco son mujeres q han renunciado a su vida laboral, a las q no les va mal porque su marido gana bien, pero con una amargura q les sale a los 30m de conversación porque están de amas de casa y lejos de su familia. Y eso hay q saber llevarlo. Porq los primeros an~os son excitantes, todo es nuevo. Luego viene el día a día y a lo mejor descubres q no te gusta estar donde estás. Luego están las que rompieron por lo q sea y se volvieron a Espan~a a empezar de 0 después de haber estado sin trabajar x an~os, volviendo a depender de sus padres. Porq cuando te vas, te vas, no te espera nadie de vuelta. Nadie te guarda el puesto, nadie te espera con los brazos abiertos. Cuanto más larga es la ausencia, más duro es volver. Conclusión: Q el mundo no es color de rosa, q hay q pensarse las cosas, q no se trata de ser derrotista, sino realista. Q no todo el mundo vale para todo, y eso NO es malo.
Veo un poco de incoherencia entre el inicio del artículo (renuncia) y el final (oportunidad). Yo personalmente por mi experiencia (tengo 3 hijos y he conseguido desarrollar mi actividad profesional en el país de acogida), me identifico con la segunda parte. El crecimiento profesional no tiene por qué ser lineal, en un único sector y un único país. Y salir y abrir tu mente te beneficia como profesional y como persona. Depende de la actitud con la que enfoques los cambios (¿renuncia u oportunidad?)
En el caso de mi mujer, ella gozó de ventajas que yo no tuve: Siendo funcionaria, pudo acogerse a excedencias varias que le permitieron salir de España y regresar a su antiguo puesto. Por ejemplo, excedencias de tres años por nacimiento y cuidado de hijos que, encadenadas, han supuesto seis años de excedencia, que le han computado a efectos de cotización y antigüedad. Además, mi empresa compensó la mitad del salario que ella ganaba y mientras estuvimos fuera de España nuestro piso estuvo alquilado, lo que supuso otro ingreso extra, de forma que, económicamente, no perdió absolutamente nada. Dado que mi empleo estaba bastante bien remunerado, conseguimos ahorrar una buena cantidad de dinero en esos años, la mitad del cual le pertenecía a ella por estar casados en gananciales. Nada de esto habría sido posible para mí con tanta comodidad por ser trabajador de la empresa privada... Así que cuando se le acabó la excedencia, regresamos a España y, con el dinero ahorrado en esos años de expatriación, se sintió lo bastante segura como para divorciarse de mí, volver a su antiguo empleo y vivir como una reina. Así que amigas, bien mirado, la expatriación puede ser la puerta hacia la libertad total. Basta con controlar un par de variables como el régimen matrimonial y las excedencias laborales...
Una opción que tiene la pareja que renuncia a su trabajo ( que no siempre es la mujer) es formarse y prepararse para realizar un trabajo que se pueda realizar desde casa. Así, no solo puede seguir trabajando en el nuevo país ( y los que vengan) como puede regresar al país de origen en los periodos de vacaciones de los niños.
Pues mi caso es el contrario, fui you quien siguio a mi esposa y mi hija. Ella consiguio un trabajo estupendisimo en La Haya cuando ya viviamos en Alemania y fui yo quien la siguio, con coste profesional para mi porque mi carrera en Alemania hubiera sido mas prometedora. Pero no me quejo porque el balance global para la familia fue positivo, y lo volveria a hacer sin dudar. De hecho yo la anime a intentarlo sabiendo que a mi me costaria el sacrificio de seguirla
Un tema muy interesante. En mi caso, nos fuimos los 2 y nos pusimos de acuerdo donde ir. Creo que en este articulo mejoraría con estadísticas. ¿Cual es el porcentaje de mujeres que renuncia a su trabajo para seguir a su pareja? ¿Y de hombres? ¿En que porcentaje de casos la renuncia supone un frenazo para la carrera? Cada vez veo mas la necesidad de aportar estos datos en las discusiones con amigxs, es la única manera de abrir los ojos a muchxs.
a mi compañero lo destinaron a China,yo deje mi empleo de muchos años en España......a los 4 meses de llegar a China me abandono y tuve que regresar por mis propios medios y sin trabajo.Hay que tener las cosas muy claras por las dos partes antes de marchar
A ver... y yo, que soy hombre y estoy con otro hombre en esta misma situación, qué? Nada, que no somos de este mundo.
Digo yo, que tambien habrá mujeres que esten con otras mujeres y en esta misma situación... Y nada, son transparentes como el agua.
Yo creo que el tono sexista del artículo (o de la socióloga) sobra. Eso es algo que te puede pasar sea hombre-mujer, mujer-mujer u hombre-hombre. Y cada uno (y una) hará una valoración de los hechos para DECIDIR (las mujeres no estan obligadas a seguir la corriente para nada) que le conviene más o si prefieren dar prioridad a su carrera profesional o a la situación sentimental en la que esten.Lo único en lo que estoy de acuerdo es en que debería haber más facilidades, tanto para hombres como para mujeres, para la gente que se va a vivir a un país que no es el suyo.
Tema interesante al que le veo ciertas carencias para opinar:1. Sólo se efiere al hombre que sale fuera y la mujer le sigue. ¿Y que pasa al contrario? ¿Ese cambio para mujer no implica nada?2. Sólo habla de pareja hetero3. No aporta datos estadísticos4. Se refiere a países del primer mundo ¿Qué pasa cuando las migraciones son a América Latina, por ejemplo?Si pretendía ser un artículo lo veo mal enfocado y muy pobre, si pretendía ser un blog subjetivo me falta la opinión de la autora.
Conforme doy lectura al articulo,se pueden interpretar vestigios sexistas,pero dando aproximacion a mi condicion de mujer,esposa(en un pasado) y madre de dos hijos,mi manifiesto va en paralelo a Montes,complicado priorizar una reputada carrera queriendo conjugar un impecable papel de madre de familia.Este teclado no petmite acentuar?????
Soy madre de dos hijos de 9 y 11 años. Hace cinco años a mi marido le ofrecieron un puesto en Ecuador en la misma empresa que había dejado hacía tres años. Desde que dejó la empresa por motivos de traslado de comunidad, hasta que le volvieron a llamar no encontró trabajo, estuvo en el paso y agobiado. Yo trabajo en un Ayuntamiento. Desde entonces él a estado en dos países y sin estabilidad local.Pues bueno, hemos capeado el tiempo. Uno allí y los tres aquí. Nos turnamos en los viajes, ahora me toca a mí con los chicos, ahora te toca a tí.Ha sido y está siendo duro, no lo niego. A los chicos el referente masculino les falta pero menos mal que tengo a mi padre. Y cada día es peor pero con miedo de dejar mi trabajo porque no se sabe cuanto va a durar el suyo. Y con pensamientos de coger las maletas e irnos al fin del mundo los cuatro.El problema???? Los chicos. No quieren salir de su entorno, son felices y tienen a sus amigos y no queremos que estén cada dos años cambiando de país.Es la vida y no me quejo. Ni mi familia ni yo lo pasamos mal como para quejarnos. Y teniendo en cuenta que hoy en día existe el Skype y cada día, cada día nos vemos y nos contamos que hacemos y que dejamos de hacer.Doy gracias por tener un marido que aguanta sólo, por tener unos hijos que resisten y que quieren a su padre con locura aunque esté lejos y unos padres que me cuidan y cuidan a mi familia.
A mi me acaban de ofrecer un puesto en la Universidad del Kurdistán en Erbil, Irak. Ni se me ocurriría decirle a mi pareja, si la tuviese, que se viniese conmigo. Pero es que los ejemplos del artículo son absurdos ¿Alemania y Estados Unidos? ¡pues con los ojos cerrados! aunque tengas que estar de florero en casa mientras encuentras otra cosa.
También hay una gran reticencia en España, tanto por parte de hombres como de mujeres, a emigrar, incluso a cambiar de ciudad dentro de España. La gente joven ya es otra cosa...En todo caso no creo que sea una cuestión de mujeres: cada vez es mayor el número de hombres que nos enfrentamos a éste dilema.http://quepenaconusted.com
¿Y si la destinan a ella? También se migra, ¿o no? Me encantaría un artículo comparativo en esa línea, con datos, porque sé que existir esos casos también existen, lo que no sé es las proporciones primero en cuanto a que supongo que ellos suelen tener mejores ofertas/trabajos y segundo a si es ella la que las tienen, si los hombres son o no aún reticentes. Los casos que personalmente conozco han obrado con igualdad, pero no sé si será así en general.
Pues hay miles de casos y diferentes. Yo soy mexicana, conocí a mi esposo (francés) mientras trabajaba en México. Después de varios años a el le ofrecen una gran oportunidad en Asia. Y no queda de otra, hay que tomar decisiones. Tan fácil: te vas o te quedas. Pensándolo muy bien, viendo un plan de vida juntos, valorando que tan estable es tu relación de pareja. Porque una relación sólida será igual de duradera en un país extranjero como en el propio. Y una relación inestable no resistirá ni estando toda la vida en la misma calle donde nacieron. Claro que hay que "renunciar" a muchas cosas, pero mas bien es estar consiente que la vida es un constante cambio. Conozco muchas parejas heterosexuales y homosexuales que han pasado la misma situación, no se trata de género: hay mujeres a las que han seguido sus parejas por tener ellas un mejor trabajo o por simple gusto. Parejas aburridas y desesperadas he visto siempre, pero en mi mismo barrio, sin necesidad de ser expatriadas (y digo parejas porque no necesariamente han sido mujeres). Hay mujeres que han desarrollado carreras o actividades exitosas fuera de su país, yo aquí he conocido muchas, con características en común: alegría, ganas de salir adelante y buscando la manera de ser productivas y felices. No importa que sea un idioma, cultura , todo diferente. Mientras estemos abiertos al aprendizaje siempre habrá maneras de conseguir una vida plena.
Me hubiera gustado leer en el artículo algún ejemplo de pareja que sigue a su marido/mujer y logra un puesto de trabajo tan bueno o mejor del que tenía en España.Evidentemente cambiaria el foco del artículo, pero sería mucho más cercano a la realidad. La vida no es todo blanco o negro. Durante mi experiencia en Chile como expatriado estoy conociendo a muchas parejas que, a pesar de que en la mayoría de los casos, se mueven por razones laborales de uno de los ellos, terminan triunfando ambos. También he conocido casos del clásico "florero" como condición de vida, en los que tampoco se hace mención en el artículo y existen más de los que os imagináis. Concretamente en mi caso, con mi pareja decidimos esperar a que ella viniera a Chile (país donde me ofrecieron un trabajo). Ni siquiera conocíamos el país, ni mucho menos las posibilidades laborales, lo más sensato era no lanzarse al vacío. A los siete meses separados, ella se vino, dejando su trabajo de producción y actualmente está trabajando en otro campo laboral relacionado con su profesión, que en Barcelona no se hubiera planteado. Emigrar es una opción u oportunidad, depende de como se lo plantee cada uno y proyecte sus energías e intenciones.
En la clase de integración para inmigrantes todas las mujeres excepto dos, entre ellas yo, están aquí por que se han casado con suizos, ¿que tendrán los suizos? me pregunto , todas las historias que contaron las mujeres en "integración" eran amor a primera vista, chica conoce chico y se enamora rápidamente , debe haber muchos príncipes suizos-azules , no se ,quizás yo soy demasiado escéptica, cinco años de casorio erosionan mucho la idea romántica del matrimonio y desde luego destierran la idea de la existencia de una media naranja, pero de verdad que cuando todas contaban sus historias yo me quedaba atónita y estupefacta y pensaba dios mío ! será el aire alpino que las extasía o serán los helvéticos un género diferente, especialmente dotado para comprender la esencia del alma femenina, y los inescrutables caminos por los que transitan nuestras mentes ¿ por qué no habré venido a Suiza cuando era joven? ahora es demasiado tarde...,¿por que he venido yo ? más bien me han traído las circunstancias: un marido que no encontraba un trabajo lo suficientemente estresante para sentirse vivo , dos hijos y la idea de estar juntos, como hizo Paulo el año 2006 cuando dejó su trabajo , sus amigos y su familia para vivir conmigo y con Julia en Ibiza, yo no he querido pensar demasiado en como sería mi vida aquí, y creo que debería haberlo pensado más tiempo y con más ganas, me he lanzado a esta aventura, por que la otra opción me gustaba menos todavía que vivir en un pais frío ,con gente fría , sin sangre en las venas, silenciosa y aburrida, menos mal que hay muchos inmigrantes, aquí ni los niños hacen ruido cuando juegan, rien tímida y apocadamente, los gatos no saben maullar y no he oido ladrar a un perro todavía,Tengo que reconocer que como nunca querría haber dejado Ibiza he venido un poco renegada, recordando mucho Ibiza, a mi familia, amigos y mi trabajo, que aunque no fuese apasionante me tenía ocupada, y es que yo no se estar ociosa, me cuesta horrores , eso no es bueno, debería disfrutarlo, aprovecharlo para dedicárselo a mis hijos, no tuve baja de maternidad pues ahora tengo una excedencia indefinida , el caso es quejarse, se queja una de tener mucho trabajo o de no hacer nada, que difícil estar a gusto con lo que uno tiene, y es que se valora muy poco, siempre pensamos que queremos esto y lo otro y lo de más allá y si por algún motivo dejamos de tener aquello que nos cansaba y aburría , tristemente empezamos a añorarlo,tendré que buscar algo que me distraiga a parte de apartar a Antonio de los enchufes y decorar nabos y velas con Julia, supongo que tengo que encontrar un equilibrio,.
Mis padres son de la generación que emigró en los 80. Mi padre consiguió un trabajo muy bien pagado, y ella dejó su puesto y lo siguió a él cuando yo era una niña pequeña. Terminó por encontrar curro de lo suyo, pero tardó años en establecerse y durante mucho tiempo lo pasó francamente mal, con periodos de depresión incluidos. Ni loca haría yo lo mismo ahora.
He emigrado a Chile por mi marido. Yo llevaba 5 años trabajando en una empresa, con contrato indefinido y él ya llevaba 1 año en paro. Él vino a Chile primero y en un mes encontró trabajo. Yo encontré trabajo en Chile, en un puesto similar al que tenía en España gracias a un contacto suyo. A los 3 meses de venir él, yo ya estaba en Chile trabajando.En nuestro caso fue renuncia por mi parte, pero al no tener hijos y ver que en Chile había oportunidades para los dos, cosa que en España no era así (él es ingeniero en construcción), la decisión no fue tan difícil de tomar.Por otro lado, reconozco que me apetecía el reto de vivir una cultura diferente, a pesar de sacrificar un trabajo estable y en el que me sentía bien. Y estas cosas a veces salen bien, como en mi caso, porque donde estoy ahora me siento aún mejor.Todo depende del caso. Cada casa es un mundo.
Mi madre, ama de casa, no ha seguido a mi padre en ninguna de sus expatriaciones. Le ha acompañado. Han vivido esa aventura juntos. Supongo que ahí reside su éxito, en considerar que ese destino era tan suyo como de mi padre, puesto que en ninguno de los muchos países en que ha estado ni el idioma - que no lo hablaba - ni las distintas culturas han sido un obstáculo para vivir la vida de una forma tan natural como en su país. Ella no fue arrastrada a ningún sitio. Renunció a lo mismo que mi padre: A la seguridad de un entorno conocido, a los amigos de siempre - que siempre han estado ahí - , a la familia - cada vez más cercana gracias a internet y los aviones -. Su hogar estaba donde estaban sus hijos y su pareja. Decidió libremente moverse por el mundo y lo asumió como si fuese su propio trabajo. Allá donde iba, tenía un empleo: Su propia familia. Y tenía su propio salario: La mitad de lo que se ingresaba en el banco. Nunca se sintió atrapada, siempre se sintió libre, no tuvo miedo ni de lo que encontraría allí ni de lo que haría aquí. El día que sus hijos fueron independientes, regresaron a España y tan felices. Todas las personas que he conocido que vivían amargadas las expatriaciones de sus parejas - por mucho que tuviesen trabajo en el país de destino - tenían en común lo mismo: Todos se sentían arrastrados a esos países casi contra su voluntad. Ninguno sentía esa decisión como propia. Algo que resulta chocante cuando a nadie se le pone una navaja en el cuello para irse...
Yo me fui hace muchos años (por mi cuenta) y me llamaban valiente. En cierta forma, me alegra que la gente por las razones que sea (crisis, pareja, programas de televisión) esté ahora mas abierta a perder el miedo y salir fuera. La vida bien vivida no es una línea recta y se aprende mucho de vivir fuera.Para mi ha sido una experiencia muy positiva y enriquecedora y para nada un trauma. Y soy mujer. El que una se vaya por estar con su pareja es una decisión personal, quizás mas condicionada en la sociedad española por ser más tradicional que otras en Europa o a nivel global, pero quitando la decisión inicial, cuando se marcha al exterior siempre se aprende y cambia.
En 2010 me casé en mi país, Costa Rica, con mi novio español. Decidimos irnos a España a residir y a trabajar, por lo que dejé mi empleo de arquitecta tras casi 3 años en una prestigiosa empresa de mi país y con todos los papeles requeridos marchamos a establecernos en el viejo continente. Al llegar y para la residencia cero problemas, todo en orden, un sistema infinitamente más eficiente que el de mi país, no obstante no tuve la misma suerte con la homologación de mis estudios. Quise apuntarme al paro y con todos los títulos obtenidos a lo largo de mis 30 años, marché a las oficinas de la provincia de Castellón. Al llegar una cola de gente y yo con mis ilusiones bajo el brazo, que se desvanecieron después de que la persona que me atendió no tomara en cuenta ninguno de mis títulos por no ser de la Unión Europea. Primer golpe bajo... después de tantos años de estudio y de casi 4 de experiencia, me sentí como basura, sin embargo, quedaba la homologación, después de todo siempre quedaba otra oportunidad.El paso siguiente fue entregar los papeles de la convalidación. En el Ministerio todos muy amables y otra vez pude comprobar la agilidad del sistema español. 3 meses después recibí la resolución que condicionaba mi homologación a la realización de un TFC, esto a pesar de que ya había realizado uno en mi universidad.Me dirijo a la UPV en Valencia a matricularme para cumplir con el requisito pero oh sorpresa! la universidad ponía más requisitos, a pesar de que el Ministerio de Educación no: 4 exámenes más. Bueno, pensé, a estudiar! y amablemente contacté con los encargados de facilitarme los temarios para estudiar, sin embargo no obtuve respuesta ninguna a pesar de que en repetidas ocasiones les escribí.Me informé en muchos foros y descubrí que no era la única, esos exámenes son solamente una trampa para impedir que más arquitectos lleguen a España a engrosar las filas del paro. Ese golpe fue directo a mis ilusiones, me destrozó, 7 años de carrera en la universidad para que ahora no valiera pero ni para hacer unas cuantas líneas en un folio en blanco. Es deprimente, si yo solamente quería trabajar. No me fui a España a robarle el trabajo a nadie ni a ver a los españoles por encima del hombro. Si soy como todos, solamente buscaba trabajar...Impresiona la indiferencia de esos profesores, que tras miles de correos no se dignan ni a contestar, nunca les pedí que me aprobaran, únicamente quería un temario para estudiar, ya que bibliografías de 40 libros por materia, no funcionan para intentar encaminarse a estudiar para aprobar un examen, sí examen, requisito impuesto por la universidad repito! Nunca interpuesto por el Ministerio de Educación!Entiendo que estén en crisis y que hay miles de arquitectos españoles en paro, pero eso no da derecho a cerrarle la puerta en las narices a quienes honradamente queremos superarnos, cumplir las expectativas de una vida digna. No añoro riquezas ni lujos, solamente quiero ganarme la vida honradamente.
por eso las mujeres somos el sexo debil, por hacer todo por los hombre; en cambio ellos si se ponen a si mismos como prioridad
@Sofía Eugenia: John Gray, autor de "los hombres son de Marte y las mujeres de Venus" dice lo siguiente: "El hombre está programado para hacer feliz a la mujer. La mujer está programada para buscar al hombre que la haga feliz". Por lo tanto, parece bastante normal que la mujer "siga" a aquel que espera que la haga feliz.
Yo creo que cuando decides acompanar a tu pareja tienes que estar plenamente convencid@ de que es la mejor decision. Yo me fui a Reino Unido y abandone un trabajo muy bien remunerado para seguir las aspiraciones profesionales de mi pareja y porque crei que iba a ser una buena oportunidad para que mi hija recien nacida fuera bilingue. Aunque nos costo tomar la decision ambos pensamos que a veces hay que salir de nuestra zona de confort y que en el futuro nos ibamos a arrepentir de no habernos arriesgado a vivir la experiencia. Me fui a un pais desconocido con la idea de que conseguía un trabajo parecido o nos volvíamos...No hizo falta... a los 4 meses me ofrecieron un puesto muy similar al que tenia en Espana...pero con unos horarios mucho mejores para formar una familia.Cada caso es un mundo..pero creo que si te lo propones y tienes una preparacion adecuada y conocimiento del idioma..encontrar un trabajo es una cuestion de tiempo...Yo he visto muchas parejas de expatriados y por lo menos en Reino unido todos l@s que se lo han propuesto en serio han encontrado trabajo..Imposible acentuar el texto con mi teclado. sorry!
Yo me marché hace 15 años por cuenta propia a trabajar con 21 años y en esa aventura, conocí al que ahora es mi marido, compañero de viaje y amigo. Hemos vivido en Europa y Asia por trabajo. Unas veces renuncia uno otras veces renuncia otro, de eso se trata. Hay que estar abierto a las oportunidades que te van surgiendo en la vida y no dejarlas escapar, esa es mi filosofia de vida.No siempre saldrá bien, pero al final, cuando echas la vista atrás, sólo te acuerdas de lo bueno. El compromiso de la pareja es 50% y todas las experiencias vividas no se pagan con dinero. Está claro que cada caso es un mundo, pero yo el mío no lo cambio. Por cierto, en dos semanas nos mudamos de nuevo.
Llevo casada 10 años. Lo único que esperaba era tener una vida tranquila y normal, sin grandes ambiciones. Siempre soñamos con establecernos en un país neutral y probar la experiencia y si salía bien, quedarnos definitivamente. Ahora, sientiendo una enorme patada en el culo por las circunstancias que vivimos en España, él (acostumbrado ya a esto de migrar) se ha ido a buscarse la vida. Siempre pensé que el proceso migratorio lo viviríamos juntos desde el principio, compartiendo penas y alegrías, buscandonos la vida a la vez, acoplandonos juntos. No ha podido ser. Yo tengo trabajo en España y él lleva casi 1 año en paro. Ha decidido comerse el "marrón" del principio solo y yo he consentido en ello. No pasa un sólo día en el que no me arrepienta de esto. Las cosas van mucho más lentas de lo que pensabamos en un principio y ni yo me atrevo a dejar mi trabajo ni él se atreve a pedirmelo porque es el único "ancla" que nos queda y nos da cierta "seguridad". Así que así estamos, como tantos, siendo un matrimonio "virtual". Yo tengo muy claro lo que quiero y es a mi familia, sea donde sea el lugar en el que ésta esté. Nadie me arrastra a mí ni nadie lo arrastra a él. Es una decisión dura, muy complicada de asumir para el que se queda esperando y para el que se va. Siempre le digo que me está haciendo el trabajo sucio, que cuando yo me vaya ya voy a tener la lección aprendida. Así lo veo yo desde mi propia historia. Salga bien o mal, nunca dejaré de valorar lo que está haciendo por su familia, porque soy testigo de su lucha sin cuartel y de su "sufrimiento" encubierto de buenas palabras.
Queria preguntar, mi pareja tiene trabajo en Francia, yo soy pensionista tengo hijo de otra relación, dicho padre de mi hijo no me da autorización para marchar a Francia, el niño tiene cinco años, me gustaría saber si algún abogado español quisiera asesorarme, mi pregunta sería ¿estando en la U.E, como es q x ley no puedo marchar a vivir a Francia y dar un futuro mejor a mi hijo??? Q puedo hacer estoy desesperada, veo un vacío legal pues no puedo marchar donde quiera fuera de España, partiendo de la base q en España y lamentablemente no hay trabajo, ¡ayudenme por fabor!!
Tanto mi mardio como yo, con la misma profesión, y trabajando en multinacionales (distintas) teníamos claro que una experiencia internacional enriquecería nuestra vida y también la de nuestros hijos (3, pequeños). Ambos nos pusimos a la búsqueda de un destino lejano dentro de nuestras empresas. Me tocó a mi y decidimos como pareja disfrutar de un trabajo y una vida en Asia por un período de tres años. Aquí llevamos año y medio. Yo trabajo en la oficina y él, con una excedencia, se dedica a cuidar de todos. ¿quién ha renunciado? La respuesta es todos y ninguno. Hemos abandonado una stuación conocida, estable, hemos dejado a nuestras familias y nuestros amigos. Él ha dejado su trabajo, por un tiempo y está disfurtando mucho más de sus hijos que cuando estaba en España o quizá, nadie ha renunciado; teníamos claro lo que queríamos y fue una decisión conjunta y consensuada. Es un poco agotador pensar que siempre son ellas las que renuncian. Las decisiones en un matrimonio, los hijos.. son decisiones conjuntas tomadas por el bien de todos sus miembros.
@María: No existe vacío legal ninguno. Le remito al reciente caso de la niña canaria, cuya madre ha perdido la custodia de ella por llevársela a Cataluña al encontrar trabajo allí. El motivo es sencillo: el juez no ve beneficio ninguno en arrancar a una niña de su entorno, alejándola de su padre, amigos, familia extensa, colegio, etc. La madre es libre de irse a Cataluña y enviar dinero para la niña desde allí. Así que lo que usted debería de hacer es solicitar a un juez una modificación de medidas por desplazamiento a Francia especificando las ventajas de las que va a gozar su hijo con respecto a España, y dado que la única razón para que usted se desplace es que su nueva pareja trabaja allí, me temo que lo tiene muy difícil. Al juez le importan muy poco las nuevas parejas y los nuevos hijos de otras relaciones. Y es que el matrimonio dura lo que uno de los dos aguanta, pero un divorcio dura toda la vida... Esa es una lección que se aprende demasiado tarde...
A mi marido le expatrían cada 4-5 años. Yo antes de esto ya había vivido por mi misma en el extranjero. No nos engañemos, la mayoría es dependiente.. Y es una mierda. Si tu lo intentas vivir sin culpabilizarte, ya vendrá la sociedad a decirte, cuando te salgas del tiesto, que vuelvas a el. Es decir, seguir a alguien así se hace bien por defecto ( a falta de otra cosa mejor) o por inconsciencia total o ya a la desesperada. Y es que en este país cada día las mujeres nos enfrentamos a situaciones límite y no hay derecho, no estamos para las sobras del pastel, es decir, no vinimos para estar en este segundo escalón, sino para compartir en igualdad de oportunidades este mundo.
Un artículo muy bonito pero poco real, date un paseo por los países árabes, sudafricanos o sudamericanos y observa las mujeres de los expatriados, luego nos lo cuentas.
@Eu yo: Efectivamente, si es la mujer la que encuentra el mejor trabajo el hombre debería dejar el empleo y seguirla. Pero antes, ella debe contestar a unas sencillas preguntas: ¿Estás dispuesta a ser tú de ahora en adelante la que asuma la principal responsabilidad financiera de la familia? ¿Estás dispuesta a ser madre y a no disfrutar de ello como quizás te gustaría porque al ser la principal proveedora, tú te deberás fundamentalmente a tu trabajo que, al fin y al cabo, es la fuente de ingresos familiar? ¿Estás dispuesta a esto hasta que te jubiles, esto es, durante los próximos 30 o 35 años? ¿Te das cuenta de que una vez que asumas el liderazgo financiero familiar no vas a poder renunciar a él aunque lo desees sin poner en riesgo el bienestar de tu familia? Si la respuesta a todas estas preguntas es un SÍ categórico y convencido, cariño, ahora mismo escribo la carta de renuncia y hago las maletas.
Cada pareja es un mundo. dicho esto, creo que hay algunas personas que aún operan bajo la premisa de "hombre proveedor/mujer ama de casa" e incluso implican que las mujeres no sólo no van a querer ser la principal fuente de ingresos familiar, si no que si o si, querrán ser madres y pillar la reducida. Pero la vida es más complicada y al final nadie encaja tanto en lo que se supone que tienen que ser las cosas. No todas las parejas quieren tener hijos, igual que las cosas ya rara vez permanecen estáticas 30-35 años, señor "renuncia". Con la crisis yo he visto casos de ser la mujer quien tiene un buen trabajo y el hombre estar en paro, pero no querer seguirla a ella a otra ciudad (dentro de la propia España). También he visto el caso de gente que viajaba de lunes a viernes, vivía en hoteles y el fin de semana volvía con su familia. Pero en mi experiencia personal, es bastante más raro que en una pareja sin hijos el hombre siga a la mujer, incluso estando en paro. No suele gustarles ser amos de casa o que sean sus parejas o depender de alguien económicamente. Dicen que si, pero luego sus actos contradicen esto. Ya digo, a mi me han llegado a pedir que deje un trabajo que me gustaba en Barcelona para volverme a Madrid con él, pero quedarse él en paro y no querer venir a Barcelona. Y a él no le parecía que hubiera ninguna desigualdad en esto. Probablemente sería de los que esgrimiría argumentos como el de que, en realidad, no sé lo que quiero y que lo que de verdad quiero es tener hijos y ser ama de casa. Y mi caso no era único. Ni que decir tiene, que en estos casos, la pareja suele romperse. A lo que voy es que tanto en tema de expatriación, como de relación en la distancia, no es fácil mantener una relación y, a veces, el mantener criterios obsoletos sobre "como funcionan los hombres y las mujeres" sólo añade problemas adicionales y barreras a la comunicación. Lo mismo, en lugar de asumir que "lo que quieren las mujeres es..." o asumir que lo que un "hombre debe hacer...", algunos harías bien en escuchar lo que decimos, sobre lo que realmente queremos y replantearos si realmente es necesario que hagáis según qué cosas. Porque lo del "liderazgo financiero familiar", muchas veces lo asumís porque os mola el estatus que va asociado a él y el rollo de amo de casa no os gusta tanto. No nos engañemos, a efectos prácticos es como la versión de la que no deja hacer tareas de casa porque "no sabes". Pues no dejáis que ella sea la principal proveedora porque creéis que "no puede". Si de verdad queréis ser el cuidador de los niños, actuad en consecuencia y asumid los costes laborales y profesionales de hacerlo. Coged la reducida y no os quedéis hasta tarde en la oficina, porque tenéis que llevar a los niños a sus extraescolares. Tan simple como eso.
@Cansina: Un hombre se prepara “de fábrica” para ser un proveedor – se prepara para lo peor - y no suele tener el menor inconveniente en cambiar de rol con una sola condición: Que la otra persona esté dispuesta a asumir ese papel con todas sus consecuencias. Y es en esa condición donde realmente se da de bruces con la realidad. Las mujeres, por lo general, NO QUIEREN SER LAS PROVEEDORAS. No quieren renunciar a las opciones que les da el que el hombre sea el que provea. Porque cuando el hombre provee, ellas pueden elegir entre trabajar, no trabajar o hacerlo a tiempo parcial. Cuando son ellas las que proveen, NO TIENEN MAS OPCIÓN QUE TRABAJAR. Y no hay nada que asuste más a una mujer que perder opciones. Así que es esta realidad la que impone la división de roles, no al contrario. Es la falta de compromiso y de liderazgo de la mujer – no de todas, claro - en las finanzas familiares la que condiciona al varón, amiga. Y no la culpo en absoluto porque, desde luego, es mucho más cómodo y gratificante priorizar a la familia. Pero alguien tiene que hacer el trabajo sucio que no es precisamente el que se realiza dentro del hogar… ¿Las cosas rara vez permanecen estáticas 30 o 35 años? Con este planteamiento, ¿cómo esperas que nadie te siga a ningún sitio, si ya estás asumiendo que tu compromiso tiene fecha de caducidad? ¿No quieres tener hijos? Entonces no esperes que tu pareja te siga para que tú puedas desarrollar tu carrera, porque ese desarrollo no beneficia a nadie más que a ti. Los desplazamientos y expatriaciones se hacen, fundamentalmente, por los hijos. Sólo ellos justifican los sacrificios y esfuerzos que suponen las expatriaciones. Te diré una razón por la que el hombre no suele seguir a la mujer: por el tipo de trabajo que tiene la mujer. La mujer suele decantarse por empleos vocacionales independientemente del salario que reciban. Prefieren cobrar poco y trabajar en lo que les gusta. Piensan fundamentalmente en mantenerse a sí mismas. El hombre, al contrario, suele pensar en mantener a una familia y por eso se decanta por empleos menos satisfactorios pero mejor pagados. Por eso los hombres hacen los peores trabajos del mundo. Por eso tantos de ellos dejaron de estudiar con lo del ladrillo. El hombre sigue el dinero. La mujer, su realización, por mal pagada que esté. Es difícil que un hombre confíe en el liderazgo económico de su pareja cuando se ha formado como filóloga árabe, por mucho que ella tenga trabajo y él no, cuando ella nunca podrá ganar más de 1000€. ¿Qué la pareja se rompe? Aleluya. Las crisis son los test de estrés de las parejas y cuanto antes se rompa una pareja sin lazos sólidos, mejor, menos daños colaterales habrá en forma de hijos. Cuando hay hijos de por medio, amiga, lo que quieren los adultos es secundario. Se prioriza el mayor interés de los hijos: una mejor educación, más oportunidades, etc. Así que déjate de que “tenemos que escuchar lo que realmente queréis”. Yo atiendo a las necesidades de mis hijos y sacrifico mis intereses por los suyos. Si tienes hijos, asume la responsabilidad de poner su interés por delante del tuyo. Si no, mejor que no los tengas. Y si realmente quieres que confíe en tu capacidad para liderar financieramente esta familia, demuéstralo con hechos. El primero de ellos, con una formación académica orientada a los ingresos. Me parece fenomenal que seas pedagoga, pero dudo que esa formación te permita ganar 3000€ mensuales… Tan simple como eso.
#Cansinas# El comentario más certero y oportuno publicado en el presente Blog en largo tiempo .... ya va siendo hra de arrimar el hombro, "trabajar para no verme como mi madre" y a cualquier precio ya no es de recibo. Responsabilidad y altura de miras, de lo contrario, sol@ se vive muy bien pero con menos medios.
@Cansina: discrepo con su comentario, no sólo por despectivo, sino por alejarse de la realidad totalmente. Admiro el rigor con el que afirma que las mujeres estudian carreras más vocacionales, lo cual parece que conlleva a un menor salario y por tanto, una lógica aplastante en que abandonen su "capricho vocacional" y antepongan los de su pareja o hijos. Hablemos de datos, y para ello hay que situarse en el espacio-tiempo: en estos últimos 15 años y en Europa las mujeres constituyen el 44% de las carreras de ciencias y tecnología. No sé si vocacional o no, pero las estadísticas demuestran una mayor proporción de mujeres en las formaciones académicas, y por tanto en la preparación de lo que sería un futuro trabajo bien remunerado en nuestra sociedad. Su comentario tendría sentido hace un siglo, cuando las mujeres apenas tenían estudios ( y las que los tenían era maestras, secretarias o enfermeras, y ya se sabe el refrán de pasar más hambre que un maestro...) Esas mujeres no tenían opción, acompañaban en silencio al marido (aunque la escala fuera distinta entre Cáceres y Barcelona) se pasaban la vida dando a luz, amamantando, criando, gestionando y liderando el hogar, pero no tenían ningún reconocimiento ni valor fuera de su casa, y tenían ese rol impuesto por la sociedad, porque la otra opción era el campo o la fábrica – que también ellas hacen trabajos poco gratos-. Cuando se les dio la oportunidad de formarse, estudiar en escuelas iguales, de asumir responsabilidades similares, lo supieron aprovechar y en sólo una generación , tenemos a científicas, médicos, abogados, políticas, ingenieras brillantes. Estas profesiones que son las que también ejercen los hombres de hoy en día siguen pasando para ellas a un segundo plano en algunas ocasiones. La realidad de hoy, es que si la mujer gana más en el extranjero, porque se ha aplicado más, sabe más idiomas, o ha tenido más suerte que su pareja y ésta última está apalancada en su país por miedo o por confort, la mujer generalmente, es la que tiene que deshacer las maletas y volver a España, porque en caso contrario, se le echará encima toda la familia (generalmente la de él, los amigos de él, etc...) y presionarán para volver a ese país donde él sí tiene una oportunidad pero ella no. Las decisiones de pareja son difíciles antes y ahora. Pero la sociedad ha cambiado poco y aún no acepta ver a las mujeres haciendo lo que usted llama " trabajo sucio" que en su caso, si hablamos que reporta un interés económico mayor que el de un triste logopeda, me imagino que consistirá en hacer reuniones, convenciones, despacho calentito y liderar un equipo. Y por último, valores a parte, se equivoca también de pleno en el planteamiento sobre la relación trabajo vocacional y remuneración. Hoy, en España, un logopeda, ingeniero, médico o empleado de banca ganan lo mismo, y si son jóvenes, también, o sea, por debajo de la filóloga árabe. Si quiere (cito textualmente) "tener una formación académica orientada a ingresos", hágase político corrupto, fontanero o gogó, pero nuestro querido país no premia ni a hombres ni a mujeres que se están dejando la piel, dentro ni fuera de las fronteras en aportar ideas y soluciones para ya sea mejorar nuestra sociedad o mejorar la posición de una empresa. El dilema hoy es que ya no es válido el argumento del sueldo porque salvo que pertenezca al otro sector, la vida se nos ha devaluado y la mano de obra también. Tan sólo queda el argumento del reconocimiento o auto realización y es ahí donde no se entiende que hoy en día las estadísticas den un porcentaje más alto de mujeres que abandonan su carrera por acompañar a su pareja. Tan simple como eso.
@hypathia: Discrepe usted, discrepe. Cuanto más lo haga, más oportunidades me dará para poner los puntos sobre las íes. El rigor con el que afirmo que las mujeres estudian carreras vocacionales se basa en las cifras. Por ejemplo, un 70% de mujeres estudiando Ciencias de la Salud, con claro componente vocacional. O un 63% estudiando Humanidades, de nuevo, fuertemente vocacional. ¿Abandonar el capricho vocacional? De ningún modo. Esa posibilidad solo es justificable en un caso: Que se pretenda liderar económicamente la familia y tu vocación no parezca lucrativa. No me mezcle usted las ciencias de la salud con las carreras técnicas, amiga. Eso es trampa. Las carreras técnicas – las que caracterizan al perfil del expatriado, pues de eso estamos hablando - reúnen apenas un 27% de mujeres. Los campos en los que la mujer lidera la formación no se caracterizan precisamente por sus altos ingresos. Por ejemplo humanidades, ciencias sociales y jurídicas o ciencias experimentales (biología, matemáticas, etc…). Así que discrepo con eso de que “demuestran mayor proporción (…) en la preparación de un futuro trabajo bien remunerado”. Dejémoslo en futuro trabajo… Mi comentario se refiere a una situación muy particular: la expatriación de uno de los miembros de la pareja, donde no hay más que dos opciones. O la pareja acompaña o no acompaña. Y en este contexto, mi comentario es de una vigencia total. Naturalmente que antiguamente las mujeres tenían opción. Siempre han tenido la opción de quedarse. Y muchas lo han hecho porque sencillamente no les ha dado la gana moverse. Luego algunas se quejaban de que sus esposos eran infieles, claro, pero esa ya es otra historia… ¿Que los hombres no siguen a las mujeres brillantes de ahora? Pues verá, es que resulta que los hombres cada vez creemos menos en el compromiso de las mujeres, especialmente las actuales. Ellas son las que se divorcian en tres de cada cuatro casos. Esos son los hechos. ¿De verdad cree que yo, hombre, voy a poner mi destino en manos de quien probablemente se divorcie de mí ante la menor dificultad, como han hecho quizás la madre, hermanas y numerosas amigas, y como les recomiendan desde todos los foros? Culpe usted a quien ha desprovisto al contrato matrimonial de contenido. Ser un buen esposo y buen padre no basta. Si a ella se le acaba el amor, adiós muy buenas. Pues no, amiga, por eso no paso. La realidad es tozuda y la situación actual me indica que poner mi destino en manos de una mujer no es la mejor elección porque su compromiso es voluble. Y porque el sistema le invita a no aguantar. Y ahí están las cifras para confirmarlo. Así que ahí tenéis vuestra “libertad”: El mundo está cada vez más lleno de mujeres profesionales… solas. Y las tasas de infelicidad de la mujer, más altas que nunca. Sus tasas de cáncer, en aumento. Sus tasas de muerte por problemas cardiovasculares, en aumento. Sus depresiones, en aumento. Su esperanza de vida, en bajada… Efectivamente, el trabajo sucio consiste muchas veces en hacer reuniones que decidirán los ingresos de una empresa - y los salarios de cientos de trabajadores - mientras otros se relajan en familia. ¿Relación trabajo vocacional y remuneración? Coincidirá conmigo que la esperanza de ingresos de un ingeniero y de un logopeda no es, a priori, la misma. Si en España se da la circunstancia de que dicha diferencia de ingresos no existe, pues se emigra. Yo soy ingeniero en España y le aseguro que gano muchísimo más que un logopeda. La formación orientada a ingresos que usted sugiere puede aplicársela a sí misma. Yo prefiero ganarme honradamente la vida con mi esfuerzo sin pisotear a nadie. El reconocimiento y la autorrealización no alimentan a mis hijos ni les dan oportunidades de salir del hoyo en el que se ha convertido esta sociedad, así que permítame que insista en el argumento del sueldo, pues es el dinero y no la fama el que paga los alquileres. Trabajo porque me pagan y si no necesitara dinero para vivir, aquí no me veían el pelo.
Madre mía. No me he podido sentir más identificada. También soy socióloga, solo que yo la investigación la estoy haciendo empíricamente y en carnes propias. Me encuadro en el grupo con más retos. Madre, sin trabajo, estudiante de idiomas y que aún así, en el conjunto de su familia valora la experiencia como positiva para el grupo. Espero poder escribir muy pronto algún artículo mostrando mi historia de vida en la ratificación de la tesis de que nosotras personal y particularmente también ganamos, precisamente por el último párrafo de este artículo. Me ha encantado. Gracias Estrella Montes y Carolina Góngora
Yo vivi fuera de España muchos años, con pareja en Murcia, quien venía a verme a trompicones y decía que me quería mucho. Él trabajaba desde casa, yo tenía un buen trabajo en Bruselas. Despues de varios años le planteé que se mudara conmigo, ya que él no perdería el trabajo. Se asustó tanto que me dejó.
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