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PORTERA DE DÍA
Columna
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Flores a Floriano

Desde sus grandes tardes en los días más aciagos del 'caso Bárcenas', andaba el pobre en el destierro interno. No sale en 'Pasión de gavilanes', aunque podría, percha le sobra.

Luz Sánchez-Mellado
El vicesecretario del PP, Carlos Floriano, el pasado mes de diciembre.
El vicesecretario del PP, Carlos Floriano, el pasado mes de diciembre. EFE

Tengo un disgusto que para qué: nunca seré una it-girl. Y no es por la edad, patanes. ¿Acaso no es Cate Blanchett una cuarentona larga y nadie le tose como diosa de la alfombra roja? Lo mío no es problema de décadas, sino de agenda. Como carezco de la ubicuidad del tertuliano Paco Marhuenda, y del cuajo de la parroquiana Tamara Falcó, que un día hace voto de pobreza y al otro se va a Saint Moritz a esquiar con la pandi, siempre me pillan las tendencias en bragas. Precisamente ahora que estaba en plenas labores de deforestación del Mato Groso del Sur con vistas a la Operación Biquini 2014, va Cameron Díaz, otra que no cumple los 40, y decreta que lo fino, hoy, es llevar la región a pelo, con su floresta virgen. Y me entero cuando me he pulido el bono del láser y me han dejado un cortafuegos rollo canal de Panamá justo en la cima del monte que estás pensando. Y no es que sea una estrecha en lo tocante a esas latitudes, pero ya me dirás, con mis nulas dotes diplomáticas, qué Sacyr ni qué ministra de Fomento ni qué dignatario panameño se va a meter a arreglarme el desaguisado. Total, que me quedo sin alfombra roja y sin felpudo negro para los restos.

Hablando de pelazos, hay un enigma que me inquieta, me preocupa y me perturba más que quedarme encerrada en un ascensor con Esperanza Gracia: ¿dónde tenían escondido a Floriano? Sí, tontos, Carlos Javier Floriano Corrales. No, no sale en Pasión de gavilanes, aunque podría, percha le sobra. Me refiero al vicesecretario de Organización y portavoz in pectore del partido del Gobierno, que de labia, regu, pero de pecho va bien servido. El esbirro de Cospedal, jopelines, hay que explicarlo todo. Desde sus grandes tardes en los días más aciagos del caso Bárcenas, andaba el pobre en el destierro interno, no se sabe si por orden de la jefa o harto de que la ídem le dejara solo y en boxers ante la prensa como a Espartaco ante los leones. Ni rastro del interfecto. Con el gusto que daba verlo dar el parte pepero con ese chorro de voz, esa mata de caracoles y ese fuerte aroma de varón dandi extremeño que paraba los pulsos, ya que no las rotativas.

Hasta en eso me cogen con el paso cambiado. Iba a ir a pregonarlo al programa de Jorge Javier VázquezSálvame no; el del sobre, dicho sea sin segundas— cuando va el hijo pródigo y reaparece, hecho un brazo de pantano, a comentarnos la EPA. Que vamos en la buena dirección, a bordo del mismo yate, y que en cuanto florezcan los cerezos del Jerte, van a reventar los puestos de trabajo igual que los botones de su camisa. Lo que hubiera dicho su superiora, pero sin rictus de perdonavidas y con un melenón que para sí quisiera ella.

Y es que Floriano, de vocero, no será para tirar cohetes, pero al menos enriquece la flora y la fauna autóctona. En el INEM y en El Corte Inglés siguen con las rebajas, pero ya es primavera en Génova, 13. Y ¿sabes? Lo mío tampoco es tan grave. Lo del Mato Groso, digo. Sí, soy la última mohicana, ¿qué pasa? En lo de los felpudos pasa como con las alfombras. Vale que Cate Blanchett es la más etérea, pero nueve y medio de cada diez varones heterosexuales de mi curro están de acuerdo en que, donde esté Sofía Vergara, que se quite ese escuerzo.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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