Kilómetro cero
El vídeo que puedes ver sobre estas líneas es del 20 de noviembre de 2013. En la negrura de la noche, la Guardia Civil de Melilla grabó con una cámara de infrarrojos una infinita fila india de hormiguitas marchando ordenadamente hacia no se sabe dónde. Pero no son hormigas, y sí sabían a dónde iban. Son alrededor de mil personas entre hombres, mujeres y niños que, como cada mes, semana y día, intentaban cruzar la frontera entre Marruecos y España. La mayoría inició su camino hace años, todos ellos cargados con pocos objetos y muchas incertidumbres. Se embarcaron en esta aventura con un fin. ¿Cuál? En este blog intentaremos dar respuesta a esta pregunta.
Emigración, inmigración… movimiento. La humanidad está en constante éxodo. Su historia se configura a partir de grandes desplazamientos por todo el globo terráqueo y el fenómeno no hace sino aumentar: según datos de la ONU, unos 232 millones de personas –la mitad, mujeres- están buscando en países distintos al suyo la oportunidad de mejorar su vida.
Las Naciones Unidas reconocen la importante contribución de la migración al desarrollo en su Declaración del Diálogo de Alto Nivel sobre la Migración Internacional y el Desarrollo de octubre de 2013. En ella llaman a los países miembros a aumentar su grado de cooperación en aras de lograr que el flujo de personas que se mueve por el mundo sea más seguro, ordenado y regular. Pero aunque nacimos nómadas, ser migrante no se reconoce como un derecho sino como un estigma. En España, la crisis ha supuesto un enorme recorte de derechos para todos, pero para este colectivo ha sido atroz.
Hoy, Shivan Khalil, Mercedes Rodríguez, Quan Zhou, John Ekow y yo abrimos esta ventana al mundo para contar historias imbricadas en este fenómeno milenario. Traeremos relatos alegres, otros tristes, otros curiosos y otros divertidos, pero también llevaremos a cabo una labor de denuncia porque ni las buenas intenciones de las Naciones Unidas ni los derechos humanos se están respetando en España. Haremos nuestra pequeña guerra para acercar anécdotas que suelen quedarse fuera de las páginas de los periódicos. Contaremos que no solo en verano llegan pateras a las costas de andaluzas atestadas de hombres, mujeres y niños con terribles pasados e inciertos futuros, recordaremos que, día a día, un chico de Ghana o una mujer de Bolivia se quedan sin recibir un tratamiento médico adecuado porque no disponen de una tarjeta sanitaria. Que las cuchillas de Melilla siguen igual de afiladas dos meses después de su instalación y que los Centros de Internamiento de Extranjeros continúan tan herméticos como de costumbre.
Dicho esto, ¡comenzamos! Bienvenidos a Migrados.
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