Diseño barcelonés para la concentración del Real Madrid
FOTO: Real Madrid
Se acabaron los hoteles, el Real Madrid tiene ya casa propia. Y, parecía cantado, el blanco manda en la nueva residencia del primer equipo en Valdebebas.
Pensada para que los jugadores se concentren durante los días previos a los partidos oficiales, el inmueble ocupa varios módulos prefabricados ideados por los arquitectos de Estudio Lamela, autores -junto a Richard Rogers- de la Terminal 4 de Barajas. El interior, sin embargo, lo firma un culé muy futbolero: Francesc Rifé es uno de los interioristas barceloneses más destacados con una amplia trayectoria internacional.
Así Rifé describe el blanco, aplicado sobre vidrio óptico, como “el hilo conductor de este proyecto”. Los 60 dormitorios tienen el tamaño de un piso: 60 metros por habitación y están ubicados en los dos pisos superiores de un edificio de tres plantas. Cada habitación tiene una terraza de 10 metros cuadrados y el entrenador, estos días Ancelotti, multiplica el espacio por dos: 120 metros cuadrados. Junto a las habitaciones está todo lo que necesitan los jugadores: comedor y salas de fisioterapia y, en la planta baja: despachos, accesos, zona de espera, salas de reuniones y una sala de cine. También hay una gran piscina, desbordante, con agua caliente, luz natural y vistas al campo semiurbano de Valdebebas.
El edificio del club blanco es, sin embargo, oscuro por fuera. El negro del acceso busca destacar, una vez flanqueado el umbral, el blanco del interior. Dentro, el suelo altera un pavimento porcelánico, en las zonas comunes, con tarima de roble y moqueta clara en las áreas de descanso.
Los muebles ofrecen un muestrario de diseño reciente nacido clásico con mesas de Vitra, sillas de Andreu World, sofás de Uno design y lámparas de Sank y Vibia.
La sobriedad de Rifé ha sabido lidiar con la zona más difícil para cualquier diseñador que trate de poner orden en la vida privada de un equipo con una historia de éxitos: los trofeos están ordenados en estanterías metálicas ideadas por el propio diseñador. Es él quien cuenta que el proyecto es 100% desmontable “para poder controlar la maquinaria oculta”, explica. Ha cuidado la absorción acústica y el posible cambio de iluminación. Es un techo de lamas longitudinales tapizadas lo que permite tanta flexibilidad.
En la parte más privada, en los dormitorios, la madera es de eucalipto, la cama, doble, la zona de estar esconde un televisor y en la puertaventana, sobre un panel traslucido, el único ornamento está tan cantado como el color blanco: un enorme escudo madridista.
FOTO: Fernando Alda
FOTO: Real Madrid
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