Cortos de vista

En esta sociedad de vértigo creo que sería muy conveniente parar los motores de este cohete absurdo en el que nos hemos montado y tratar de analizar si estas velocidades a las que viajamos nos van a conducir a un final feliz. Y en esta parada, que cada día se antoja más obligatoria y necesaria, tenemos que exigir a nuestros políticos menos cortedad de miras. Que dejen de imaginar este país como un gran bingo nacional en el que todo se decide de un día para otro. Hay que obligarles a otear horizontes más nobles y despejados, aunque sean más lejanos y menos productivos, políticamente hablando.

Que nuestro voto reflexivo y crítico sirva de palanca para exigirles proyectos de futuro consecuentes a los intereses de la sociedad, y no al amiguismo y al enchufismo. Que tomen nota, cuando presumen de altruismo en la “cosa pública”, de la labor callada, sacrificada y científica de tantos investigadores, conocidos unos y otros más anónimos, que trabajan para dar mayor calidad de vida a sus conciudadanos.

Si esta estación es el comienzo de otros valores, el inicio de una nueva era de gente pública de mirada más limpia y desinteresada, el final de esta saga de políticos miopes y cortos de vista, habremos elegido el principio de un viaje cuyo final pinta mucho más feliz y prometedor.— José Ramón García Castaño.