Sociedad contemporánea
Asistimos a un proceso de deshumanización constante. Concebimos al propio ser humano, a nosotros mismos, como un simple número. No tenemos nombre, ni historia y mucho menos sentimientos. En cualquier noticia podemos atisbar un número de afectados por algunas medidas o catástrofes, pero no sabemos nada más de ellos.
La empatía ha desaparecido de nuestro mundo y se aleja con una rapidez propia de cualquier ser que huye de su muerte. Hemos aprendido a leer para enterarnos de la actualidad, pero no para pensarla. Que un terrorista suicida haya matado a 10 personas nos consterna, cuando nos enteramos de que ese atentado ha tenido lugar en Bagdad y encima los muertos son musulmanes se nos volatiliza la pena.
Se presenta un mundo complicado de comprender, centrado en su propio ombligo, sin poder pensar por sí mismo y mucho menos pensar por los demás, “mientras no me afecte a mí”. Nos hemos olvidado del valor supremo de la vida y lo peor de todo, lo sabemos.— Alberto Briones Herranz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.