El paparazi que no estorba
Richard Young exhibe las fotos más íntimos de los famosos que le han abierto sus puertas 35 años
Hubo una época en la que los paparazis se contaban con los dedos de la mano, en la que los publicistas de Hollywood no ejercían de rottweilers y en la que era posible intimar con estrellas del rock con un poco de picardía y buenos modales. Esa era la época de Richard Young, un fotógrafo de sociedad que cazó a las personalidades más relevantes de las décadas de los setenta y ochenta. Young fue invitado al festival de Cannes y a la ceremonia de los Oscar, fue de gira con los Sex Pistols y acompañó a Fidel Castro por Cuba. Ha fotografiado a Nelson Mandela, al Dalai Lama, Madonna, Lady Di. Y retrató a Keith Moon, batería de The Who, horas antes de morir. Fue uno de los primeros fotógrafos dedicado a los famosos y uno de los últimos que pudo tutearse con ellos.
La exposición Pret-a-Photo, en The Richard Young Gallery, en Londres, recoge algunos de los momentos más estelares de sus cuatro décadas detrás del objetivo. Su selección entre más de dos millones de negativos incluye imágenes de Bianca Jagger limpiando a Rupert Everett con una servilleta con Andy Warhol como testigo; los Beatles de juerga con Elton John; Kate Moss y Johnny Depp en el Ritz de París y Mick Jagger cepillándole la melena a Jerry Hall. "Llevo 35 años fotografiando a Jagger y siempre ha sido un caballero", asegura Young. Todas las imágenes, expuestas hasta finales de enero, están a la venta con precios de entre los 90 y los 6.000 euros.
La exclusiva de un cariñoso beso de Elizabeth Taylor y Richard Burton durante el 50º cumpleaños del actor le convirtió en fotógrafo profesional. Young no tenía invitación, pero logró colarse en la fiesta congraciándose con los empleados. El fotógrafo nunca se ha dedicado a perseguir a los rostros conocidos, pagado a informadores, ni usado teleobjetivos. Él atribuye su talento para acceder a los momentos íntimos de los famosos a una combinación de suerte, encanto y saber estar. "Si quieres sacar fotos en un restaurante, al menos ten la cortesía de cenar en él. Vístete de manera apropiada, sé amable, entiende la situación y muestra respeto por los demás”, aconseja.
Hijo de un vendedor de mercado, Young creció en una familia judía del norte de Londres que le inculcó la importancia de la cortesía. El consejo paterno resultó ser de tremenda utilidad cuando trabajando de dependiente en una librería, un amigo periodista le presentó a John Paul Getty III, el nieto del magnate del petróleo, que acababa de ser liberado de un secuestro por parte de la mafia. Young cayó en gracia al heredero y le permitió fotografiarle durante su estancia en Londres. Este chivatazo le procuró su primer trabajo como colaborador en el diario vespertino The Evening Standard. Más adelante fue contratado por David Bailey en la revista Ritz, precursora de las revistas del corazón, a través de la cual visitó el club Studio 54 en Nueva York y la Factory de Warhol.
A sus 67 años ha publicado varios libros y sigue siendo un habitual en las fiestas, backstages y desfiles de moda en la capital británica. Un vistazo a su trayectoria revela los cambios experimentados en el mundillo de las celebridades: cómo se ha profesionalizado, comercializado, y cómo a medida que las cámaras se han vuelto más agresivas y omnipresentes, los retratados se muestran hostiles y desconfiados. Él mismo es consciente de que es uno de los últimos de su especie. Hoy prefiere capturar a los famosos de espaldas y de esta manera documentar el circo mediático que generan a su paso.
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