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Soros: el paradigma del especulador

Su fama de filántropo no ha llegado a ocultar sus claras habilidades financieras Está entre las 30 mayores fortunas del mundo con los 20.000 millones de dólares que acompañan a su apellido Ahora, siguiendo la estela de Bill Gates, busca oportunidades en España Ha comprado participaciones de Esther Koplowitz en FCC

George Soros, en un evento filantrópico en el Warldorf Astoria de Nueva York, en noviembre.
George Soros, en un evento filantrópico en el Warldorf Astoria de Nueva York, en noviembre.ANDREW KELLY (REUTERS)

Bono, Christine Lagarde (directora gerente del Fondo Monetario Internacional), Jim Yong (del Banco Mundial) y Kofi Annan (ex secretario general de las Naciones Unidas), junto a los presidentes Edi Rama (Albania), Ellen Johnson Sirleaf (Liberia) o Hendrik Toomas Ilves (Estonia), o el economista Joseph Stiglitz. Al ver la lista, se podría pensar que es la convocatoria de otra cumbre de desarrollo. Pero se trató de algo mucho más íntimo. Son algunas de las personalidades invitadas a la última boda de George Soros, entre los que se encontraba también Nancy Pelosi, la líder demócrata en EE UU; Andrew Cuomo, el gobernador de Nueva York, o Emma Bonino, ministra italiana de Exteriores.

La ceremonia que unió al reputado inversor y filántropo, de 83 años, con Tamiko Bolton, casi 40 años más joven, tuvo lugar a finales de septiembre en la propiedad al norte de Manhattan que le compró a Michael Crichton, autor de Parque Jurásico. Además de sus cinco hijos, entre los asistentes había hombres de negocios de la talla de Paul Tudor, Julian Robertson y Jonathan Adair Turner. Era su tercer enlace, y con los cerca de 20.000 millones de dólares que acompañan a su apellido, Bolton no tuvo límites para ser cuidadosa en los detalles de la fiesta.

A Soros se le puede llamar muchas cosas. Pero a este defensor de las causas progresistas se le conoce también por ser uno de los más grandes especuladores. Siempre pone el dinero a funcionar. La revista Forbes le coloca entre las 30 mayores fortunas del planeta. Hace dos años reconvirtió su fondo de riesgo para dedicarse a gestionar el patrimonio familiar. Lo orientaba hacia algo más privado para —de paso— no tener que someterse a las reglas que rigen Wall Street tras la pasada crisis financiera, que pretenden arrojar más luz sobre las operaciones en este lucrativo negocio.

El magnate y sus tópicos

- Nacido en Budapest, es un superviviente de la ocupación nazi de Hungría.

- Lo paradógico es que critica la manera de funcionar del mismo sistema capitalista que le permite hacer miles de millones.

- Respaldó la candidatura de John Kerry para tumbar la reelección de George Bush.

- Amasó gran parte de su fortuna apostando hace cuatro décadas contra la libra esterlina.

- Se le culpa de haber desencadenado la crisis financiera asiática en 1997.

- Dicen en Wall Street que es mejor tenerlo como amigo que como enemigo.

- Con una inversión de 75 millones de dólares, es el tercer accionista privado de la constructora FCC, detrás de Gates.

- Anticipó la última hecatombe financiera.

Es conocido que el fondo de Soros busca ahora oportunidades en España, aprovechando que la economía muestra los primeros signos de estabilización. Esta semana trascendió que compró gran parte de la participación de la que se desprendió Esther Koplowitz en la constructora FCC, donde también acaba de apostar su dinero Bill Gates. La cantidad que inyecta en la multinacional española, en todo caso, es un pico comparado con los 25.000 millones de dólares que se acumulan en las carteras de Soros Fund Management. Pero los cerca de 75 millones de dólares que invierte le permiten ser el tercer accionista privado, detrás de Gates.

Nacido en Budapest, George Soros es un superviviente de la ocupación nazi de Hungría. Emigró a Reino Unido, donde estudió en la London School of Economics antes de lanzar el fondo especulativo Quantum en 1996. Lo paradógico es que critica la manera de funcionar del mismo sistema capitalista que le permite hacer miles de millones apostando en los momentos de desequilibrio. También hace escuchar su voz y su dinero a favor de los demócratas en EE UU, como hizo al respaldar la candidatura de John Kerry para tumbar la reelección de George Bush.

Al igual que el fundador de Microsoft, trata de ofrecer una imagen más de filántropo. De hecho, la gestión diaria del fondo que pertenece a Soros y sus fundaciones corre más a cargo de sus hijos Jonathan y Robert pese a aparecer como presidente de la estructura. El magnate amasó gran parte de su fortuna apostando hace cuatro décadas contra la libra esterlina, jugada que puso entre las cuerdas al Banco de Inglaterra. También se le culpa de haber desencadenado la crisis financiera asiática en 1997 con operaciones similares contra el baht tailandés y el ringgit de Malasia.

Por estos tres episodios, dicen en Wall Street que es mejor tener a Soros como amigo que como enemigo, lo que le convierte en una fuerza mayor. Por eso sus movimientos se siguen al milímetro en un mundo en el que prima la percepción sobre la realidad. Y por las consecuencias de sus jugadas se explica que fuera uno de los invitados al desayuno que ofreció en Nueva York el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en pleno ataque contra la deuda española. Pero en el haber de Soros también hay sonados fracasos, como el colapso bursátil de 1987, la crisis del rublo en 1998 o el estallido de la burbuja tecnológica.

George Soros fue, en todo caso, uno de los que anticipó la última hecatombe financiera por el colapso del mercado de deuda. La clave de su trabajo tanto en el mundo de las finanzas como de la filantropía, dice, no está tanto en acertar en las predicciones como en corregir las ideas que son falsas. El inversor, explica, suele operar con una “inteligencia limitada”. Por eso cree que la ventaja al especular es entender la situación mejor que el resto.

Recientemente hizo una férrea defensa del euro y es uno de los principales vocales del proceso de integración europea. Sus inicios en el mundo de la filantropía datan de cuando ayudó a financiar los estudios de estudiantes negros en la Universidad de Ciudad del Cabo durante el apartheid en Sudáfrica. Sus fundaciones y el Open Society Institute están en este momento activas en más de medio centenar de países emergentes, donde se dedican a promover los valores de la democracia y de sociedades tolerantes con las nuevas ideas y con las distintas formas de pensamiento. El filósofo Karl Popper fue su mentor y guía de su activismo político.

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