‘Bajona’: aquí huele a halitosis
Mi ánimo está tan por los sueños que no he podido disfrutar de mi pasatiempo favorito: la lectura de las celebraciones navideñas de los famosos en el '¡Hola!'
Por fin se acaba este annus horribilis, al que dan ganas de quitarle una ene para traducirlo como almorrana. Me cuesta recordar cosas buenas que hayan pasado en este país en 2013. Bueno, sí, vale, el Athletic va cuarto en la Liga. Poco más. Lo reconozco: quizá mi ánimo esté condicionado por esta shitstorm (literalmente, tormenta de mierda) de finales de diciembre, con el caos de la tarifa eléctrica, el descubrimiento de que Aznar era un mecenas (esto sí que es un golpe a la cultura), el registro de la sede del PP (perdón, no fue un registro, colaboraban con la justicia) y, de postre, la “ley de protección de los derechos de la mujer embarazada” (hace falta valor, ven a la escuela de Gallardón), que nos devuelve no a 30 años atrás, sino a la España franquista con olor a halitosis de cura en confesionario.
Fíjense cuán grave es mi bajona que ni siquiera he disfrutado como debería de mi pasatiempo favorito en estas fechas: la lectura —si se le puede llamar así— de las celebraciones navideñas de los famosos en el ¡Hola! La mesa de Terelu Campos, por ejemplo, me ha decepcionado: esperaba algo más explosivo de la protagonista del imprescindible tumblr ¿Qué es eso que llevas puesto, Terelu? (terelookcampos.tumblr.com), y nada: ni floripondios, ni lazos gigantes dorados, ni vajillas de Versace, sino una sobria decoración de banquete de clase media-alta.
Tampoco satisface mi ansia de barroquismo la mesa de los príncipes Vittoria y Manfred Windisch-Graetz en su pedazo de mansión de cinco plantas, aunque sí me ha gustado su historia: esta parejita de nobles pijos pero píos demuestra su carácter solidario pagando la educación de jóvenes seminaristas sin recursos. Déjate de bobadas de desahuciados, refugiados sirios o hambrunas africanas: para ellos “lo fundamental es la formación de sacerdotes”.
¿Y los menús festivos del final de la revista?, se preguntarán. En el último número, unos diseñadores de moda celebran “la Navidad más mágica” en un restaurante de Mallorca, acompañados de unas cuantas modelos que evidentemente no cambiaron su hoja diaria de lechuga iceberg por una sopa con, ¡qué horror!, hojaldre, y un pavo con, ¡qué pedos!, coles de Bruselas. En el anterior, Jordi Cruz nos invita a preparar unas “gambas de Palamós asadas, infusión de sus cabezas con setas y aceite haciendo referencia a la donostiarra”. Asúmanlo: como el back to medioevo gubernamental, los nombres pomposos de platos seguirán siendo tendencia el año que viene. ¡Feliz 2014!
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