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La obra política de Suárez

Protagonistas de la Transición explican los mayores logros políticos de los Gobiernos de Adolfo Suárez

La memoria colectiva tiende a simplificarlo todo. Los grandes personajes de la historia se reducen a sus momentos estelares. Suárez es su sonrisa, el “puedo prometer y prometo”, su sangre fría durante el 23-F. Treinta años después, su papel en la historia se reduce a unos pocos flashes y las nuevas generaciones desconocen el encaje de bolillos continuo que supuso su política.

En un vídeo como este, con la imagen llena de grano, con un sonido lejano, antiguo, algunos de los protagonistas de la Transición exponen esas medidas que cambiaron el país en cuestión de pocos años pero que no tienen una foto fija, un momento televisado que se plasmara en la memoria.

Para actores principales en la Transición como Marcelino Oreja, Soledad Becerril o Santiago Carrillo una de las medidas más destacadas de la política de Suárez fue la legalización de partidos, la inclusión de líneas de pensamiento reprimidas durante toda la dictadura. Oreja recuerda que cuando oyó el discurso de Suárez sabía que se dirigían a la “democracia plena”, ese era su propósito.

Soledad Becerril, la primera mujer que formó parte en un Consejo de Ministros en la democracia como ministra de Cultura, destaca un asunto en la política de los Ejecutivos de Suárez: la reforma civil y penal que además abolió las injusticias y la discriminación del franquismo hacia la mujer.

“En pocos meses no había ni un solo preso político en las cárceles españolas ni un solo exiliado”, expone Rodolfo Martín Villa, ministro de Gobernación con UCD en el Gobierno entre 1976 y 1979 y uno de los que, como Suárez, había sido bautizado políticamente por el franquismo.

Uno de los partidos que más sintieron el aperturismo de Suárez fue el Partido Comunista de España. El Sábado Santo de 1977, por sorpresa, tensando la cuerda hasta límites insospechados, la formación volvía a la legalidad tras décadas de clandestinidad. Su líder en aquel momento, Santiago Carrillo, recuerda que el expresidente recogía todas las medidas que ellos pretendían para hacer efectiva la ruptura contra el régimen: la amnistía política, la legalización de todos los partidos, la convocatoria de Cortes Constituyentes y los pasos para descentralizar el Estado.

La tensión política que generó este tipo de medidas no lograba eclipsar una de las principales armas políticas de Suárez: su sonrisa, tras la que escudaba sus intenciones y que le abría las puertas de la simpatía. Pero su audacia se tuvo que enfrentar no solo a reformas políticas, sino también económicas. Becerril recuerda que España arrastraba en los años 70 graves problemas, derivados, en parte, de la profunda crisis mundial de 1973. Los pactos de la Moncloa, que Suárez impulsó, pretendían un nuevo orden laboral y económico para frenar el paro y la inflación galopante.

Los pactos de la Moncloa son solo una parte del legado político de Suárez, el hombre que sonreía a sus enemigos, ya estuvieran entre los nostálgicos del régimen, en la oposición o en su propio partido. “Algunas de las reformas que se impulsaron siguen aún en vigor”, cuenta Federico Mayor Zaragoza, uno de los más cercanos consejeros del expresidente durante la Transición.

Sobre estos testimonios sobrevuela la idea de que ese abulense bien plantado fue el hombre que obró el milagro. El hombre que consiguió desmantelar en pocos meses el entramado franquista abriendo paso a la democracia. Y todo, sin perder la sonrisa.

Texto: Marta Castro / Vídeo elaborado y editado por: Lucía Rodríguez de la Peña, Delia Muñoz, Manuel Morales, Lorenzo Calonge y Marta Castro

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