Contra España
Esta "carta abierta" ha sido escrita por el periodista Daniel Jimenez (@djimenez32)
La Puerta del Sol tomada durante el 15M. Junio 2011. Por Nathalie Paco.
Señores que legítimamente ostentan el desgobierno, les doy la enhorabuena. Lo han conseguido: somos un país mucho peor que antes. Y cuando decimos peor, no nos estamos refiriendo a la crisis, que sabemos que marcha mejor que nunca; tampoco a la economía, o por mejor decir, a esa manera que tienen ustedes de entender la economía, y que consiste en tratar a las personas como números, y a los números como dioses.Ustedes, tan diestros en la materia de envilecernos, son los culpables del mayor saqueo que hayamos vivido en mucho tiempo.
Pero no se engañen: esta carta abierta no es un alegato más sobre lo que hace el 1% contra el 99%. O al menos no quiere hablar solo de las consecuencias materiales de tamaño despojo. Cuando decimos que este es un país mucho peor que antes, lo que decimos es que también se ha producido un despojo moral y ético. Somos un país mucho peor que antes porque las personas que vivimos aquí somos peores personas. Y lo somos porque, poco a poco, nos están despojando de nuestra dignidad y de nuestros valores. Nos están envileciendo y animalizando. Por este camino, pronto el canibalismo será el sentido común.
Claro que para ser caníbales, primero tendríamos que aceptar que nos estamos comiendo a otros seres humanos. Y algunas personas ni tan siquiera son consideradas como de nuestra misma especie. Hace no mucho tiempo colaboré en una campaña contra la racista e inhumana, porque inhumaniza, ley del apartheid sanitario, que deja los inmigrantes no regularizados sin asistencia en los centros de salud, de modo tal que si quieren curarse, tienen que ir a urgencias. Pero hay alumnos todavía más aplicados en el suministro de este castigo a los de fuera. Conozco casos de personas inmigrantes que han ido a urgencias, y una vez en el hospital les han dicho los profesionales sanitarios que solo les atendían si ingresaban una cantidad de dinero de varios cientos de euros. Lo cual va mucho más lejos que lo que dice la ley. Es decir, es ilegal y abusivo, y un abuso que se produce sobre la base de una norma que será legal, pero es demencial. En algunos casos, las personas afectadas eran personas formadas que conocían la norma y sus derechos, y gracias a dicho conocimiento lograron ser atendidas y no pagar. ¿Pero se imaginan cuántas personas inmigrantes que piensan que la ley es efectivamente así, se estarán quedando sin asistencia mientras siguen padeciendo su enfermedad y lo que es mucho peor, el olvido de esta sociedad inhumana? Esto sucede en el único país del mundo que está retrocediendo en un ámbito tan importante como es la asistencia sanitaria universal. En este caso, no solo somos un peor país que antes, sino que tal vez seamos el peor país del mundo.
Somos un país cada vez más envilecido que día tras día marca nuevos hitos en la historia del oprobio. Otro de nuestros éxitos es haber logrado que la educación vuelva a ser un privilegio para los ricos. A veces pienso que si yo hubiera tenido la mala fortuna de nacer quince años más tarde, hoy no sería periodista. Recuerdo que en mis tiempos pude estudiar, pese a todos los pesares. No fue fácil. Nací en Orcasitas, uno de los barrios más humildes, o por mejor decir, humillados, de Madrid. Gracias a la matrícula de honor que obtuve en el instituto pude cursar periodismo. Pero esa matrícula no supuso el fin de todos los obstáculos. Por supuesto que no. Si eres pobre, nunca es tan sencillo. Los primeros años de carrera me tocaba trabajar muchas mañanas en la obra, con mi padre, como calefactor, y después iba por la tarde a clase, sin poder ducharme muchas veces, con el pelo sucio por el polvo. Ya entonces percibía que los chicos y chicas de barrios como el mío eran una minoría en la universidad. Aunque había, afortunadamente. Ahora los que nos gobiernan están a punto de acabar con esta anomalía. Que el nieto de una mujer analfabeta y de barrio pobre pueda tener una carrera es algo que va a ser casi imposible de nuevo. También deberíamos celebrarlo, sobre todo los pobres, los descendientes de los derrotados en la guerra civil, para que mostremos lo orgullosos que estamos de ser cada día un poco más ignorantes.
Tan ignorantes somos que seguimos votando a los que nos envilecen, a los que nos quieren cada día más necios.A los que hablan de meritocracia mientras defienden los privilegios de sangre de un monarca cuestionado y criado políticamente en las faldas de un dictador. A los que pregonan mano dura con la mano derecha mientras que con la mano izquierda reciben sobres. A los que nos hablan de democracia mientras criminalizan la desobediencia civil. A los que ponen un impuesto al sol mientras demuestran una creciente ceguera a cada paso que dan. A los que, lamentablemente, sí nos representan, porque de hecho hemos dejado que nos representen. Y cada día seguimos permitiéndolo. Nos representan y representan un país que es peor cada día. Un país llamado España que han convertido en su España. Una España detestable, abúlica y psicópata, idiota, alienada y caníbal que solo puede causar escándalo entre la gente decente. Una España que nos ultraja y nos ofende continuamente. Una España que debe desaparecer. Porque merecemos otro país muy distinto. Un país abierto, que acoja a los de fuera y que proteja a los de dentro. Un país en el que viven personas que se esfuerzan por ser un poco mejores cada día. Solo entonces tendremos motivos para estar orgullosos y no nos dará vergüenza decir el nombre de este país inmisericorde con los débiles y dócil con los poderosos. Mientras no lo logremos, les seguiré felicitando, señores que legítimamente nos estrangulan. Enhorabuena, lo han conseguido, ya no nos sentimos en casa.
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