Entre medianeras corre el aire
Alfonso Mollinedo habla de “un adosado que respira”, y recuerda que no nos fijamos en el aire, que el aire es rutina hasta que escasea. El no lo olvidó al abordar la vivienda unifamiliar entre medianeras que ha levantado en Jaén: no quería añadir un sándwich más a la merienda que está devorando tantas periferias españolas.
Así, lejos de encajar (adosar) una casa más, él y su socia en el estudio Non Arquitectura, la arquitecta Esperanza Lozano, optaron por exprimir de otra manera la parcela (de 7,50 metros de fachada y 48 metros de fondo): “No es una vivienda en una parcela sino que la parcela es la vivienda”, cuenta. Y es cierto que uno entra en el patio y transita por el jardín antes de alcanzar la casa. En esta vivienda, las rampas, los rincones, los jardines, las terrazas, los diversos patios y los interiores entretejen una manera de vivir distinta, abierta y protegida a la vez, ligera, fluida y, sin embargo, con espacio para la privacidad. Además de conseguir respirar por las cuatro fachadas, estos arquitectos buscaron entremezclar opuestos: llevar luz al interior, contraponer materiales ligeros a la permanencia que se espera en una vivienda.
Los clientes no solo aceptaron la propuesta, también la alentaron. Vieron así cómo los escasos metros de su parcela se multiplicaban. Entendieron que su casa no exigía elegir entre vivienda interior y jardín exterior. Al contrario: ese ejercicio de recorridos multiplica el espacio, los puntos de vista y el uso. Por eso, además de concatenar estancias y de conseguir fluidez espacial con circulaciones alternativas, la vivienda es permeable: las estancias permiten el contagio de luz, vistas y ventilación.
Mollinedo cuenta que alterar las cosas no fue fácil. Precisaron “intensas e interesantes charlas con el área técnica del Ayuntamiento para aplicar la normativa releyéndola”. El cambio, si no es caprichoso, es costoso. Alguien tiene que trabajarlo. Por eso la estrategia estructural que describen los arquitectos fue la de plegar las medianerías en forma de L para sujetar el edificio como si tuviera brazos, suspendiéndolo. “Las medianeras se comportan como un recortable que deja leer de donde se obtiene la fuerza y de dónde nace el vacío”, explica. Al liberar la edificación de los bordes laterales pudieron concentrar la mayor parte de la masa construida en un prisma central.
La vivienda ha obtenido el certificado energético “A” gracias al empleo de estrategias bioclimáticas como la orientación correcta, el aislamiento, el control de corrientes de aire y la siembra de masas vegetales en las cubiertas. Los cerramientos con termoarcilla, los aljibes de recuperación de aguas de lluvia para su uso en riego y cisternas y el empleo de materiales estandarizados como el hormigón prefabricado también han contribuido al ahorro energético.
Presupuesto según los arquitectos:
Para la parte de vivienda: 715€ /m2
Para la parte de rampas, patios, garaje, piscina: 300€ /m2
Para a parte de jardines: 120€ /m2
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Babelia
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