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'Piano, piano'

Carlo Scarpa era un arquitecto lento. Por eso hay que recuperarlo Phaidon publica un monográfico sobre el italiano que podría rematar el 'revival' que se viene barruntando en los últimos

Pabellón en Venecia
Pabellón en VeneciaPhaidon

Parece normal que, pasados varios lustros en los que la arquitectura ha adoptado la espectacularidad y la velocidad que exigen las economías emergentes, un nombre como el de Carlo Scarpa (1906-1978) lleve décadas al margen de lo que se enseña en la universidad. El arquitecto veneciano era conocido por ser obsesivamente detallista (como su ídolo, Frank Lloyd Wright), por su apreciación de la cultura y el entorno como variables fundamentales en el diseño de cualquier edificio... y también por ser lento, muy lento.

La fundación Masieri
La fundación MasieriPhaidon

Le venía de casta: antes de trabajar como arquitecto pasó diez años al frente de Venini, el fabricante de objetos de cristal de Murano. Allí aprendió que hasta el más contundente de los materiales, el hormigón, se puede trabajar con delicadeza, y que para apreciar las sutilezas de la forma hace falta un ojo entrenado. Porque no es solo que se tomara su tiempo para construir sus proyectos (tardó 20 años en concluir el Museo Castelvecchio de Verona), sino que también lo esperaba del espectador.

Últimamente un par de exposiciones han recuperado su figura, pero ahora Carlo Scarpa, una monografía publicada por Phaidon, podría hacer oficial el revival. Es el momento justo. La reflexión a propósito de lo pequeño del brillante italiano suena a música en plena resaca guggenheim.

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