Otro modelo nuclear
Los dos nuevos reactores británicos resuelven la financiación de energías con gran coste inicial
El accidente de Fukushima, en marzo de 2011, tuvo notables consecuencias sobre lo que entonces se consideraba un inminente “renacimiento” nuclear: produjo el apagón del parque nuclear japonés, uno de los más potentes del mundo, sin saberse cuál será su destino final; precipitó la decisión de cierre del alemán a principios de la próxima década y aumentó los costes potenciales de los proyectos futuros al exigir los reguladores europeos más medidas de seguridad. En ese momento había en Europa Occidental dos reactores en construcción, en Finlandia y Francia, ambos de tecnología francesa, aunque en el resto del mundo se están construyendo una cincuentena más.
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Ahora, dos años después, se acaba de anunciar la próxima construcción de dos reactores en Hinkley Point (Somerset), en Reino Unido. Este nuevo proyecto tiene particularidades dignas de ser resaltadas. El liderazgo lo tendrá Electricité de France (EDF), la compañía pública de electricidad de Francia, pero participarán con una parte significativa del capital dos compañías públicas chinas, China General Nuclear Corp y China National Nuclear Corp, con un tercio del proyecto. Areva, la compañía pública francesa propietaria de la tecnología de los reactores, tendrá un 10% de participación y el resto corresponderá a EDF y a algunos inversores minoritarios no especificados. Es decir, la idea defendida en Reino Unido de dejar a la iniciativa privada (y al capital privado) la tarea de invertir y operar las nuevas instalaciones nucleares, se ha concretado en la constitución de un consorcio cuyo capital es casi totalmente público y extranjero.
Para recuperar y rentabilizar la inversión a realizar, unos 19.000 millones de euros, el Gobierno británico pagará la electricidad generada, durante los 35 años a partir de la fecha de puesta en funcionamiento, a unos 109 euros por megavatio hora, es decir entre el doble y el triple del precio medio de la electricidad europea. Este último punto requerirá de la autorización de la Comisión Europea, que deberá asegurarse de que estos precios no entran en contradicción con las normas que regulan las ayudas de Estado a la industria. El proyecto contiene ya algunos elementos de gran relieve político y estratégico, en particular la presencia de compañías chinas. Estamos ante el inicio de un nuevo modelo que podría generalizarse en el modo de afrontar infraestructuras que requieren una considerable inversión inicial.
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