Jerez, beber, comer, disfrutar...
En liza estuvieron siete países, cada uno representado por dos expertos, sumiller y cocinero.
Equipos que habían llegado a la final después de dos años preliminares, tras superar las pruebas de selección en sus lugares de origen.
Áreas geográficas donde el consumo del jerez goza de arraigo, Bélgica, Dinamarca, Estados Unidos, Holanda, Reino Unido, Alemania y España.
En la balanza 21 recetas, tres de cada pareja, que se armonizaron con otros tantos vinos. Todos del marco naturalmente.
Vinos elegidos libremente por los concursantes dentro de las marcas adscritas al Consejo www.sherry.org y www.fedejerez.com
De eso trata la Copa Jerezde impulsar su conocimiento. Un certamen que ayer, 15 de octubre, celebró su 5ª Edición con asistencia de profesionales y periodistas de medio mundo.
En el jurado Pitu Roca, presidente, Juli Soler, Ángel León, el sumiller y Master of Wine, Doug Frost, el master sumiller inglés Ronan Sayburn, y yo mismo.
Durante 4 agotadoras horas probamos platos y vinos.
Escuchamos con atención a los cocineros y seguimos las explicaciones de los sumilleres.
Disfrutamos con grandes manzanillas, palos cortados, finos, amontillados, varios “cream”, dos Pedro Ximénez, además de olorosos y moscateles.
Auténticos tesoros. Cada uno en las botellas de sus respectivas bodegas.
Moscateles que se habían preferido a los PX por su acidez y frescura; finos decantados previamente, elegidos por sus notas florales; amontillados por los dejes tostados, y olorosos por sus texturas.
Con frecuencia se nos indicaba la temperatura de servicio, por lo general bastante frescos. Vinos servidos en grandes copas como corresponde a su categoría, igual que los mejores albariños, los vinos de Alsacia y los grandes borgoñas.
Todo un ejercicio de cultura gastronómica.
Daba igual quien ganara. Lo que estaba en juego era la cultura que poseían de los jereces los 7 equipos participantes.
Para mí tres equipos -- Dinamarca, Bélgica y Holanda -- merecían estar en el podio.
Pero lo importante de la Copa Jerez, que desde 2004 está en funcionamiento aunque pocos lo sepan, es que estos vinos gaditanos avanzan decididos a cambiar el paso. Dispuestos a romper con la imagen que los relacionaba con ferias populares y vinillos de tapeo.
Tarde o temprano, estoy convencido, acabarán siendo declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Solo es cuestión de tiempo.
Víctor de la Serna me comentaba el auge de las catas de Jerez en Estados Unidos.
Ayer mismo me lo confirmó el experto neoyorquino Steven Olson www.akawinegeek.com
De cinco restaurantes que visité en Bélgica en agosto, cuatro proponían vinos de Jerez para determinados platos. La tendencia se confirma.
Vencedor: Restaurante Clou (Dinamarca)
Mejor chef: Jonathan Kjølhede Berntsen, del restaurante Clou (Dinamarca)
Mejor sumiller: Hannes Desmedí, del restaurante Hertog Jan (Bélgica)
Mejor armonía con primer plato: restaurante Inter Scaldes (Holanda)
Mejor armonía con plato principal: restaurante Hertog Jan (Bélgica)
Mejor armonía con postre: restaurante Inter Scaldes (Holanda)
Mejor armonía creativa: restaurante No. 9 Park (EEUU)
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