Grimaldis fuera de foco
Son los hijos de la princesa rebelde que tuvo con dos de sus guardaespaldas. Protegidos por su madre, han crecido lejos de la atención mediática que acapara su familia. Pero algo ha cambiado. Los hijos de Estefanía asoman la cabeza. Luis, como jugador de fútbol; Paulina, en los desfiles de moda de París, y camila, acompañando a su madre
En las grandes ocasiones, los balcones del palacio de Mónaco se abren para que los Grimaldi saluden a su público. Alberto preside el ceremonial acompañado desde hace dos años por su esposa, Charlene. También se asoman a la plaza Carolina y sus cuatro hijos, y en ocasiones, Estefanía cumple con la tradición en solitario. Hace tiempo que la hija pequeña de Raniero y Grace lleva una vida bastante apartada de la curiosidad mediática, tras años de protagonizar sonadas portadas por sus poco convencionales amores. De dos de ellos nacieron Luis, Paulina y Camila. Son los otros Grimaldi, los que permanecen en segunda fila.
Mientras Andrea, Carlota, Pierre y Alejandra crecían ante los ojos de medio mundo por la exposición a la que su madre, Carolina, los sometía, Estefanía protegía a los suyos de los focos. La historia de las dos hermanas siempre ha sido distinta. La mayor se casó a bombo y platillo; la segunda lo hizo a escondidas y con la oposición familiar. Todos dicen que tiene que ver con el drama vivido por la muerte de Grace Kelly, que convirtió a Estefanía en la princesa rebelde.
Estefanía acompañaba a su madre el día en que su coche se despeñó por una pronunciada curva camino a Montecarlo. Hay quien aseguró esos días que era ella quien conducía. Nunca se confirmó. Desde ese accidente, la vida de Estefanía cambió. Tuvo que seguir tratamiento psicológico y comenzó una vida en espiral que le separó de su padre. No terminó sus estudios, se lanzó al mundo de la música e inició una larga lista de conquistas. Primero, el hijo de Jean-Paul Belmondo; luego, el de Alain Delon, y más tarde, un playboy con el que se mudó a Los Ángeles para trabajar en un disco del que solo vendió 30.000 copias. De regreso al Principado se enamoró de su guardaespaldas, Daniel Ducruet, con el que tuvo dos hijos: Luis, nacido en noviembre de 1992, y Paulina, que llegó dos años después.
Mientras Carolina salía al balcón a mostrar a sus niños al mundo, Estefanía vivía apartada de la familia. Tras casi cinco años de distanciamiento, Raniero perdonó a Estefanía, pero puso condiciones: la primera, que se casara con Ducruet. Fue una ceremonia discreta y un matrimonio breve. Un año después, el guardaespaldas era pillado in fraganti en una piscina mientras mantenía relaciones sexuales con una bailarina. El divorcio fue rápido. Estefanía comenzó entonces una nueva relación con otro guardaespaldas, Jean Rymond Gottlieb, con el que tuvo en 1998 a su hija Camila, a quien puso el apellido Kelly, en recuerdo de la princesa Grace. Estefanía no se casó con el padre de su última niña. Por eso, Luis y Paulina entraron a formar parte de la línea sucesoria del Principado, y no así Camila. Pero ni los herederos reconocidos ni la excluida han participado de la vida palaciega ni de la mediática, salvo alguna aparición esporádica en algunas de las galas circenses que tanto gustan a Estefanía.
Los niños vivieron en las caravanas del circo con el que su madre recorrió media Europa, ya que tras los guardaespaldas decidió probar suerte con los domadores y los acróbatas. Con uno de ellos, Adans López Peres, de ascendencia española, se casó en secreto en 2003 y se divorció poco después, también discretamente.
Estefanía con el tiempo ha vuelto a palacio. Es la hermana favorita de Alberto. En el último tiempo parece también haber limado asperezas con Carolina, con quien estuvo años sin relacionarse. Fue en la boda del príncipe con Charlene, en 2011, cuando la menor de los Grimaldi apareció en la alfombra roja con sus tres hijos. Era su presentación oficial. Por primera vez, los otros Grimaldi se dejaban ver en público. En estos dos años, su presencia ha sido discreta, pero constante, en los medios de comunicación. Luis estudia dirección de empresas, pero su pasión es el fútbol, que disputa en un equipo del Principado, mientras que Paulina se ha convertido en toda una belleza que recuerda más a la de su abuela que a la de sus primas. La semana pasada, la joven dio un paso más y se paseó por todos los desfiles de la Semana de la Moda de París. No lo hizo como celebrity, ni como una Grimaldi, sino como una estudiante de moda que toma apuntes para sus estudios. Instalada en la capital francesa, vive ya bajo el objetivo de los fotógrafos que han encontrado en ella otro personaje que vender. Su medio hermana Camila, en cambio, todavía permanece bajo la protección de su madre.
“Ellos son lo mejor de mi vida”, dijo hace solo unas semanas Estefanía mientras presidía orgullosa con ellos una gala organizada para recaudar fondos para Fightaids, una fundación creada por ella que atiende a personas que padecen sida. A sus 48 años, Estefanía sigue viviendo a su aire, pero ya ha dejado de ser la única que rompe las normas. Sus sobrinos Andrea y Carlota la han superado. Es quizá el momento de que Luis, Paulina y Camila ocupen su lugar en el balcón del Principado, aunque es probable que ellos prefieran otra vida y declinen la oferta. Son otro tipo de Grimaldi.
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