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Lady Nascar ruge en un mundo de chicos

Es la quinta deportista mejor pagada y una de las cien mujeres más poderosas del mundo Se ha abierto un camino en un ecosistema hecho por y para hombres y ahora es su activo más precioso

Oriol Puigdemont
Danica Patrick posa junto a un Chevrolet Camaro fuxia el pasado 1 de octubre en Nueva York.
Danica Patrick posa junto a un Chevrolet Camaro fuxia el pasado 1 de octubre en Nueva York.Getty Images

A diferencia de esas famosas de ahora que se desnudan para tratar de apurar tanto como puedan su efímero tirón mediático, Danica Patrick (Beloit, Wisconsin, 1982) lo hizo al revés, primero se quitó la ropa para FHM y aquel explosivo reportaje de abril de 2003 le permitió acercarse al objetivo que perseguía desde que apenas levantaba tres palmos del suelo: ser piloto de carreras. Cumplidos ya los 31 años, Patrick es ahora un icono a nivel mundial, la quinta deportista mejor pagada del mundo según Forbes (11 millones de euros anuales), la 91ª celebridad en la lista de las mujeres más poderosas del planeta y el mejor reclamo publicitario que pueda existir. Su millón de seguidores en Twitter o sus más de 24 millones de referencias en Google son un par de buenos indicadores de la dimensión de este fenómeno de los circuitos ovales y del papel couché.

Que un bellezón logre triunfar en Estados Unidos en un campeonato tan machista como el NASCAR requiere por encima de todo tenerlos muy bien puestos, y la falta de complejos es uno de esos valores que tanto aprecian los anunciantes. Compañías como Go Daddy, la empresa de compraventa de dominios en la red más importante del mundo, la marca de coches Chevrolet, la relojera Tissot o Coca Cola son algunos de los principales patrocinadores de la ‘Princesa de la Velocidad’ o ‘Lady Nascar’. Entre todos le sueltan anualmente 6,5 millones de euros, al margen de los 4,5 de la ficha que recibe de su equipo, el Stewart Haas Racing.

La final de la Super Bowl que el año pasado jugaron los New York Giants y los New England Patriots sigue siendo el show más visto de la historia, con una audiencia acumulada de 111,3 millones de espectadores y un 71% de share. Patrick protagonizó varios de los anuncios (Go Daddy y Chevrolet) que se proyectaron en los tiempos muertos, spots de 30 segundos que se pagaron a 2,5 millones de euros cada uno. La popularidad de esta norteamericana la ha llevado a aparecer en formato animado en los Simpsons y South Park, e incluso Sega creó su personaje y lo incorporó a una de las secuelas de Sonic, su videojuego más conocido.

Aparece en 'Los Simpson' y 'South Park' y Sega incorporó su personaje a una secuela de su videojuego 'Sonic'

Patrick se encuentra ahora en lo más alto de un Everest que ha escalado desde la base con el plus de dificultad que supuso inmiscuirse en un ecosistema hecho por y para los hombres. Sin embargo, ha sabido jugar sus cartas y les ha dado la vuelta, y ha terminado por convencer a todo el mundo, incluso a aquellos que solo veían en ella la púrpura del marketing. La prensa especializada que se le tiró a la yugular cuando puso un pie en NASCAR ahora la protege como uno de sus activos más preciosos, un giro comprensible tratándose de un certamen cuya popularidad ha caído considerablemente en los últimos tiempos –la asistencia media de la temporada pasada (98.000 espectadores) es la más baja de la historia–. “No me siento distinta por el hecho de ser mujer. El resto de pilotos me trata exactamente igual que a los demás y así es como debe ser. Yo no quiero ser la chica más rápida, mi único objetivo es ganarles a todos ellos”, asegura ella.

Éxito rodado

Danica Patrick (en la imagen, en un acto en Nueva York hace unas semanas) tiene un millón de seguidores en Twitter y 24 millones de referencias en Google. Fue la primera mujer en liderar las 500 Millas de Indianápolis. A los 26 años venció en las 300 de Motegi. Serena Williams ostenta el récord de ganancias entre las deportistas con 50 millones de dólares al año; Patrick gana 11 millones.

El relato que acompaña a Patrick no es muy distinto al de la mayoría de sus rivales actuales o incluso al de muchos pilotos de Fórmula 1. Al igual que Alonso, Vettel y compañía, ella también dio sus primeros volantazos subida a un kart cuando apenas levantaba tres palmos del suelo. Después de ganar varios campeonatos nacionales probó suerte en Europa (Fórmula Ford) para medirse con pilotos de más nivel, antes de volver a Norteamérica a correr en Indy (monoplazas), donde estuvo siete años, siendo elegida en seis ocasiones piloto más popular del campeonato.

En 2005, con solo 23 años, se convirtió en la primera mujer en liderar las 500 millas de Indianápolis (terminó cuarta), y tres años después ganó las 300 de Motegi (Japón), algo inédito hasta entonces. Cada una de estas hazañas vino acompañada de la consiguiente portada de Sports Illustrated, a las que siguieron otras muchas. Incluso Playboy le hizo una oferta que ella rechazó. Este año, ya como una de las estrellas más refulgentes de Sprint Cup, la máxima categoría de NASCAR, la volvió a liar al lograr la pole en las 500 millas de Daytona, siendo de nuevo la pionera en conseguirlo. “No se deje engañar por el color rosa que pueda acompañarle o por su esmalte de uñas. Cuando te da la mano es como si lo hiciera sin camionero. Ese es su yin y su yang. El exterior es agradable y bonito, pero debajo de esa primera capa hay alguien duro como el acero”, dice de ella Bobby Rahal, ganador de las 500 Millas de Indianápolis en 1986 y una de las personas que mejor la conoce.

Si a sus ojos Danica es una especie de Superman, será porque uno de sus superpoderes es su habilidad para promocionarse. En Daytona, la parrilla se configuró un fin de semana y la carrera se disputó al siguiente. Ella exprimió su pole como el mejor gancho y la fue administrando hasta el domingo, en que fue portada del USA Today. Tampoco sorprendió que poco antes del Media Day, la jornada de puertas abiertas a la prensa, anunciara su relación con Ricky Stenhouse Jr, otra de las estrellas de NASCAR. Eso provocó que saliera en todas las revistas, no solo en las de la gasolina, y que las caras de ella y su nuevo novio –antes estuvo casada siete años con su fisioterapeuta, Paul Edward Hospenthal, de quien se separó en noviembre de 2012– aparecieran hasta en la sopa.

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