El sonido de la marca España
Esta semana he estado en dos sitios totalmente distintos de mi ciudad. El pasado lunes fui con mis hijas a la feria de las fiestas locales, donde no me sorprendió tanto el atronador sonido de las distintas atracciones de feria como la calidad del equipo, en el que se oía a la perfección no alterada por los muchos vatios y se entendía perfectamente la letra de la canción tonta del momento.
Sin embargo, el martes fui a una conferencia en la Universidad Politécnica de Cartagena sobre un inventor al que hace 125 años las autoridades ningunearon de mala manera: Isaac Peral. En este caso, el sonido de la sala era infame, con interferencias, acoples y una penosa baja potencia que hizo que no entendiéramos casi nada de lo que dijo el conferenciante.
Me acordé de la Marca España. Un país que sí es capaz de sonar perfectamente para el chunda-chunda de unas fiestas vulgares y que a la hora de homenajear a un inventor incomprendido del siglo XIX, suena bajo y sin oírse en una universidad politécnica menguante que ya no tiene dinero ni para altavoces nuevos en el siglo XXI.— José Ibarra Bastida.
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