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¿Quién es Bob Colacello?

El periódista que escribió sobre el rey Juan Carlos y la princesa Corinna explica cómo ella le contó cómo se distribuyeron las cabañas de Botsuana: "El Rey, en la suya; no hubo "hanky-panky"

Boris Izaguirre
El periodista Bob Colacello, en el homenaje que recibió en la Academia de Arte de Nueva York en abril.
El periodista Bob Colacello, en el homenaje que recibió en la Academia de Arte de Nueva York en abril. nicholas nunt (cordon)

Bob Colacello se ha hecho repentinamente conocido en nuestro país como el prestigioso periodista americano que ha escrito un artículo en la edición internacional de Vanity Fair sobre el rey Juan Carlos, España y la conflictiva princesa Corinna.

Colacello está entre los mitos fundacionales de mi generación. Sus crónicas sociales del Nueva York de finales de los setenta y principios de los ochenta, publicadas en la revista Interview de Andy Warhol, cimentaron el mito de Studio 54 como mucho más que una discoteca y transformaron el lenguaje gacetillero, una retahíla de nombres que danzan siempre en los mismos bailes, en una reflexión sobre su tiempo y su país después de la debacle de Vietnam y durante una profunda recesión económica. Colacello también formó parte del núcleo de personas que colaboraron en hacer de Warhol una poderosa empresa artística. La montaña rusa que fueron sus años al lado del pintor están vivamente analizados en su libro Holy terror: Andy Warhol up close, que será reeditado (“y actualizado, no deja de morirse gente”) la próxima primavera.

Desde los años ochenta, Bob Colacelllo es una de las firmas estrella del Vanity Fair americano. Legendarias son sus crónicas sobre la princesa Gloria von Thurn und Taxis cuando era alocada y celebraba su cumpleaños vestida de María Antonieta. O los solitarios últimos días de Sao Schlumberger, una sofisticada millonaria del petróleo. Su visita a Madrid fue durante un receso de su próximo libro: la biografía de Nancy Reagan.

Dentro del extenso reportaje sobre nuestro Monarca, que es también una radiografía hecha en Estados Unidos sobre la salud actual de España, su conversación con Corinna no ha parado de dar titulares. Cómo se preocupa por la salud de su amigo el Rey o que él le llame con frecuencia para preguntarle por sus hijos. Es muy del estilo Colacello cuando explica cómo se distribuían las cabañas en la expedición a Botsuana: “El Rey en su cabaña, mi primer marido y mi hijo en otra, yo en la mía. No hubo hanky-panky”, una expresión muy cowboy para referirse al cachondeo. Resulta igualmente muy americano su interés por saber cómo se amasó la discreta fortuna de “2.000 millones de dólares” del Monarca.

Desde los años ochenta, Bob Colacelllo es una de las firmas estrella del 'Vanity Fair' americano.

En su visita a Madrid, Colacello y yo nos reunimos en el hotel Ritz. Con traje oscuro, el pelo perfecto, una pequeña libreta en vez de grabadora y sus ojos protegidos por espesas gafas. Se expresa con un sólido acento neoyorquino, voz grave y el deleite de disfrutar con el idioma. Tomaba notas con parsimonia al mismo tiempo que atendía su móvil, que no es smartphone. Le interesaba saber si era cierto que Bárbara Rey hubiera visto invadida su intimidad por unos supuestos vídeos secretos. Y encontraba hilarantes sus contenidos, que le habían relatado en cenas tanto en Manhattan como Madrid. Se entusiasmó cuando le conté que en Madrid se supo de Corinna porque se llevaba a la mejor manicurista de la alta sociedad local en sus viajes. “Siempre pasa así, ¿no?, lo gordo empieza por las cosas más pequeñas”, dijo.

El artículo que ha escrito a propósito del escándalo que sobrevuela a la Corona es, en efecto, un warhol agoyescado sobre el país que vivimos cada día. Y me apena que no use WhatsApp porque no puedo enviarle la canción del momento: Café con leche Remix. En la exitosa microcan-ción el acento de la alcaldesa de Madrid suena como el de nuestras madres cuando quieren parecer mundanas. Pero el resultado es muy pegadizo y bailable. Cuando ella dice en su inglés “Madrid es lo más maravilloso en the world”, el ritmo enloquece repitiendo in the wol, in the wol... es una risa. A la alcaldesa le han venido genial estas clases de inglés, la han hecho no solo más popular sino también más discotequera. Aunque confirma que la que paga todo el desaguisado es ella mientras que a los demás les sale gratis el café con leche. No ha pasado tanto —el martes de la semana pasada— desde que los periódicos dedicaran portadas a la alcaldesa y el Príncipe caminando maravillosos en Buenos Aires. Ahora ella es la única solista de la canción de verano, cuando este se apaga, igual que su carrera política.

Quizás por eso ha vuelto a sonar la canción del retorno de Esperanza Aguirre a la política, pero insinuando que a ella puede quedarle pequeño el traje que a Botella le quedaba grande y, finalmente, mal ante el COI. También de repente Corinna ha vuelto a cantar, esta vez en la entrevista de Colacello. Pareciera que a pesar de la facilidad con la que se ocultó durante años, ahora costará muchísimo alejarla de los titulares y del corazón de Madrid. Pero estas canciones no deberían silenciar la gran balada de septiembre: Cristiano y Gareth. En la foto están saludándose cual superhéroes con sus respectivos neceseres bien sujetos bajo el brazo. El de Gareth Bale es de chico casado, más cargado de ilusiones que de desodorantes. El de Cristiano, que combina varios tipos de piel, es más abultado, repleto de experiencia, hidratantes, trucos y soltería. Frente a la pujanza latinoamericana del dúo Neymar-Messi, los reyes del Real Madrid son la demostración de que, por maltrecha que esté Europa, su dominio estético en cualquier campo es siempre caro pero irresistible.

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