Goethe en La Palma
La isla se queda sin luz como si regresara a siglos pasados donde la electricidad no existía
Según la leyenda, Goethe, el gran escritor alemán, murió tras decir estas palabras: “Luz, más luz”. Lewis Carroll, el autor de Alicia en el país de las maravillas, escribió: “Me gustaría saber cómo es la luz de una vela cuando está apagada”. Antes de que la luz fuera un milagro sin importancia, porque paso a ser de uso cotidiano, fue un mito, una aspiración y una guía. Desde hace mucho tiempo tener luz es lo natural, de día y de noche. De hecho la civilización del siglo XXI se mueve por la luz, la electricidad está en el principio de todas las cosas, es el dios contemporáneo.
Pero toda esa historia que hace a la luz una preocupación y una aspiración del pasado volvió de golpe a la isla de La Palma, quizá la más verde de las islas Canarias, conocida también por haber sido una adelantada en España de las ideas que dominaron, precisamente, en el Siglo de la Luces. Resulta que el último martes se fue la luz en La Palma y, como si se hubieran borrado de repente varios siglos, la isla dejó de estar iluminada.
Ocurrió en 2009 y en 2010, y en ambas ocasiones el absoluto fallo eléctrico fue debido a las inclemencias del tiempo. Pero esta vez La Palma lucía, a las tres de la tarde, uno de sus días más luminosos. En ese momento, y durante seis horas, dejó de existir la luz eléctrica. Endesa, que es la compañía titular, y la única, declaró “el cero energético” resolvió a tramos el enorme apagón y seis horas más tarde aún estaba restituyendo la luz en algunos de los principales centros urbanos y agrícolas de La Palma.
El presidente de la delegación de las Cámaras en la isla, Mauro Fernández, señalo, después de una reunión, que resulta inconcebible “en pleno siglo XXI que se tarde más de cinco horas en reponer el suministro eléctrico a nivel insular”. Lo que se dice en La Palma es que Endesa nunca ha tomado las medidas oportunas para que estos fallos no se reproduzcan y tampoco se ha ocupado de que no ocurran nunca. Se dice además que si esto hubiera ocurrido fuera de un ámbito tan encerrado como el de una isla, a esta empresa eléctrica ya le hubieran salido los colores. Lo que Endesa ha logrado es llevar a La Palma a la época en que Lewis Carroll y Goethe se asombraron de la existencia de luz.
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