Desesperación convertida en delito

Tras muchos años de convivencia, de dura lucha en la vida, de sinsabores, de alegrías, debe ser muy difícil observar a tu compañera de toda la vida sufrir la enfermedad de Alzheimer y no poder hacer nada. Nada. Cuidarla tú solo porque han desparecido las ayudas porque nos dicen, nos repiten, hay que ahorrar en la dependencia y en otros servicios sociales.

Debe ser muy complicado. Muchas horas en vela cuidándola. Verla sin que te reconozca, sin que te agradezca tus últimos esfuerzos por darle una vida digna cuando el Estado, la sociedad os da la espalda. Tiene que ser terrible decidir que la mejor solución es acabar con el sufrimiento de tu compañera, dado que no hay otra salida. Y tras esa tremenda decisión, suicidarte porque sin tu compañera ya no eres nada.

Esto ha ocurrido en el Principado de Asturias. ¿Cuál ha sido la respuesta? Un delito de violencia de género. Todo el sufrimiento en soledad, toda la desesperación contenida, se convierte en un delito. Y me pregunto, ¿es esta la sociedad que vamos a dejar a nuestros hijos?— Roberto Villar.