Las “ventajas” de un perro grande
Imagen de la serie de dibujos animados Scooby Doo
Ningún dueño cambiaría a su perro por ningún otro, independientemente de la raza, el género, e, incluso, yo diría que hasta el carácter. Pero lo cierto es que, en cuestiones de perros, el tamaño importa y condiciona la vida del animal y la convivencia con él.
En verano algunos de esos condicionantes se hacen más evidentes aunque los problemas de transporte son evidentes para moverse simplemente por una gran ciudad. A la hora de planificar unas vacaciones con nuestro perro hay que seleccionar bien el destino porque, independientemente de su tamaño, muchas playas españolas, por ejemplo, no admiten perros en verano y eso puede condicionar la actividad familiar. También debemos asegurarnos de que el alojamiento elegido permita llevar perros de cualquier tamaño, porque no siempre es así y muchas veces esos establecimientos tampoco cuentan con un lugar específico para los canes, que deben compartir habitación con sus dueños. Si el viaje incluye un vuelo en avión, la opción de viajar con un perro de más de 10 kilos en cabina está descartada y no todas las líneas aéreas admiten perros en su bodega. Lo mismo sucede con el barco o el ferrocarril, no existe una normativa nacional que fije un único criterio para los animales de compañía y son las propias empresas las que fijan las condiciones de transporte de animales. Si el viaje con sus dueños queda descartado, otra opción habitual es dejar el perro con algún familiar o amigo, algo más fácil de conseguir con canes de menor tamaño. [Aquí tienes más información sobre los viajes con perro]
En caso contrario, habrá que optar por una residencia canina y en estos casos el coste por día es normalmente mayor para perros más grandes. Afortunadamente, los nuevos modelos de cuidadores permiten una mayor flexibilidad.
El adiestrador Antonio Lence ya escribió en este blog que a la hora de tomar la decisión de traer un perro a casa uno de los factores que el potencial dueño debía tener en cuenta era si podía hacer frente a los gastos que lleva aparejados una mascota. La residencia puede ser un gasto puntual pero hay muchos otros que condicionan el día a día: mayor consumo de pienso, vacunas más caras, mayor demanda de tiempo para ejercitarle… y mayor gasto en entrenadores o adiestradores. “Los dueños de los perros grandes son más conscientes de la necesidad de controlar a sus mascotas y de imponerles una disciplina. En realidad, no hay tanta diferencia de comportamiento respecto a perros más pequeños solo que sus dueños temen no poderles controlar en determinadas situaciones y el tamaño impone”, asegura Amaya Hurtado, veterinaria de la Clínica Veterinaria Castelló.
También la salud se ve condicionada por el tamaño. Los perros grandes presentan muchos más problemas con las articulaciones que las razas más pequeñas. “La displasia de codo y de cadera es mucho más frecuente en estas razas, así como los ligamentos cruzados. Hay que tener especial cuidado cuando son cachorros, para evitar que un exceso de peso o de ejercicio dificulte su correcto crecimiento”, apunta. “También son más propensos a la torsión de estómago, porque las ingestas más grandes lo propician. Por eso es muy importante repartir las comidas y evitar los atracones”, subraya.
Por no hablar de la necesidad de espacio. Es difícil imaginar un dogo alemán en una vivienda de 40 metros cuadrados o a un amante de las pequeñas figuritas de porcelana distribuidas por las mesitas auxiliares haciendo frente a la felicidad que expresa su perro moviendo la cola. Pero no hay nada imposible y solo debemos ser conscientes de las necesidades de todos los que vayan a compartir la vivienda.
Dicho lo cual, muchos dueños de perros grandes creerán que me olvido de lo más importante: que todo lo que dan compensa con creces cualquier problema que puedan plantear y que su cariño resulta proporcional al tamaño. Esa es, al menos, mi experiencia personal. Claro que lo mío deben ser los perros grandes. Grande es Coco, un labrador chocolate que ya ha aparecido por este blog, y más grande aún es Rolo, un mastín adorable que vive en el campo y al que un caballo pisó cuando apenas era un cachorro, un extremo que desconocíamos cuando llegó a casa y que está complicando su vida adulta. La enorme capacidad de estos dos perros de buen tamaño para interactuar con la gente, jugar, correr, tumbarse a tu lado y resistir largos paseos compensa cualquier pega que pudiera tener convivir con ellos.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.