¿Comemos veneno?
Por Montse Escutia, ingeniera agrónoma especializada en agricultura ecológica y colaboradora de la revista The Ecologist
En su nuevo libro la periodista afirma que hay una relación directa entre lo que comemos y el aumento espectacular de algunas enfermedades como la obesidad, la diabetes y el cáncer. Otro tema controvertido. ¿La exposición a miles de contaminantes nos vuelve más vulnerables a enfermedades? ¿Ha dejado de servir el principio de que "la dosis hace el veneno"? ¿Estamos colapsando los sistemas de desintoxicación de nuestro cuerpo sometiéndolo a un constante cóctel de compuestos sintetizados en laboratorio? No tengo la respuesta pero vale la pena escuchar y leer los estudios del doctor Nicolás Olea, catedrático de Medicina de la Universidad de Granada, y del doctor Miquel Porta, catedrático de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad Autónoma de Barcelona, por poner dos ejemplos de científicos nacionales.
De nuestros vecinos franceses nos llega material francamente interesante. A mí me impactó especialmente la película "Nos enfants nous accuserons" de Jean-Paul Jaud. Este documental explica la experiencia de Barjac, un pequeño pueblo del sudeste francés, cuyo alcalde decide que en el comedor escolar sólo se servirán alimentos ecológicos. La experiencia sirve para abordar el tema del incremento de enfermedades relacionadas con la contaminación ambiental. El título "Nuestros hijos nos acusarán" apela a nuestra conciencia como especie. ¿Qué mundo van a heredar nuestros hijos? ¿Por primera vez en la historia de la humanidad la salud de nuestros hijos va a ser peor que la de nuestros padres, por muchos avances tecnológicos que experimente la medicina?
¿Qué es la salud de una población? Alguien me contó que en la antigua China los médicos cobraban mientras sus pacientes se mantenían en salud. Cuando estos caían enfermos dejaban de cobrar. No sé si es cierto pero ilustra muy bien aquello a lo que una sociedad debería aspirar: a proporcionar a todos las condiciones necesarias para vivir en salud. La alimentación es uno de los pilares de nuestra salud y tendríamos que tener la certeza absoluta de que lo que ingerimos es un verdadero alimento para nuestro cuerpo y no algo que nos envenena lentamente.
He oído muchas veces que lo natural no es sinónimo de bueno ni lo químico sinónimo de malo pues también hay venenos naturales y gracias a sustancias químicas como el cloro aplicado al agua se han salvado muchas vidas. Totalmente de acuerdo, pero deberíamos ser más humildes y aceptar que no tenemos ni idea de lo que pasa en nuestro cuerpo con el cóctel de sustancias químicas nuevas que los procesos biológicos y fisiológicos naturales no saben metabolizar. Y seguro que a la larga nos pasan factura. Lo más democrático sería que entre todos pudiéramos decidir cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar. Pero para ello es necesario información independiente (¿existe?), debate y una gran transparencia por parte de empresas y gobiernos en todo lo que afecta a nuestra alimentación. Casi nada.
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