Cuando la publicidad va más allá
Vivimos en una sociedad saturada de publicidad cuya única finalidad es llegar a sugestionarnos a través de mensajes y estímulos emocionales para adquirir algún tipo de bien o servicio. Este bombardeo de mensajes provoca un cierto tipo de analgésico general y cada vez se hace más difícil poder llegar realmente al público de forma efectiva.
El otro día quedé impactada por una campaña publicitaria que traspasa ese objetivo inicial y que se convierte en una herramienta para hacer llegar un mensaje a un público muy delicado. Se trata de la campaña de Ayuda a Adolescentes y Niños en Riesgo (ANAR), cuyo fin es ayudar a este colectivo de personas que puedan sufrir algún tipo de maltrato o abuso.
¿Cómo se puede llegar a este colectivo de forma eficiente para que puedan realmente pedir ayuda a la fundación? Pues bien, la campaña de ANAR utiliza una valla publicitaria cuyo mensaje se transforma dependiendo de la altura de quien la mire. A la altura del adulto, el mensaje es la fotografía de un niño y la frase: “A veces el maltrato infantil solo es visible para el niño que lo sufre”. A la altura del niño, el mensaje se transforma, y la imagen del niño, antes normal, ahora es la misma, pero con moratones y signos evidentes de violencia y aparece el mensaje: “Si alguien te hace daño, llámanos y te ayudaremos”.
Me parece una excelente idea tanto a nivel de creatividad como de eficacia para llegar al público que necesitan.
A veces, la publicidad se transforma, adquiriendo valores que van más allá de los comerciales, valores sociales y éticos muy necesarios para nuestra sociedad.— Beatriz Hernández Moreno.
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