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Blogs / Gastro
Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel

Bubbles & Dogs, lo sofisticado y lo básico

José Carlos Capel

Bubbles&dogs http://www.bubbledogs.co.uk/home es uno de los locales de moda en Londres. Un bar de champagne donde no se sirve caviar, que presume de sus perritos para gourmets con 14 especialidades. En otras palabras, un negocio para ganar dinero.

Aburridos de leer comentarios elogiosos en TimeOut, y en los suplementos de ocio de otras publicaciones británicas, el pasado 27 de abril decidimos ponernos a la cola para averiguar lo que se cuece dentro. Por supuesto, no admiten reservas, salvo para grupos de 6 personas en adelante.

Empezaba a oscurecer y llovía cuando la risueña recepcionista nos anunció a pie de calle que calculáramos 45 minutos de cola. Nada nuevo. Hace un mes en Nueva York soporté esperas parecidas para probar hamburguesas que me decepcionaron.

Las fotos que acompañan esta entrada son bastante malas. Carecen de luz y están medio borrosas. Eso sí, reflejan el ambiente del local en penumbra con mesas altas y taburetes incomodísimos donde una clientela joven se apretuja entregada. Un cuchitril neo chic que ha conectado con cierto público londinense.

Cuando por fin nos tocó el turno, nos acomodaron al filo de la escalera, sobre la misma barandilla en una repisa inverosímil. El ruido era atroz y no había forma de entender al camarero. Al cabo de 15 minutos llegaron nuestros perritos y dos copas de champagne Vilmart de un “petit vigneron” que elegimos a ojo.

Después del primer mordisco no daba crédito. Me encontré con una salchicha de piel dura y sabor mediocre. La acompañaban guarniciones que me parecieron grasientas.

¿Tan difícil es encontrar buenas salchichas en Londres? En absoluto.

Dejamos los perritos casi intactos, nos bebimos el champagne, muy bueno, pagamos la cuenta 34,88 Libras (44 euros) y salimos aturdidos. En aquel momento y pese a la lluvia, la cola seguía creciendo. Aparte, Bubbledogs tiene una mesa del chef, de reserva inabordable, para muy pocas personas.

Aunque lo que sucede en los países anglosajones no sea extrapolable a otros lugares hay tendencias que parecen imponerse en grandes ciudades. Bajo la lluvia me fui haciendo reflexiones.

Está claro que montar un negocio urbano de éxito no requiere ni la presencia de un cocinero famoso ni inversiones desmesuradas. Basta con desarrollar una idea y ponerla de moda con una agencia de comunicación que maneje los hilos. Con frecuencia la comida pasa a un segundo plano.

Empiezo a pensar que el movimiento hipster y la llamada subcultura contemporánea merecen un análisis sociológico porque poseen más miga de la que parece. http://es.wikipedia.org/wiki/Hipster_(subcultura_contempor%C3%A1nea)

No se explica de otra manera que los neobistrós de moda en Paris y muchos de los locales efervescentes en Nueva York y Londres ofrezcan interiorismos tan austeros, al filo de lo cutre.

¿Alguien es capaz de explicarme la afición por las colas? En Nueva York se habla mucho de esa generación de jóvenes cocineros que no reservan mesa y, sin embargo, cuentan con una clientela incondicional que soporta incomodidades en la calle http://newyork.grubstreet.com/2012/10/new-york-restaurant-line-reviews.html

De momento solo tengo clara una cosa. El mundo de la hostelería está cambiando deprisa y sus movimientos me desbordan. En twiter: @JCCapel

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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