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PORTERA DE DÍA
Columna
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¡Qué imputada!

Te digo yo que la infanta Cristina se va de rositas, y aquí nos quedamos mi sombrero y yo muertos de risa. Compuesta y sin cuesta

Luz Sánchez-Mellado
La infanta Cristina salía el martes de su trabajo en La Caixa.
La infanta Cristina salía el martes de su trabajo en La Caixa.EFE

¡Jesús, María y José! No, no me he convertido al catolicismo de repente, y eso que tengo al obispo Reig Plà haciéndome escrache todos los santos findes cortándome el tráfico de mi pueblo con sus procesiones. No, a Dios gracias sigo siendo agnóstica, hiperbólica y humana. Lo que pasa es que me estoy acordando del hijo, la madre y el padre de algunas señorías. ¿Tú te crees que, justo ahora que había pillado un tocado rollo Philip Treacy para cubrir la Declaración del Milenio, va la Audiencia de Palma y me desimputa a la Infanta? A ver, que yo soy acérrima de la presunción de inocencia y a presuntuosa no me gana nadie, pero que te tengan un mes de reloj que si sí, que si no, para luego dejarte compuesta y sin Cuesta no es de recibo.

Ese es el problema: no tengo el ticket y no puedo devolverlo. El pamelón, digo. Ideal de la eutanasia, tenías que verlo: una alegoría de la Galaxia Gutenberg con satélites incluidos para asegurarme plano en la tele y de paso darles en los morros a los agoreros que dicen que el papel ha muerto. Clavadito a uno que llevó Pippa Middleton en una boda de un primo sexto en Escocia, no te digo más que eso. Pero ahora, o me invitan a un bodón hiperpijo como el de María Colonques, heredera del imperio Porcelanosa, donde hay que ir alicatada hasta el cráneo, o me como el planetario con proteínas. Las patatas ni mentarlas, que estoy otra vez con la dieta Dukan y el efecto yoyó lo inventé yo en persona.

Hablando de hidratos de carbono, yo ya me olía la tostada. Desde que papá Juan Carlos cogió el embolado por los cuernos y fichó a un padre de la Constitución, qué menos, como abogado de la hija pródiga, a Cristina se la veía otra cara. No sé: menos seca, más humana, menos rara. A ella, y al marido, todo hay que decirlo. Como si estuvieran o estuviesen muchísimo más tranquilos. A ver, que yo no digo que nadie presionara a nadie, ni mucho menos que prevaricara, para varices las mías. Pero que el auto de marras se lava las manos, le da a la Infanta una de cal y otra de arena y le pasa la patata caliente al juez Castro, lo ve hasta esta lega en la materia. Y vale ya, que he dicho que no voy a nombrar los alimentos prohibidos, o se me hace la boca agua y engordo dos kilos por retención de líquidos.

Que pida más datos a la Agencia Tributaria por si hubiera delito fiscal, sugieren los magistrados de la Audiencia a su colega, los muy ladinos. O sea, que el que tiene la pelota en el tejado es Montoro el Acusica, pero como ande tan fino como con Bárcenas, te digo yo que Cristina se va de rositas, y aquí nos quedamos mi sombrero y yo muertos de risa. Ahora, que si es a Catar, yo que tú ataba corto a Iñaki, princesa. Vale que la jequesa Mozah está mayor y ha parido siete hijos del jeque, pero tiene obras públicas que adjudicar por un tubo y pinta de dejarse querer más que Madina y Talegón juntos. Y dicho esto, me voy a misa. Sí, qué pasa, tampoco creo en meigas y haberlas haylas. Ahora mismo le pongo una vela a San Expedito, el santo de las causas urgentes, como manda el telediario de La 1, y lo mismo estreno tocado antes del verano. Si no es en la Cuesta, en la comunión de mi sobrino.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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