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Cárcel de lujo para el exministro

El británico Chris Huhne cumple pena en un centro con pistas de tenis, clases de pilates, comida biológica y en el que los reos tienen llaves de su celda

Chris Huhne, el pasado 11 de marzo, cuando ingresó en la cárcel.
Chris Huhne, el pasado 11 de marzo, cuando ingresó en la cárcel.STEFAN WERMUTH (Reuters)

Hace dos años, Chris Huhne era la estrella ascendente de los liberales-demócratas británicos y favorito para suceder al alicaído Nick Clegg al frente del partido. Hace algo más de un año dimitió como ministro de Energía para defenderse de la acusación de que había engañado a la policía al convencer a su mujer de que declarara que era ella, y no él, quien conducía cuando le multaron por exceso de velocidad. En febrero, al comenzar el juicio, se declaró culpable. El 11 de marzo empezó a cumplir un a sentencia de ocho meses de cárcel por obstrucción de la Justicia, la misma pena que le cayó a su mujer, la economista Vicky Price.

Huhne cumplió los primeros días de prisión en la cárcel de Wandsworth, una de las más tenebrosas del país. Al cabo de una semana fue trasladado a la prisión abierta de Leyhill, donde los reos tienen llaves de su propia celda y tienen a su disposición tres pistas de tenis, campo de fútbol y de hockey sobre hierba, un gimnasio en el que pueden recibir clases de pilates y una cantina en la que se sirven productos biológicos cultivados en las huertas de la prisión.

En una carta enviada a Jonathan Aitken, otro ex político que pasó por prisión, Huhne ha explicado que le parece “fascinante” la experiencia que está viviendo y que le está despertando el instinto de reportero que aún mantiene de su vieja profesión de periodista, a la que se dedicó de joven antes de hacerse rico en la City y de entrar en política.

La prisión de Wandsworth, situada en el sudoeste de Londres, fue construida en 1851 y suele estar superpoblada. Entre sus inquilinos más famosos se cuentan Oscar Wilde y el fundador de WikiLeaks, Julian Assange

Aitken había sido diputado conservador durante 24 años y ministro cuando en 1999 fue condenado a 18 meses por perjurio y llegó a pasar siete meses en prisión. “No le conozco muy bien, pero le escribí una carta cuando se supo que acabaría en prisión y recibí una hermosa respuesta. Creo que le parecieron útiles algunos de los consejos que le di para prisioneros de alto rango”, ha explicado Aitken en una entrevista en la BBC.

Convertido en devoto cristiano durante su experiencia carcelaria, el ex político conservador le envió a su colega liberal un libro escrito por él mismo, “Salmos para gente bajo presión”. “Recibí hace unos días una carta de respuesta y era bastante optimista y positiva en el tono”. “Dice que le ha parecido fascinante la experiencia de haber pasado por Wandsworth y Leyhill, un adjetivo sorprendentemente positivo para referirse a la cárcel”, explicó.

“Tengo la impresión general por sus cartas de que se encuentra bastante bien. Me ha dicho que su vieja curiosidad periodística se ha reavivado mucho con esta experiencia y que hay muchas buenas historias allí, añadió Aitken. Pero no ha detectado señales de arrepentimiento en el ex político liberal. “No era una correspondencia confesional, sino más bien para levantar el ánimo. Por lo tanto no había ninguna pista sobre arrepentimiento, excepto quizás el hecho de que está leyendo el libro sobre los salmos, que suelen estar llenos de arrepentimiento”.

La prisión de Wandsworth, situada en el sudoeste de Londres, fue construida en 1851 y suele estar superpoblada. Entre sus inquilinos más famosos se cuentan Oscar Wilde; el fundador de WikiLeaks, Julian Assange; y Ronnie Bigs, el cerebro del famoso atraco al tren de Glasgow en 1963, que se escapó de Wansdworth en 1965 y logró vivir durante años refugiado en Brasil hasta que decidió entregarse en 2001.

La prisión abierta de Leyhill, en cambio, era originariamente un hospital militar estadounidense construido durante la II Guerra Mundial reconvertido en prisión en 1946. Su régimen abierto intenta preparar a los reos para su reintegración en la sociedad, pero la prisión ha sido criticada por el alto número de inquilinos que deciden marcharse por su cuenta y escapar antes de ser puestos en libertad.

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