Hijo del vicepresidente, yerno de Madonna
Timothée Chalamet era, hasta ahora, conocido por un papel secundario en la serie 'Homeland' La prensa estadounidense lo sitúa como el primer novio de Lourdes María Ciccone, hija de la Ambición Rubia del pop
¿Por qué le suena tanto a tantos?
La fortuna de Timothée Chalamet ha estado este año relacionada indirectamente con las de las hijas de de su entorno. La primera es Dana Brody, retoña en la ficción del solapado protagonista de Homeland. A los productores de la serie les gustó tanto la interpretación de la adolescente Morgan Saylor en la primera temporada que decidieron darle su propia trama en la siguiente. Y así cambió la vida a este actor de 18 años y cara de hijo ilegítimo del legislador Paul Ryan: fue elegido para encarnar a Finn Walden, el egoísta hijo del todavía más egoísta vicepresidente Walden en el universo de la serie, y acompañar a Dana en su estreno como personaje con escenas propias.
¿Ha debutado por derecho propio?
La segunda hija de en cambiarle la vida no está, quizá, tanto de moda, pero tiene la ventaja de que existe en el mundo real: su novia. A la sazón, según The New York Post, una de sus compañeras en el instituto neoyorquino Fiorello H. LaGuardia (más famoso por ser la inspiración de la escuela de Fama). A la sazón, Lourdes María Ciccone, la hija de 16 años de la Ambición Rubia y el bailarín Carlos Rubio, estudiante en LaGuardia desde que esta accedió a matricularla allí (a regañadientes, eso sí, si bien con una madre que se ha pasado la vida predicando la expresión personal, lo raro sería querer estudiar Ingeniería de Caminos). Esta semana, los tabloides han explotado con la exclusiva que una fuente anónima daba al Post: Lourdes había desoído a su madre, que le había prohibido salir con chicos hasta los 18 años, y estaba saliendo con Chalamet.
¿El rostro conocido de un hombre desconocido?
Esto, a su vez, ha lanzado al joven actor al estrellato mediático. A unos meses de su graduación, y con una presencia online limitada a una ácida cuenta en Twitter, en la que bromea sobre los tópicos que otros tuitean y lamenta su falta de músculo y de pelo en el pecho (el humor autoparódico es su fuerte, a juzgar por el exitoso monólogo que interpretó ante sus compañeros este año), Chalamet era un virtual desconocido incluso para lo pequeño de su papel en Homeland. Trabaja desde los 13 años, pero su papel más grande hasta entonces habían sido cuatro capítulos de Royal pains, y los espectadores de Homeland que odiaban a su personaje intentaron buscarle la ruina exhibiendo un vídeo en el que rapeaba con poco tino en una función del instituto. Ahora esos hitos quedan eclipsados. Ha estrenado a Madonna como nuera. Ya puede esmerarse para superar eso.
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